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Desde febrero de 2010, Priscila Loera, la joven cuyo secuestro era considerado uno de los más largos en la historia del Distrito Federal, fue asesinada.

Su cadáver fue abandonado en un paraje de Huitzilac, Morelos, pero como no lograron identificar sus restos, ocho meses después fue enviada a una fosa común donde permaneció los últimos tres años.

Sus familiares, quienes pagaron por su rescate en al menos tres ocasiones —la última en octubre de 2009— confiaban en que estuviera viva.

Los alentó las esporádicas pruebas de vida que recibían de los plagiarios, quienes les hicieron llegar varias cartas supuestamente escritas por Priscila o fotografías donde la joven aparecía sosteniendo periódicos de fechas recientes al envío de las mismas.

La última de estas supuestas “pruebas de vida” la enviaron en agosto de 2010, es decir seis meses después de que su cadáver con varios impactos de bala fuera hallado en el paraje de Morelos.

Hasta hace unas semanas, en la policía de Investigación de la PGJDF, consideraban que la joven continuaba con vida pero también admitían que los esfuerzos por encontrarla se habían reducido.

El caso Base Pantaco, como lo conocían al interior de la Fiscalía Antisecuestros, era uno de los secuestros más largos de de la ciudad: más de seis años en cautiverio.

Fue a partir de la puesta en funcionamiento de la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas de la PGR, hace unos meses, que el caso tomó un giro.

Al hacer una revisión de personas desaparecidas o secuestradas de las que no se había tenido noticia, se retomó el caso de Priscila.

Los especialistas contrastaron muestras de los restos de la joven, con el ADN de personas que habían reportada como desaparecida a una mujer de entre 20 y 25 años.

El cotejo arrojó resultados positivos hace unos días cuando se confirmó que Priscila Loera, quien se creía seguía en cautiverio, ya había sido asesinada.

Según lo asentado en la averiguación previa FSPI/T3/1758/07-12 Priscila fue secuestrada el 11 de diciembre de 2007 en la colonia Pro-Hogar en Azcapotzalco.

Acaba de cumplir 18 años, y estaba por graduarse de la preparatoria. Al menos cinco sujetos se la llevaron por la fuerza. Varios de sus secuestradores fueron identificados durante la investigación, pero la mayoría continúan libres.

Sólo hay un detenido quien incluso fue sentenciado por el juez 28 penal, a finales de 2010, a pasar 60 años en prisión.

Se trata de Nino Colman Hoyos Henao, un colombiano que trabajaba en la empresa de transporte del padre de la joven, y quien supuestamente, al renunciar, creó dos cuentas que se ocuparon para negociar con los familiares de Priscila.