Crónica. Se mojan en Sábado Santo pese a posibles sanciones
AGUA. Vecinos de las colonias Guerrero y Buenavista disfrutan el Sábado de Gloria sin preocuparse por las multas previstas en la ley. (Foto: JORGE RIOS EL UNIVERSAL )
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Son las 12 del día en la colonia Guerrero, los rayos de sol caen directo sobre la cabeza y hay que colocar las palmas de las manos encima de los ojos para cubrirlos de la luz intensa. Sobre la calle Héroes y la esquina con Magnolia, se observa, de lado izquierdo, a tres jóvenes. Uno de ellos tiene una botella de cerveza en la mano y tres cubetas de agua en el suelo, las cuales no serán utilizadas para limpieza o algo similar.
Me coloco en la fachada de una casa a mitad de la calle Magnolia. Mientras espero, un niño de aproximadamente seis años corre por el lugar mientras hace volar un papalote con la imagen del Hombre Araña. A mi lado están los tres jóvenes afuera de una tiendita de abarrotes, uno de ellos viste únicamente una bermuda color blanca y sin camisa, es de complexión normal, como de 1.70 metros y tez semi clara, trae una caguama a medio tomar. Los otros dos jóvenes son delgados, casi flacos, morenos y sus camisas están húmedas. Esperamos en la calle y observamos que los vecinos de la zona, sobre todo los jóvenes, salen de sus casas en shorts, sandalias y huaraches; ropa ligera.
“¡Ya sal, güey! Vente con nosotros”, le dice uno de ellos a otro de los muchachos.
“Ahorita. Deja me voy a cambiar, ahorita salgo”, le responde.
Pero el muchacho los engaña, al menos en la próxima media hora, no volvería a salir. Es Sábado de Gloria y no se arriesga a ganarse un cubetazo con agua .
En frente hay una vecindad y afuera dos jóvenes que se llevan el puño a la nariz, aparentemente se drogan con un solvente.
De pronto, se acercan a nosotros y uno de ellos le dice al fotógrafo: “¿me vas a tomar foto? ¡mójenme entonces!”. Así comienzan los cubetazos de agua, incluso posan y sonríen a la cámara. En seguida sale una mujer y un hombre, ambos cargan una alberca inflable, para instalarla y divertirse.
Uno de ellos asegura que, para esa hora, “ya tenía que estar mojada la banda” (sic). De acuerdo con ellos, los vecinos se fueron a nadar en Acapulco, o a provincia, a disfrutar de las vacaciones. En ese momento pasa una camioneta de la policía con una manta con las recomendaciones y disposiciones legales en Semana Santa, entre las que se encuentran las sanciones por tirar agua y la ley seca.
A pesar de que hay cubetas llenas, pisos mojados y jóvenes sin camisa, se siguen de largo.
El niño pasa con su papalote nuevamente, pero esta vez trae consigo una bandeja de agua y entra a una de las vecindades. Segundos después se escuchan risas que provienen de aquel lugar, “¡vas a ver, pinche chamaco!”, gritan quienes fueron mojados por él.
Los jóvenes esperan a que llegue más “banda” para que, ahora sí, comience la diversión. Optan por mojarse entre ellos. Ya todos están empapados. Pasa el tiempo y nadie llega. Es así que caminamos hacia la calle Zaragoza. Las vialidades lucen semi vacías. Con excepción de los jóvenes que dejamos hace quince minutos, no encontramos a ningún grupo de personas que se lancen agua mutuamente. Sin embargo, las entradas de algunas casas lucen mojadas o húmedas. Es ahí cuando viramos en la calle de Saturno, en una vecindad. Ahí no hay ni cervezas ni drogas, solo niños y jóvenes que disfrutan del clima caluroso. Los adultos han instalado una alberca inflable. Los jóvenes usan botellas de refresco de dos litros que llenan de agua y posteriormente se la avientan unos a otros, otros se mojan ellos solos.
Los vecinos de las colonias Guerrero y Buenavista disfrutan el Sábado de Gloria, sin preocuparse por las sanciones que el Gobierno del Distrito Federal ha dispuesto en los últimos días. De acuerdo con la Ley de Cultura Cívica del DF, las personas que violen el reglamento por arrojar agua durante el Sábado de Gloria serán sancionadas con una multa de entre 21 y 40 días de salario mínimo o un arresto de 25 a 36 horas.