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Aunque el Paseo de la Reforma se ha convertido en el eje central de la movilidad sobre dos ruedas en el Distrito Federal, pues es donde se construye la Ciclovía Modelo y es la avenida que las mañanas dominicales está destinada a ciclistas, hacen falta espacios para estacionar las bicicletas.

Durante un recorrido, pudo verificarse que hoteles, restaurantes y otros negocios de esa zona carecen de espacios para estacionar bicicletas mientras se visitan esos sitios comerciales.

La excepción son algunos hoteles, como El Imperial, El Emporio, el Sheraton María Isabel o el Four Seasons, que sí cuentan con espacios para que los huéspedes o visitantes coloquen sus bicicletas sin costo. Sin embargo, destaca que el Hilton, ubicado en la avenida Juárez, admite bicicletas, pero cobra 50 pesos por resguardarlas durante una hora. Casi como a un automóvil.

El centro comercial Reforma 222 resalta entre todos los de la zona porque es el único sitio donde existe un biciestacionamiento bien instalado en su entrada. Ese espacio siempre está lleno de bicicletas. Funciona bien.

Ciclistas entrevistados en la ciclovía del Paseo de la Reforma coincidieron en que estacionan sus bicis “en donde se pueda”, pues ante la falta de biciestacionamientos oficiales, son los postes, o a veces los árboles, los que funcionan como tales.

“Sí me da miedo dejarla en la calle, pero ¿qué haces si tienes que entrar a algún lugar?”, comenta Miguel Salomón, un señor que usa la bicicleta los fines de semana por diversión, por ejercicio y “porque es más rápido”. “A mí me han robado dos (bicicletas) a pesar de que les pongo el candado y la cadena”, comenta Martín Laguna, quien desde hace unos cuatro años ha utilizado las dos ruedas como medio de transporte.

Es: “Para agarrar condición, además, es más práctico”.

Él mismo opina que debería haber, como los hay en el Centro Histórico, biciestacionamientos de aluminio, es decir las ‘u’ invertidas, porque “de plano, en Paseo de la Reforma no existen lugares destinados para nosotros”.

Sin embargo, existen algunos restaurantes o cafeterías que reciben a muchos ciclistas los domingos y es cuando sacan las rejillas de biciestacionamientos a la banqueta para brindar un espacio a sus clientes.

En la Torre Mayor, sólo hay lugar para las bicicletas de empleados y únicamente en la parte trasera del inmueble; tampoco hay dónde dejar la “bicla” si uno vista oficinas federales como el Seguro Social, la PGR o Conaculta.