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En trece ocasiones el procurador capitalino, Rodolfo Ríos, pidió a los familiares de los 12 jóvenes sustraídos en mayo pasado del bar Heaven, guardar en secreto los “avances” de la investigación, mismos que se publicaron en los medios de comunicación.

Hubo dos principales: el 28 junio, con la detención de Ernesto Espinoza, El Lobo, accionista del bar Heaven, y el 8 de agosto, la aprehensión de Ricardo Méndez Muñoz, quien dijo ser miembro de la banda La Unión, dedicada al narcomenudeo y que fue contratado para participar en la sustracción de los jóvenes.

“Trece reuniones que nos estuvieron dando atole con el dedo”, dice Julieta, madre de Jennifer Robles, una de las chicas desaparecidas, de sólo 23 años de edad.

“Fueron puras mentiras las que nos dijeron en esas reuniones con el procurador, esos avances que estaba prohibido decir siempre eran dados a conocer por los medios”, dice Leticia Ponce, madre de Jerzy, un joven de 16 años.

“Allá ustedes, si hablan, sus hijos corren peligro, nos decían cuando presentaban los grandes avances de sus investigaciones, por ejemplo, cuando detuvieron a El Lobo nos pidieron absoluta discreción. Después, todos los medios lo publicaban, decían que la vida de nuestros hijos corría peligro y ellos mismos daban las notas”, dice Julieta.

Recuerda que en cada reunión era lo mismo, “que si ya había detenidos, que si los cateos a bares, que se los llevaron en camionetas, que siempre no, que fue en coches compactos... Total que nada de lo que nos dijeron nos llevaba al paradero de nuestros hijos”, dice.

Y así ha sido hasta el final, dice. Primero la procuraduría informó a los medios, antes que a nosotros, la detención de Víctor Manuel Aguilar García, quien dijo que el asesinato de los jóvenes del Heaven fue en venganza por el homicidio de un hombre en el bar Black de la colonia Condesa.

Ríos Garza reveló que Aguilera García, detenido el 22 de agosto en un hotel de la zona norte de la Ciudad de México, declaró que el día de los hechos, en coparticipación con varios sujetos, sustrajeron a las víctimas y las trasladaron a la localidad de Tlalmanalco, en el Estado de México.

“Nosotros nos enteramos por los medios de comunicación. Esa es una falta de respeto total a nuestros hijos, a nosotros. No son macetas, ni objetos, son nuestros hijos. Sus secretos nunca fueron sus secretos y para nosotros su línea de investigación nunca fue la adecuada”, dice Julieta.

Además, dice Julieta González que hoy los padres de las víctimas desconfían de que los cuerpos encontrados en la fosa de Tlalmanalco sean realmente de sus hijos.