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BUENOS AIRES.— En Argentina, el servicio Uber se le conoce como el de “remisse” y son tan antiguos como la necesidad de diferenciarse socialmente, aún en el traslado.

Al servicio convencional de taxis, que desde los años 90 ha evolucionado gracias a la utilización de radiotransmisores y más recientemente con las tecnologías de vanguardia, los “remisses” siempre fueron los autos de renta con chofer.

Hasta principios de los 90 se trataba de un servicio premium o de lujo, pero con la crisis y la carencia de empleo y el colapso del sistema de transporte, comenzaron a pulular las agencias de estos vehículos en los barrios, con precios diferenciados a los taxis, que se vieron obligados a prestar mejores servicios.

Así los “remisses”, que por entonces tenían una tarifa 10% más cara que un taxi, debieron invertir la ecuación y en la actualidad son más baratos que la ficha del taxi, que con los años ve cómo aumentan las empresas de radiotaxi, en su mayoría en manos de los sindicalistas del sector.

Por lo general el “remisse” se lo requiere por teléfono y son escasos los que tienen la posibilidad de cobrar con tarjetas de crédito o mediante otro dispositivo tecnológico. Sólo algunas empresas de radiotaxis ofrecen esa posibilidad.

En ambos casos, tanto taxis como “remisses” siguen cohabitando firmes por culpa del deterioro del servicio público de transporte (buses, metros, trenes), aunque aquí, la batalla por la vanguardia tecnológica la vienen ganando los taxis.