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Análisis. Madero peatonal, una historia de éxito

Felipe Leal| El Universal
Martes 11 de febrero de 2014

Es el corredor peatonal de la calle Francisco I. Madero en el Centro Histórico; 900 metros lineales de piso "blanco", hoy manchado con chicles que se aferran a él, exclusivos para caminar, festejar, admirar y amar Tanya Guerrero / EL UNIVERSAL

Una cuadrilla de mujeres barre la calle. Ellas inician la primer jornada de tres; las mujeres son rápidas y no hablan, no lo tienen permitido, fijan la mirada en el piso y avanzan. Barrer, caminar, barrer, caminar, barrer Tanya Guerrero / EL UNIVERSAL

La calle nunca se queda vacía, desde el Eje Central Lázaro Cárdenas hasta la Plaza de la Constitución, en el corazón de la Ciudad de México, circulan todos los días miles de personas Tanya Guerrero / EL UNIVERSAL

Las estatuas vivientes se quedan ahí parados, inmóviles trabajando y a la espera de una moneda para cambiar de posición Tanya Guerrero / EL UNIVERSAL

Las estatuas vivientes, mimos, superhéroes y botargas le dan vida al corredor Tanya Guerrero / EL UNIVERSAL

En algunas ocasiones, los padres se divierten más que los hijos con las estatuas viviente en el famoso corredor de Madero Tanya Guerrero / EL UNIVERSAL

De acuerdo a la Autoridad del Espacio Público los fines de semana, viernes y sábado, se han registrado en esa calle hasta 10 mil personas por hora que se distraen al ver aparadores, comprar helados, esquivar vendedores o simplemente caminando lento, muy lento Tanya Guerrero / EL UNIVERSAL

La imagen del corredor peatonal del DF se transforma con el paso de las horas, primero las amas de casa y los niños que pasean, los realizan sus compras, los oficinistas, los jóvenes que han hecho del corredor su punto de reunión para tomar café, un helado o "una chela" Tanya Guerrero / EL UNIVERSAL

Entre los protagonistas de la vida diaria de la calle Madero está Jaime, el organillero que llega cada día a Madero desde las nueve de la mañana y se va entre 11:30 y media noche Tanya Guerrero / EL UNIVERSAL

Quienes visitan Madero reconocen que esta calle peatonal es una oportunidad para caminar y disfrutar el centro, las molestias son tanta gente, pero quizá esa también sea una des más grandes bellezas Tanya Guerrero / EL UNIVERSAL

La afluencia es más, sobre todo en viernes, cuando los seis "antros" ubicados en el número 20 de la calle lanzan sus ofertas Tanya Guerrero / EL UNIVERSAL

De día hay museos y restaurantes familiares pero por la tarde son los bares en donde se fomenta el vicio; en algunos lugares hay peleas entre mujeres Tanya Guerrero / EL UNIVERSAL

En el corredor de Madero se puede observar a infinidad de personas en distintos horarios comprando, comiendo, platicando y hasta paseando a sus perros Tanya Guerrero / EL UNIVERSAL

Hay quienes salen sin tanto alcohol en la sangre, caminan erguidos y sin tambaleos hacia Bolívar o Eje Central para abordan los taxis que hacen base ahí y garantizan un servicio seguro y cobro con taxímetro, otros van hacia los estacionamientos próximos y se marchan Tanya Guerrero / EL UNIVERSAL

En la madrugada se llegan a observar peleas de los jóvenes que salen de los "antros" instalados sobre este corredor Tanya Guerrero / EL UNIVERSAL

Algunos antros se disfrazan en ópticas de donde hay peleas entre mujeres, la gente sale bañada en sangre de las plazas, llegan las patrullas, y hay mucha gente que se va con el trago en la mano, a expensas de extorsiones policíacas Tanya Guerrero / EL UNIVERSAL

Diariamente la SSP-DF tiene 16 policías de proximidad y 7 elementos de tránsito vigilando el corredor Peatonal, además de patrullaje continuo en varios turnos Tanya Guerrero / EL UNIVERSAL

