Celebra la unidad sus bodas de oro
La unidad habitacional Presidente Adolfo López Mateos, en Nonoalco Tlatelolco, al norte del Centro Histórico de la ciudad de México, tiene una superficie total de 768 mil 623 hectáreas.. (Foto: YADÍN XOLALPA )
Testigo de la historia de México-Tenochtitlan, de la represión estudiantil y del terremoto de 1985, la Unidad Habitacional Tlatelolco cumple sus bodas de oro.
Para los habitantes, más allá de la car-ga histórica y los problemas actuales, lo que tienen en mente al pensar en Tlatelolco es la unidad social y la convivencia entre vecinos generada por ese proyecto funcionalista que quiso concentrar todo lo necesario en un sólo lugar.
“Nunca se contempló el crecimiento conjunto de la unidad con las personas y creo que eso nos hace distintos al resto de las unidades y colonias, los que aquí vivimos nos conocemos desde el jardín de niños, no había a qué salir, eso nos hizo diferentes, somos una ciudad dentro de la ciudad”, comenta Ignacio Arellano, habitante de Tlatelolco desde hace 50 años.
A la vanguardia
Para Luis Vega, residente del conjunto urbano, aunque oficialmente la unidad cumple 50 años porque las tres secciones se inauguraron el 21 de noviembre de 1964, fue dos años antes cuando la primera área comenzó a ser habitada, “por lo que para los vecinos más estrictos, este año se conmemora el aniversario 52”, señala.
Edificada bajo los preceptos de la modernidad y del funcionalismo del arquitecto Mario Pani, se buscaba que todos los elementos que formaran parte de la unidad habitacional fueran útiles y tuvieran una función, por lo que se inició la construcción de 102 edificios y 12 mil departamentos desde 1949. En el presente sólo 86 inmuebles están habitados luego del temblor de 1985, de las demoliciones y del daño cotidiano de las estructuras.
La unidad habitacional se ubica en Nonoalco Tlatelolco, al norte del Centro Histórico de la ciudad de México, tiene una superficie total de 768 mil 623 hectáreas y se divide en tres secciones. Las edificaciones van desde las más pequeñas de cinco pisos hasta las torres de 21 niveles.
Como parte del diseño moderno, vanguardista y funcionalista, se incluyeron 22 escuelas, seis hospitales y clínicas, deportivos, teatros, un cine, que está abandonado, 44 parques y áreas verdes que son atendidas por 250 trabajadores en una sola jornada, además de 600 locales en los primeros pisos de cada edificio.
“De niños teníamos muchos espacios para estar, no había grandes problemas de inseguridad y de las cosas más atrevidas que hacíamos era “torear” a los policías para ponernos a jugar futbol o correr sobre la zona arqueológica que no estaba cercada. También tomábamos clases extra en grupo, ya que muchos de los habitantes eran maestros y los aprovechamos para tener mejores calificaciones”, señala Arellano.
"La utopía del México sin vecindades"
Edificada en patios, zonas de carga y terrenos expropiados del entonces Ferrocarriles Nacionales, Tlatelolco es un lugar de historias y tradiciones que buscó acomodar en un terreno corto a una cantidad importante de personas con un nivel socioeconómico medio.
Datos históricos mencionan que su diseñador proyectó al conjunto como una solución moderna a la zona de tugurios que rodeaba al primer cuadro de la ciudad, para así mejorar las estructuras urbanas de grandes concentraciones como lo eran los multifamiliares, por esa razón, Carlos Monsiváis describió al diseño como “la utopía del México sin vecindades”.
De acuerdo con el censo realizado por el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (Inegi), para 2010 habitaban en la unidad 27 mil 843 personas en 8 mil 783 departamentos, sin embargo, de acuerdo con miembros de los comités vecinales, actualmente hay alrededor de 40 mil personas y una población flotante de hasta 70 mil.
Comentan que prácticamente 45% de quienes viven en esta pequeña ciudad son personas de la tercera edad que llegaron cuando se inauguró a través de la adquisición de vivienda por créditos hipotecarios.
Otra cantidad igual equivale a los hijos de los primeros pobladores y un 10% se refiere a los nuevos residentes.
A pesar de que la unidad estaba destinada a clasemedieros, la modernidad llamó la atención de las altas sociedades, artistas, políticos y funcionarios públicos.
“Es curioso porque cuando estaba muy chico, por lo menos una vez a la semana, había un operativo de seguridad en la unidad. Llegaban tantas camionetas negras y escoltas, que en forma de burla los vecinos preguntaban si había llegado el presidente. Y aunque no lo crean sí era [Adolfo] López Mateos, que se decía venía a ver su “casa chica” en el treceavo piso del edificio Miguel Hidalgo”, dice Arellano, quien llegó a Tlatelolco cuando tenía cinco años.
No envejece
El Conjunto Urbano Presidente Adolfo López Mateos de Nonoalco, Tlatelolco, como realmente se llama, pasó de ser un bastión de la resistencia mexica, un área comercial de los Tlatelolcas y un punto de reunión de luchas sociales a una zona que cumple 50 años y se siente en riesgo de desaparecer por la falta de atención de la delegación Cuauhtémoc.
“Muchas de las historias de la unidad se conocen. El [año] 68 y el 85 son temas de los que hay estudios y se ha hablado hasta de más, lo que necesitamos es que haya un rescate e intervención, que los vecinos participen y defiendan lo que es suyo. Tanto la unidad [habitacional] como las personas que ahí vivimos debemos demostrar que aunque se tengan 50 años no se envejece, hay que seguir luchando. Estoy orgulloso de ser tlatelolca, sólo me van a sacar de aquí con los pies por delante”, finaliza Vega, quien lleva 25 años en la unidad.