aviso-oportuno.com.mx

Suscríbase por internet o llame al 5237-0800




Crónica Pasó de cuidar calles a educar niños en Oaxaca

Elena Michel| El Universal
Martes 27 de agosto de 2013

elena.michel@eluniversal.com.mx  

Su vida cambió cuando su papá se jubiló. Crispín Hernández heredó su plaza de maestro y pasó, de ser un policía de tránsito municipal, a las aulas en la capital de Oaxaca.

Su primera experiencia como integrante de la sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) fue las movilizaciones de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), que en 2006 paralizó la capital oaxaqueña. Él tenía sólo seis meses como maestro.

Crispín enseña todos los grados a un grupo de 12 niños en la zona La Josefina, a 15 horas de la capital: “Papá gobierno dice que ya no podemos atender a menos de 15 niños por grupo, en cuarto si a caso son seis, y en sexto tres, tengo que juntarlos”.

“Llego al pueblo y no hay luz, y peor tantito luego del viaje, a veces ni comida, no sé cómo sobrevive la gente o si ya está acostumbrada. Hay quelites, hierbas verdes, es lo que comemos allá, somos como pollitos. A lo mejor llevo dinero, pero no sirve, no hay nada qué comprar”, describe.

Dice que lucha por la escuela pública, laica y gratuita, aun cuando el Artículo Tercero Constitucional no está en el debate legislativo, sino la ley secundaria del servicio profesional docente.

“Son dos leyes que supuestamente están dadas. La tercera, es la que todavía no; creo que es la de la evaluación, que a mi en los personal no me preocupa. Nos preocupamos por los que no pasen, si no lo pasas nos dicen que te tienes que ir a un curso, pero eso va a tener costo, y si no lo pasas, bajan tu clave. Si yo tengo la de maestro bajo a promotor”, expone.

Casi alcanza los 40 años. Es un hombre sereno, y aun cuando masca algunas palabras en castellano, su discurso es articulado.

Después de lavar la ropa accede a conversar; se sienta en el suelo cubierto por un plástico amarillo. Cruza los pies sin temor a mostrar sus calcetines limpios.

“No sé qué decir, si yo estuviera enojado y a mi me taparán los accesos. ¿Qué puedo hacer? Tengo que aguantar y respetar, porque el día de mañana les puede pasar a ellos. Queremos que la sociedad sea crítica y reflexiva”, dice.

Crispín reconoce que a veces falta o se distorsiona la información entre quienes integran el movimiento: “Hay mucha molestia”, advierte.

Lanza una crítica hacia la evaluación, pero para los alumnos: “En la prueba ENLACE preguntan a los niños indígenas o de la sierra qué es la vitamina K, cuando ellos apenas conocen la naranja o el limón, que contienen vitamina C. Esa prueba está fuera de contexto y por eso los niños reprueban, no porque el maestro no esté preparado”, explica.

Admite que estar en el plantón no es sencillo. Prefiere ver el lado positivo de la situación.

Antes del medio día sólo hay mujeres y niños, que según Crispín, son hijos de los maestros. Hay pocos, pues la mayoría andan en los bloqueos de las Embajadas. Un hombre grita a Crispín “maestro se robaron una mochila por allá”, y él de inmediato se pone en alerta y se despide.



comentarios
0