Sólo les bastó media hora a los maestros para tomar Reforma
Video. Habitantes de la ciudad de México, pese a estar en favor de la libertad de expresión, se sienten agredidos y afectados por las movilizaciones de la CNTE, por lo que hubieran preferido estuvieran en el Zócalo
Camiones con maestros de la CNTE se trasladaron desde temprana hora sobre la calzada Ignacio Zaragoza rumbo al Monumento a la Revolución.. (Foto: JAIR CABRERA. EL UNIVERSAL )
En cuestión de media hora, la avenida Reforma del tramo de Insurgentes hacia la Torre del Caballito, frente al Senado de la República, fue copada por lonas, casas de acampar, cartones, anafres y un centenar de puestos ambulantes que ‘hicieron su agosto’, pues vendían desde protector solar y lentes de sol hasta cargadores y pilas externas para los celulares inteligentes.
La imagen fue obra de organizaciones civiles afines a las protestas y movilizaciones por los 42 normalistas desaparecidos en Ayotzinapa, Guerrero y de maestros de la Sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), tras negárseles el acceso a la plancha del Zócalo por parte de las autoridades capitalinas.
El plantón que tomó por sorpresa a propios y extraños, empezó justo a las 12:00 horas. Empleados, oficinistas y propietarios de restaurantes, fondas y tiendas departamentales no daban crédito a lo que veían: de 50 autobuses provenientes del sur del país, bajaron lonas, cobertores, casas de campañas, bolsas para dormir, cuerdas y clavos que utilizaron para instalarse.
De inmediato los negocios del sector entraron en pánico, lo primero que cerraron fueron los baños y colocaron cartulinas donde se advertía que el baño no era público.
“Eso no es lo peor, lo peor viene después cuando se van, dejan olor a orines, se hacen del baño por todos lados. Eso ya lo vivimos y apenas nos estamos recuperando de algo similar hace más de dos años. Eso no lo ve nadie y como siempre, los que siempre pagamos los platos rotos somos los que estamos bien establecidos y pagamos impuestos”, comento Itzel Ramos, propietaria de una cafetería que ante el arribo de los maestros del CNTE tuvo que cerrar para evitar que invadieran su baño, el cual solo es para clientes.
Los estacionamientos fueron corralones, pues un promedio de 20 carros se quedaron varados, sin embargo, los encargados remuneraron sus pérdidas al cobrar hasta 20 pesos por utilizar el baño del lugar.
En el lugar, de manera discreta para evitar confrontaciones, elementos de la policía capitalina y uniformados de Transito, resguardaban el plantón y agilizaban el paso de los autos.
Unos pierden, otros ganan. A diferencia de los negocios bien establecidos que al llegar el plantón cerraron sus puertas para evitar molestias y pérdidas, hay un sector que siempre ‘ve el vaso medio lleno’. Los ambulantes aprovechan, pues 5 mil almas compran de todo, desde la playera estampada de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, hasta los lentes para el sol o la silla de plástico a 80 pesos, que en sólo cuestión de minutos se agotó.
“Siempre que llegan los maestros sacamos las sillitas de lona, son muy cómodas y como son plegables, pues se la llevan a todos lados, además mi esposa vende papitas, cacahautes, aguas y cigarros. Con eso más o menos nos levantamos y más en lunes que empieza la semana”, explica Camilo Pineda, ambulante que se encargó de surtir de todo lo necesario para mitigar el hambre o hidratarse.