"La mayor virtud de Jorge Luis era ayudar"
Video. ´Viva el héroe que dio vida´, gritaron las enfermeras cuando Tinoco Muñoz inició el viaje hacia la funeraria Gayoso
DESPEDIDA. El cuerpo del camillero Jorge Luis Tinoco, de 27 años, abandonó ayer el hospital Rubén Leñero, donde recibió el tratamiento por los daños que sufrió en la explosión de Cuajimalpa. (Foto: FERNANDO RAMÍREZ / EL UNIVERSAL )
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Globos blancos acompañaron a Jorge Luis. Médicos, enfermeras y camilleros despidieron con aplausos al “Rey Mago” del Materno Infantil de Cuajimalpa, a su salida del Hospital Rubén Leñero, donde por más de una semana luchó por su vida.
Dijeron adiós con la alegría que caracterizaba a ese ‘mago’ que entregaba juguetes a niños con cáncer y quien falleció a causa de las quemaduras resultado de la explosión de una pipa de gas el pasado 29 de enero.
Jorge Luis Tinoco Muñoz, de 27 años, era camillero y el día del accidente, a pesar de haber sido desalojado, regresó para rescatar a los bebés de terapia intensiva del aroma a gas que se extendía hasta el estacionamiento: en ese momento colapsó el hospital.
Egresó en diciembre de la carrera en Trabajo Social y, a pesar de ser pasante, sus compañeras de turno aseguran que ya lo llevaba a la práctica, “siempre le gustaba hablar con los pacientes, platicar para distraerlos y animarlos, era una gran persona, siempre ayudando. No saben cómo nos hace falta”, dijo una de sus compañeras.
Jorge Luis trabajaba en el hospital desde hace siete años, hasta hace un mes estudiaba en las mañanas y cada tercer día hacía la guardia nocturna en el Materno Infantil. Su turno terminaba a las 8:00 de la mañana, por lo que 50 minutos hicieron la diferencia entre la vida y la muerte.
De acuerdo con compañeros de trabajo de Jorge Luis, él nunca buscó ser un héroe, “eso era parte del él”. Señalan que su mejor virtud era ayudar “y por eso debe ser reconocido”.
Tinoco Muñoz era el “Rey Mago” del hospital, pues cada año se ataviaba de túnicas coloridas, una corona dorada y una sonrisa para repartir juguetes y alegrar por unos momentos a los niños que libraban alguna enfermedad.
“Este último año entregó regalos a niños con cáncer, era parte de él, siempre nos hacía reir con sus ocurrencias. Cada que había una festividad se disfrazaba, imagínate cómo era ver a alguien así en medio del hospital. Era encantador, te enamoraba su actitud”, dijo Miguel Ángel Franco, su amigo.
Según reportes médicos, Jorge Luis registró quemaduras en 97% de su cuerpo, sufrió la fractura del tobillo izquierdo y perdió el ojo derecho a causa de la explosión del gas de una pipa de la empresa Express Nieto.
Deportista, alegre y amiguero es como lo describen quienes compartieron momentos con él, “siempre fue muy estudioso, emprendedor, tenaz y de gran corazón”, comentó su tío Jorge Alfonso Muñoz.
Amante de las caminatas, de las series de televisión y de salir a correr los fines de semana al Cerro de la Estrella, en Iztapalapa, junto con sus compañeros de kick boxing, Jorge Luis era quien motivaba a sus amigos para esforzarse cada vez más.
“No me imagino cómo va ser ir a correr o llegar a Kick Sánchez (donde practicaban) y saber que ya no va estar, que no va a llegar”, comentó Miguel Ángel Franco.
Emprendedor y altruísta, Jorge Luis deseaba estudiar derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ejercer el trabajo social y dedicarse a apoyar a quien lo necesitara.
“Hay algo que recuerdo mucho, había un paciente que no podía caminar y no había quién lo recogiera del hospital por que ya era muy noche, al verlo, Jorge Luis tomó un taxi y sin importar la hora, usar sus recursos económicos y no saber cómo iba a regresar, lo llevó hasta su casa, así era él, así quiero recordarlo”, comentó su compañera de turno.