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Solución a los conflictos de la ciudad

Apolo González estudió una carrera profesional que pocos conocen. En su generación, en la Universidad Autónoma Metropolitana, plantel Xochimilco, apenas había 17 alumnos inscritos, pero sólo 11 la terminaron. Sin embargo, considera que la licenciatura en Planeación Territorial puede considerarse del futuro, pues actualmente 80% de la población mundial vive en ciudades.

El joven estudiante explica que esta profesión es la opción para las nuevas generaciones que están interesadas en los movimientos sociales y la problemática de éstos, para encontrar, por ejemplo, un lugar para vivir.

Es una carrera para quien tiene como preocupación vocacional el crecimiento de las ciudades y sus problemas.

En entrevista con EL UNIVERSAL, a propósito del Día de la Juventud, Apolo expone que “la Ciudad de México es un cúmulo de problemas: el tránsito en las horas pico, la contaminación, el hacinamiento, la disparidad en el acceso al territorio —por un lado vemos el desarrollo de grandes complejos habitacionales para clases de poderes adquisitivos muy elevados y por otro lado vemos zonas muy degradadas como Iztapalapa y Nezahualcóyotl—, entonces lo interesante de esta carrera es que te da elementos para participar en la resolución de estas problemáticas”.

Ahora, Apolo estudia la maestría en Estudios Urbanos, en El Colegio de México, y platica que si bien la carrera de Planeación Territorial data de hace unos 25 años, los actuales problemas de la ciudad pueden resolverse mejor desde el punto de vista de los jóvenes, porque son ellos quienes la viven.

“Los grandes teóricos tienen una formación histórica ya muy determinada, cambiarla es muy difícil. He escuchado de teóricos que no aceptan la cuestión ambiental como una cuestión que tenga que ver con lo urbano, el medio ambiente urbano para ellos no existe y para los jóvenes sí”, explica Apolo.

La manera en que ahora los jóvenes experimentan la ciudad y los problemas a los que se enfrentan, asegura el joven profesionista, podrá generar nuevas soluciones.

El crecimiento de las ciudades y su relación con la población y el medio ambiente que hay en los territorios donde se desarrollan hacen de la carrera de Planeación Territorial y la disciplina del Urbanismo, en general, una opción más para los jóvenes, argumenta González, quien asegura que ya no se trata sólo de estudiar licenciaturas como Periodismo o Derecho, pues los problemas ya son otros.

Esta licenciatura, dice, mezcla de Geografía con Urbanismo, es para quienes gusten de la lectura intensa, de teorías, de Historia, de cuestiones geográficas y tengan “una suficiente capacidad de localizarte en espacio y tiempo definido”.

 Algo era claro: su vida estaba en el mar

Ulsía siempre supo que su vida estaba en el mar y cuando llegó el momento de definir su carrera no dudó en elegir la Licenciatura en Manejo Sustentable de Zonas Costeras, en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Ella recuerda que desde niña tuvo claro que: "No quería ser abogada ni contadora, tampoco ingeniera, siempre me enfoqué en las ciencias biológicas".

Aunque en algún momento pensó en estudiar medicina o química, su especial interés por el mar la llevó a elegir una carrera que para muchos es extraña y desconocida.

La Licenciatura en Manejo Sustentable de Zonas Costeras fue aprobada en 2006 por la UNAM. Ulsía no se arrepiente de su decisión. Cuando se le pregunta si recomendaría a otros jóvenes estudiar esa carrera responde tajante: sí.

Carrera nueva

"Es una carrera nueva, con baja demanda y los requisitos de ingreso no son tan estrictos. Al estudiar fuera de casa uno se da cuenta de que el mundo es diferente, cambias geográficamente, conoces otra parte de tu país y te conoces a ti mismo", expresa.

De acuerdo con el Plan de Estudios, la licenciatura busca formar personal calificado en aspectos de manejo y conservación de recursos costeros, lo que implica salir de casa y vivir por cuatro años en Sisal, un puerto ubicado en el estado de Yucatán.

"El campus donde se estudia está en la playa. Hay que pagar renta, hacer una vida de adolescente pero de adulto a la vez, porque a parte de ir a la escuela tienes que mantener tu casa, lavar la ropa, hacer comida, tareas, es una vida solitaria en ese sentido.

"Yo no conocía el lugar. Del aeropuerto supe como llegar a Sisal con muchos tropiezos, es un pueblo y nadie lo conoce. Desde ahí empezó la aventura de la carrera, encontrar el pueblo, después una casa y acomodarte con la nueva familia, que son tus compañeros", relata.

A pesar de los retos, su entusiasmo, el amor por su carrera y en especial el apoyo de sus padres la ayudaron a mantenerse firme con su decisión.

"Cuando les dije lo que iba a estudiar mi papá me dijo ‘adelante'. Mi familia nunca me frenó, de hecho me dieron todas las facilidades. Yo le agradezco mucho a mi madre, porque ella me depositaba el cheque íntegro de su quincena para que pudiera vivir ahí", comenta.

Los recuerdos de la infancia de Ulsía Urrea cuando pasaba las vacaciones en las playas de Veracruz o Cancún y los relatos sobre el abuelo que no conoció, pero que fue pescador y vivió en Mazatlán, se mantienen en su memoria, en cada logro académico.

La maestría

Ahora, esta joven que rompió con el esquema, cursa una maestría en Estudios Urbanos, en El Colegio de México, y aunque tiene poco de haberla iniciado ya piensa en el siguiente paso.

"Tengo dos opciones: me gustaría trabajar en alguna entidad de gobierno, específicamente en zonas costeras, o en alguna organización de la sociedad civil que trabaje en estas zonas, o seguir con un doctorado en manejo de recursos naturales costeros, hay varias en el mundo, entonces tendría que salir del país y luego regresar", dice la joven.

Ulsía asegura que algunas veces los jóvenes no se atreven a elegir carreras distintas porque tienen en mente que no encontrarán trabajo, ello derivado de que conocen las nuevas licenciaturas o, incluso, por falta de apoyos.