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Un hombre con fama de fajador

El Universal
Lunes 29 de julio de 2013

Giovanni Caro, El Ruso, es un peleador capitalino que recientemente dedicó a Fernando Espino Arévalo, un priísta con suerte y aficionado al box, su triunfo en una pelea en Ciudad Juárez contra Fernando Montiel Kochulito.

El Ruso recalcó que el dirigente del sindicato del Metro apoya a los boxeadores jóvenes, por lo que sus calzoncillos blancos llevaron el logo del Metro.

Originario de Michoacán, Espino es un hombre recio y que no se arredra. No se hace a un lado ante la confrontación. Es un fajador como el deporte que alienta. Ha sido diputado local y federal. En 2010 llegó a San Lázaro porque la titular de la diputación, Jenny de los Santos, murió.

Con el PRI todo marchó sobre ruedas. Entre 1989 y 1996 el sindicato obtuvo casi seis millones de pesos del Metro para construir un balneario en Yecapixtla, Morelos, y para una guardería. Era común que el sindicato obtuviera concesiones para los comedores de los trabajadores o que espacios reservados para uso sindical los acondicionaran como restaurantes, en cuya sociedad aparecían los hijos de Espino.

Con la llegada de los gobiernos perredistas, Espino Arévalo comenzó una nueva etapa en su carrera sindical. Acostumbrado al trato sin aspavientos con el PRI, paró las líneas 9 y B del Metro el 9 de agosto de 2002. Fue la primera vez que ocurría algo así en 33 años de existencia del servicio y de los cuales ya llevaba 23 al frente del gremio.

Andrés Manuel López Obrador no pudo con él. En ese momento el entonces perredista declaró que la ciudad no sería rehén de intereses políticos o personales “por perversos o poderosos que sean”, y añadió que de nada servía el cambio “si siguen los charros y los caciques dominando y engordándose del presupuesto”.

Javier González Garza, un perredista norteño aficionado a la cacería y de carácter rudo, tampoco pudo con él en ese periodo con López Obrador como jefe de gobierno. Francisco Bojórquez, el último director del Metro en la gestión de Marcelo Ebrard, dejó pasar también el litigio por dos mil 300 plazas de confianza que el sindicato pelea desde el 3 de febrero del año 2000, con lo cual 98% de los empleados del Metro serían sindicalizados.

Al llegar el gobierno, Miguel Ángel Mancera en diciembre de 2012 designó a Joel Ortega, ex secretario de Seguridad Pública y con antigua militancia en el PRI, como director del Metro. Lo primero con lo que se topó fue con el laudo de las dos mil 300 plazas. El jefe de gobierno capitalino respaldó su idea de impugnar, a través del oficial mayor Edgar Armando González Rojas.

En mayo avanzó la negociación del contrato colectivo sin problemas. Sin embargo, la relación comenzó a crujir cuando Ortega resolvió quitar las concesiones a empresas ligadas al gremio para los comedores de los trabajadores y quitar también dos de los tres espacios del Metro que usaban para restaurantes de Espino y no para labor sindical.

Como hizo en 2002, hoy amaga con pararle los trenes a Mancera. A sus 63 años de edad, de nueva cuenta sale a relucir Fernando Espino Arévalo el peleador.



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