Algunos policías suben a jalones a quienes infringen la ley y se los llevan a bordo de las patrullas Tanya Guerrero / EL UNIVERSAL

La esencia de la calle la hacen quienes pasan y la viven a su manera, sin importar la hora Tanya Guerrero / EL UNIVERSAL

<b> Anlisis. </b> Madero peatonal, una historia de xito

ACEPTACIÓN. Los fines de semana, por la calle pueden pasar hasta 200 mil personas por día . (Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL )


Madero es el mejor eje articulador entre los dos espacios emblemáticos más importantes del Centro Histórico de la Ciudad de México; la Alameda Central y la Plaza de la Constitución o Zócalo, desde su traza colonial, fue naturalmente el acceso poniente a la ciudad, prácticamente su puerta de entrada.

Así lo ha sido y su peatonización en 2010 detonó tal vocación, que ya había experimentado en determinadas circunstancias; desfiles, entradas triunfales, manifestaciones sociales y políticas, por ella han pasado los personajes más importantes en la historia independente del país y ha sido fiel testigo de múltiples acontecimientos: Agustín de Iturbide, Benito Juárez.

Madero, por cuya calle entró al Zócalo Pancho Villa —y quién la bautizó así—, también Zapata, y muchos otros personajes.

Debido a su estratégica ubicación se asentaron ahí edificios de gran importancia y calidad arquitectónica en diversas épocas; conventos, hoteles, palacios. Desde la Torre Latinoamericana —puntal que la señala y referencia urbana obligada— hasta el Edificio Guardiola del Banco de México; la Casa de los Azulejos; el Templo de San Francisco, fiel testigo de una parte de lo que fue el inmenso convento del mismo nombre y que ocupaba casi toda la manzana; El Palacio de Iturbide; El Templo de La Profesa, La joyería La Esmeralda; Los hoteles Ritz y Majestic, entre muchas otras joyas arquitectónicas.

Conocida como San Francisco, Plateros y después Madero, es la cuna de las joyerías, ahora diversificada con ópticas, restaurantes, cafés, fruterías, tiendas de moda, librerías, oficinas, museos y edificios de vivienda, absoluto mestizaje de comercios que ofrecen gran variedad a quien por ahí deambula. En un tramo de 800 metros que corren desde el Eje Central hasta el Zócalo hacemos un paseo por nuestra historia, por nuestro rico patrimonio cultural en un corredor peatonal y comercial magnífico.

La decisión de hacerla peatonal se tomó en 2010 con motivo de las conmemoraciones por el Centenario de la Revolución Mexicana, al formar parte de un proyecto general para restituir un eje urbano formidable, hasta el momento olvidado; una línea que parte desde la Plaza de la República hasta la de la Constitución; 2 kilómetros que vieron ampliar banquetas, iluminarse, recibir fuentes y vegetación para gozar de la ciudad caminando, en bicicleta o para quienes se les dificulta caminar ofrecerles el préstamo de sillas de ruedas a lo largo de Madero, una contundente recuperación de un espacio público incluyente.

Debemos reconocer que el resultado nos rebasó, la respuesta de la ciudadanía fue mayúscula. Cruzan por ella un promedio de 120 mil personas a diario y en los fines de semana 200 mil cada día.

Éxito urbano, cultural y comercial desbordante, a su vez se convirtió en la calle mejor iluminada de la ciudad, fue el parteaguas para potenciar la iluminación peatonal y no sólo la vehicular, hecho que propició que se extendieran horarios y la vida urbana nocturna con seguridad.

Como metáfora he comentado que esta experiencia ha sido como el de abrir válvulas cerradas: ahí han estado siempre, oxidadas, basta atreverse a abrirlas, lubricarlas, renovar empaques y el torrente fluye; fluyen las masas de habitantes que desean una ciudad más amable; fluyen los visitantes que la quieren conocer; fluye la actividad económica; fluye la inversión en el patrimonio. Abrimos la llave, ¡que se abran muchas más!

*Ex titular de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi)



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