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Crónica. Agradecidos por "asalto amable"

Karla Mora| El Universal
Jueves 06 de febrero de 2014

metropoli@eluniversal.com.mx

“Nosotros vamos a pasar a sus lugares, nos van dando sus celulares, sus anillos, preferimos hacerlo así. Nada más rapidito, que ahí está la patrulla”. Bastaron un par de minutos para que dos jóvenes, sin armas a la vista, cometieran un ilícito a bordo de un autobús.

No hubo gritos ni golpes, dicen que los pasajeros de los primeros asientos sí vieron una pistola; pero lo ocurrido en un transporte de Paseo de la Reforma desconcertó a varios, que dudaron del robo e incluso agradecieron que haya sido un “asalto amable”.

Los hechos tuvieron lugar a las 22:40 horas, tiempo de movimiento nocturno en la ciudad que nunca para y muestra de ello son las filas para esperar el transporte que va sobre el corredor Bicentenario, a la salida del Metro Hidalgo con dirección a La Villa.

El paso del transporte no fue regular, no como en las mañanas. Tras cinco minutos de espera la desesperación era visible en los usuarios. Algunos bostezos irrumpieron en la avenida con pocos autos, antes de que pudieran abordar el autobús.

La primera parada donde se vació en gran cantidad el autobús fue a la altura del Metro Garibaldi. Justo en donde Paseo de la Reforma pierde su nombre y se convierte en Calzada Misterios, el autobús siguió su camino por Calzada de Guadalupe. “Por acá está la Peralvillo, ¿no?”, preguntó una mujer a su acompañante, quien no supo darle razón.

Invitación a dar pertenencias

En un semáforo metros adelante, suben los dos jóvenes asaltantes. No tienen más de 35 años, ambos son delgados y con chamarras, uno de ellos porta una gorra y ninguno cubre su rostro.

En los asientos de atrás no alcanza a escucharse todo el mensaje; sólo se oye lo necesario para saber que los nuevos pasajeros invitan a que los demás les entreguen sus pertenencias.

Al llegar al final de los lugares, observaron cómo una pasajera revisaba su celular, por lo que un asaltante estiró la mano, como seguro de obtener un nuevo móvil, pero la respuesta fue: “No, gracias”, quizá por la poca conciencia de que efectivamente la petición era una exigencia.

Al bajar los “ladrones amables”, como les llamaron los pasajeros, elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del DF pararon el autobús, pidiendo las características de los sujetos.

Obtuvieron algunos datos, preguntaron y hubo quienes dijeron haberles visto un arma. Con el desconcierto, no faltó quien preguntó: “¿Estaban robándonos? Bueno, al menos no vi la pistola”.



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