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Pese al reforzamiento de la vigilancia para evitar el comercio informal en la Línea 1 del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro, decenas de vendedores hallaron formas para evitar ser detenidos y remitidos al Juez Cívico, pues su actividad está prohibida al interior de las instalaciones.

En un recorrido que hizo EL UNIVERSAL a un año del aumento a la tarifa del Metro, de tres a cinco pesos, y de que 590 elementos de las Policías Bancaria e Industrial, y de la Auxiliar, fueran contratados para aumentar la vigilancia, se puedo constatar que los únicos que casi desaparecieron de los vagones son los vendedores de discos o ‘bocineros’; mientras que los demás comerciantes utilizan bolsas oscuras, o mochilas para ocultar sus productos y anunciarlos una vez que se cierran las puertas del vagón en el que viajan.

Floja viligancia. La presencia policial permanente en andenes, vagones y entradas de las 20 estaciones de la Línea 1 no es tan rigurosa como lo marca el programa de recuperación de espacios públicos, aplicado a partir de la llegada de los uniformados, pues se observó un menor número de elementos en torniquetes e incluso ausencia en el caso de los andenes, lo que inclumple el programa.

“Entraron con todo hace un año, remitían a muchos pero ahorita ya nos dejan trabajar”, comentó Jonathan Barrios, uno de los ‘vagoneros’, quien dijo que su principal motivo para trabajar es pagar sus estudios.

En la Línea 1 aún hay unos 150 vendedores, estimó Jonathan, cifra que bajó hace un año con el alza de la seguridad pero que repuntó unos meses después.

“Ya hay una tregua; ellos hacen su trabajo y cumplen órdenes, pero nosotros también tenemos que trabajar”, dijo.