El modus operandi empleado por los colombianos que roban casas en el Distrito Federal incluye pasearse en automóviles de lujo por zonas residenciales, particularmente de las delegaciones como Miguel Hidalgo y Benito Juárez.

De acuerdo con la SSPDF y la PGJDF, los sudamericanos no son violentos, sino observadores. Saben que la población con poder adquisitivo de estos lugares acostumbra salir el fin de semana.

Los rondines los ayudan a detectar las casas vacías y sin alarmas. También ubican en qué domicilios hay propaganda, recibos o periódicos que no han sido retirados por un tiempo.

Detectado el objetivo, arriban al lugar con herramienta que, discretamente, les permite forzar las cerraduras y llevarse objetos de valor del inmueble.

Para consumar los robos a cuentahabiente, los colombianos se organizan en grupos de tres o más personas, una de las cuales entra a la sucursal bancaria y vigila quiénes son los clientes que retiran mucho dinero.

Otros dos esperan afuera o a unas cuadras de la sucursal para no levantar sospechas por parte de los elementos de seguridad.

Al salir avisan a sus cómplices que los esperan afuera y siguen a sus víctimas en motos, principalmente, a quienes interceptan en su camino y despojan de sus pertenencias. Por lo regular para estos ilícitos sí van armados.