Lejos de la tensión de las autoridades con los miembros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores (CNTE), las profesoras han comenzado una búsqueda muy peculiar: encontrar a los policías "guapos" y tomarse la foto del recuerdo con ellos.

Más allá del enojo, los uniformados ríen y hasta se ponen "colorados", ante la petición de una manifestante que les pide la foto, en medio de Boulevard Puerto Aéreo, la vialidad que lleva poco más de cinco horas de bloqueo por parte de la CNTE.

Los maestros se han replegado a las orillas de los comercios, edificios, bancos, una gasolinera y agencias de automóviles para resguardarse del sol.

Otros más han colocado lonas y hules que amarraron a los postes de teléfono, de la luz y de los árboles. Comerciantes ambulantes han llegado hasta este sitio para ofrecer agua, refrescos preparados, helados, tunas, tortas de cochinita y tacos de guisado.

En pequeños grupos, algunos maestros se han organizado para trasladarse a los centros comerciales cercanos al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México para comprar algunos embutidos y pan, y elaborar con ello tortas.

Tanto la malla ciclónica que dividía ambos sentidos del Boulevard Aeropuerto, como los tubos de donde se sostenía, reposan en el suelo, lo mismo que los montones de piedras que los maestros extrajeron de las banquetas.

Algunos profesores más, incluso, se han trepado a la parte superior de las camionetas de la policía capitalina para recostarse y descansar.

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El de los "lentes" está guapo, míralo, pidió una de las maestras que llegaba en ese momento al cerco humano, junto con sus compañeras provenientes de Tuxtepec, Oaxaca.

Era el momento de relevo en la primera línea del bloqueo que realizaron los maestros de la CNTE en el Boulevard Puerto Aéreo.

Pero la maestra Sheila presumió no sólo su "buen ojo" sino su buen gusto".

A lo lejos, detrás de sus compañeros, levantó la mano derecha para llamar la atención de uno de los policías; él respondió levantando la ceja, la miró fijamente y sonrió.

Luego, serio, volteó a uno y otro lado, tratando de esquivar a la coqueta mujer.

Desde su lugar la profesora dijo a sus compañeras:

"Mírenlo, muy serio él con su ojo de águila".

Una de las profesoras del mismo grupo explicó a uno de los maestros que se acercaba: "están pegando su chicle las chamacas".

Sheila, animada por sus compañeros, traspasó las cuatro o cinco líneas de maestros que hacían la valla humana, paralela a la de los policías granaderos.

Ya en la línea sacó el celular de la bolsa de su pantalón y empezó a tomarle fotos al policía.

Las maestras las usaron para acercarse.

Sonrojada y entre carcajadas, la maestra iba y venía entre los profesores hasta que envalentonada se acercó al uniformado, le dijo algo brevemente y posaron para las cámaras.

Antes, Sheila había comentado que se mantendría atrás de las cámaras para evitar que desde su tierra sus tres hijos y su esposo la reconocieran por la televisión.