Historia. Pone su vida en peligro
metropoli@eluniversal.com.mx
“Vamos a hacer la formación diamante”, Jaime Javier García Padilla señaló qué hacer a los demás escoltas cuando se recreó una escena de peligro, poniendo en práctica sus conocimientos dentro de un ensayo en el que un empresario es atacado.
Nueve años lleva cuidando vidas. Comenzó como custodio, luego un amigo lo invitó a formar un grupo de escoltas.
Comentó que hay gran diferencia con el tema de protección ejecutiva. En su trabajo necesita de capacitación constante, de tener un criterio amplio para tomar decisiones en segundos. Coincidió con sus compañeros en no tener miedo de las consecuencias por su labor.
Sólo en una ocasión esas decisiones de un segundo se desarrollaron en un plano de armas. Antes de que ingresara a una empresa instituida, formó parte de un cuerpo de escoltas que, sin saberlo, cuidaron a un empresario dedicado a una actividad ilícita.
“Hace siete años, tuvimos la mala fortuna de cuidar a personas que no debíamos de cuidar. Tomamos la decisión de salir con el ejecutivo, era una persona que se dedicaba a un giro ilícito, nos enteramos de que había una mala planeación del servicio”.
Vivió con ese riesgo, y a costa de una familia que rechazó su empleo los primeros años, por creer que era un hobbie pasajero, sus más férreas opositoras: su esposa y madre.
Con el tiempo ambas comprendieron la labor y actualmente sus hijas de 10 y ocho años gustan de lo mucho o poco que su papá les cuenta de su empleo.





