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"Carmen" pide no revelar su nombre real, aunque ya no le importan las represalias, pues ya no vive con su pareja sentimental, quien solía golpearla.

Lo que hace que no quiera dar su nombre es la vergüenza que le causa reconocer que soportaba golpes a consecuencias del futbol.

Esa violencia ha provocado que ahora aborrezca ese deporte, pues asegura que es el detonante de mucha de la violencia que se registra en la delegación Magdalena Contreras, ubicada al surponiente del Distrito Federal.

Explica que durante los siete años que duro su matrimonio, los fines de semana eran un martirio para ella: cada que jugaba el América o la Selección Mexicana esperaba lo peor; desde ir a comprar las cervezas, vestirse con el uniforme -que por cierto no le gustaba-, hasta rezar para que el equipo ganara por que así, su esposo se ponía de buen humor.

Si el triunfo no favorecía al equipo predilecto de su marido, los golpes contra "Carmen" no se hacían esperar.

La mujer de 25 años de edad y madre de tres hijos, cuenta que durante los 90 minutos del juego, los insultos los recibía ella, por lo que tenía que estar al pendiente de que no faltaran botanas, alcohol y tratar de que los niños hicieran el menor ruido posible.

Cuando ganaba el equipo de su esposo todo era algarabía: "Hasta me decía que me quería".

Sin embargo, cuando el marcador era adverso, empezaba el infierno en su casa.

"Los fines de semana eran horribles, primero nos llevaba por la fuerza a los partidos llaneros, no le importaba si hacía frío, si llovía o si el niño estaba enfermo, ahí se drogaban, fumaban, tomaban y era quedarse todo el sábado.

"El domingo, cuando había partido, era peor; si su equipo perdía, pues se ponía violento contra mi e incluso llegaba hasta los golpes", explicó la mujer que ahora trata de no culpar al futbol de la situación violenta que vivió.

Gracias a los talleres implementados por la delegación para tratar de solucionar el problema de la violencia hacia las mujeres, "Carmen" se ha ido recuperando gradualmente e incluso, ella misma ha comenzado a dar pláticas para hacerles entender a otras que viven una condición similar que los golpes después de un partido de un fútbol no son normales y por tanto, no deben ser tolerados.

También les dice que deben pedir ayuda si esto ocurre.

"Pasión sin sentido"

"No odio el fútbol ni le hecho la culpa de lo que me pasó, pero sí quiero decir que el alcohol y esa pasión sin sentido y esa frustración que los hombres sienten y que la reflejan hacia nosotras se debe controlar.

"Nosotras no lo debemos permitir, pero necesitamos ayuda porque no nos damos cuenta, creemos que es normal", detalla la mujer, al tiempo que deja en claro que ya esta rehabilitada y no volverá a permitir alguna agresión en su contra, menos, como consecuencia de un partido de futbol.

La cifra de violencia intrafamiliar relacionada con el alcohol y partidos de futbol son altas, según la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF).

Después de la delegación Magdalena Contreras, las demarcaciones que reportan mayor número de denuncias por violencia intrafamiliar ocasionada por mezclar alcohol y futbol son Iztapalapa, Milpa Alta y Gustavo A. Madero.

"Las llamadas que recibimos son primordialmente de brotes de violencia, primero en las canchas (de futbol llanero), pero en nuestros talleres con mujeres detectamos que esa violencia llega a las casas", indicó Leticia Quezada, jefa delegacional en Magdalena Contreras.

En esta delegación, se reportan un promedio de 12 denuncias cuando juega equipos llaneros o bien, se realizan encuentros de liga en los que participan equipos profesionales como el América o las Chivas.

La cifra de estos reportes sube a 20 si en el duelo juega la Selección Mexicana.