Lo mataron por dinero para fiesta de "cumple"
DESTINO. Gabriel esperaba trabajar en un despacho de abogados para dejar la policía y así alejar de su madre (en la imagen) la angustia de perder a su hijo. (Foto: MICHEL NARVÁEZ / EL UNIVERSAL )
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Hoy Gabriel cumpliría 23 años. No habrá fiesta ni regalo, porque tres delincuentes lo siguieron hasta el aula de la universidad donde estudiaba para robarle su dinero, el festejo y la vida.
Antes de morir, Gabriel hizo cálculos: tenía dinero, pero no el suficiente para festejar el que sería el último de sus cumpleaños antes de graduarse como abogado en la Universidad Autónoma del Estado de México, campus Ecatepec. Hoy 27 de febrero debía celebrar con fiesta y un automóvil como regalo.
Razón había para solicitar un préstamo bancario de 80 mil pesos, que pagaría con el sueldo que recibía como agente municipal. Tres años en las filas de la policía lo avalaban como un empleado solvente, capaz de cubrir la deuda.
El dinero sería suficiente para rentar un salón de fiestas, el sonido y las luces que hoy penden en un local vacío. Con el crédito también compraría el automóvil que pensaba le cambiaría la suerte.
Quería dejar la policía
Un vehículo le facilitaría los viajes hasta Naucalpan, en donde era becario en un despacho que le prometía un puesto como abogado.
Obtener ese empleo le ofrecía la oportunidad de dejar la carrera de policía; además alejaría de su madre la angustia de perder a su hijo en un enfrentamiento con delincuentes.
Ella conocía los peligros que Gabriel enfrentaba como uniformado en las calles de Ecatepec, uno de los municipios más peligrosos del Estado de México. El recuerdo de un esposo herido en las filas del Ejército, también se lo advertía.
Por eso, ella sabía que su hijo se exponía a la misma suerte que el hombre que la abandonó.
Hace seis años, Gabino dejó a la familia y renunció a la escuela primaria donde impartía clases de educación física después de que una bala terminara con su carrera militar. Desde entonces, Gabriel, sus tres hermanos y su madre no supieron más de él.
Para evitar que ella padeciera una segunda ausencia, Gabriel esperaba graduarse en el verano y así renunciar a la Policía Municipal.
Estaba a punto de graduarse
Así era la vida de Gabriel: 24 horas vigilaba las calles de Ecatepec y las otras 24, las de descanso, las aprovechaba para probarse en ese despacho jurídico y para continuar sus clases del último semestre de Derecho.
El martes que lo mataron era su día libre. Gabriel tenía que aprovechar las horas para cumplir con sus deberes y terminar los preparativos de la fiesta de cumpleaños.
Esa mañana pidió a su novia y a su amigo, que lo escoltaran hacia la sucursal bancaría de Ecatepec, donde le entregarían el préstamo.
Responsables
De los responsables hoy se sabe que deambularon por la sucursal bancaria en donde eligieron a Gabriel como su víctima y que fueron captados por las cámaras de seguridad en una avenida de Ecatepec, cuando seguían el vehículo donde viajaban Gabriel, su novia y su amigo.
De los delincuentes sólo existe un retrato dibujado. De Gabriel, el recuerdo de que hoy sería su fiesta de cumpleaños y mañana familiares y amigos realizarán la levantada de cruz por su muerte.