OAXACA. En la secundaria de esta localidad de la sierra sur de Oaxaca, los alumnos cambiaron los refrescos de cola por agua de frutas y las golosinas empaquetadas por platos de comida durante el recreo. Ahora, el refrigerador que se usaba para enfriar bebidas gaseosas conserva vegetales con los que las madres preparan platillos para 110 alumnos.

Madres y profesores de la secundaria Manuel Altamirano acordaron rechazar la comida chatarra para evitar que los alumnos sean parte de las estadísticas de desnutrición y obesidad, una de las principales causas de diabetes y segunda causa de muerte entre los oaxaqueños.

“El cuidado del medio ambiente, es una medida integral para evitar el consumismo en las escuelas”, dijo el director del departamento de Secundarias Generales del Instituto de Educación Pública del Estado de Oaxaca (IEEPO), Sigifredo Martínez.

El proyecto tiene su antecedente en la escuela secundaria de Santa María Huatulco, donde Martínez García fue director hace 15 años y “determinamos que los niños no debían consumir refrescos, galletas y frituras que hay en las escuelas”.

Al frente del IEEPO, Martínez García decidió que la experiencia se aplicara en las 232 secundarias técnicas de la entidad, aunque se han enfrentado con intereses de las cooperativas escolares que tienen convenios con distribuidores, y sólo en nueve se han eliminado los alimentos chatarra y se impulsa, entre otros productos, el consumo de amaranto, el cual es de alto valor nutricional para los niños.

El coordinador del proyecto es el profesor Fernando Cuevas Martínez, quien dijo que, por lo pronto, los alumnos “ya no se duermen en clases”.

Cuevas Martínez criticó el papel de los legisladores del estado que en octubre de 2009 aprobaron una reforma a la Ley Estatal de Educación, en la que se propone sólo vigilar la venta de productos de bajo nivel nutricional en las cooperativas escolares, pero sin prohibir su venta.

En tanto, a las 10 de la mañana, en la secundaria Manuel Altamirano, los alumnos aprovechan el recreo para hacer fila frente a la cocina escolar para recibir su plato de amaranto con pollo, arroz blanco, tortillas y agua de avena, alimentos que son preparados por las madres voluntarias.

En el patio de la escuela los alumnos cultivan sus propias plantas de amaranto, junto con algunos árboles frutales y varias hortalizas. “La idea es que los niño aprendan a consumir estos alimentos para contrarrestar la desnutrición y la obesidad”, dijo el subdirector del plantel, Noe Cruz Pérez.

La comunidad de San Mateo Río Hondo, como muchas de Oaxaca, es de escasos recursos, por lo que los profesores impulsaron a los alumnos a instalar un invernadero para cultivar y vender sus productos y obtener dinero.

En 2009, los alumnos cultivaron flores y legumbres para tener dinero e irse de viaje de estudios a Chiapas, Veracruz y Tabasco. Las legumbres las venden en esta comunidad que cuenta con 2 mil 800 habitantes y las flores las ofertan los lunes en el tianguis de Miahuatlán de Porfirio Díaz, a 70 kilómetros de San Mateo.