Ingeniero buscó ganar tiempo a los sismos
INSPIRACIÓN. Unos radios de transmisión de ondas obsequiados a sus hijos fueron la chispa para concebir la alarma . (Foto: ADRIÁN HERNÁNDEZ EL UNIVERSAL )
johana.robles@eluniversal.com.mx
Los walkie talkie que su suegro le obsequió a sus hijos le dio la idea: transmisión de ondas. Ésta fue la chispa que desencadenó que Juan Manuel Espinoza Aranda diseñara y creará la Alerta Sísmica que hoy funciona en la Ciudad de México.
En una casa de la colonia Del Valle, de la delegación Benito Juárez, está uno de los cerebros que recibe la señal de los acelerómetros instalados en la costa del Pacífico. Ahí la voz de “movimiento” se repite una y otra vez, pero no en todos los casos amerita que se active la alerta.
El hombre, que es ingeniero eléctrico de profesión, recuerda que cuando ingresó a la Facultad de Ingeniería de la UNAM junto con otros colegas, empezó a idear un sistema de alerta para poder avisar de que se iba a registrar un movimiento telúrico y así pudieran tomar precauciones.
Los sismos de 1985 catalizaron el proyecto. Así en 1989, con el apoyo del entonces regente del Departamento del DF, Manuel Camacho, se construyó el prototipo que se instaló en una casa de la colonia Portales, en la delegación Benito Juárez. La idea era contar con un sistema que brindará una oportunidad de actuación ante los sismos.
En 1991 se terminó el prototipo que se instaló en 25 escuelas primarias en el Valle de México.
Ahí comenzaron los ensayos y la educación para que los niños se fueran acostumbrando a que cada vez que sonara la alerta tenían que evacuar las aulas.
Afinaron detalles
Con la practica surgió la necesidad de que se pudiera activar con un sismo de cuatro grados de intensidad en la escala Richter. Hoy en día la alerta sísmica suena cuando se prevé que el movimiento telúrico alcance los cinco grados.
Fue hasta 1993 que la señal se hizo pública por medio de un convenio con la Asociación de Radiodifusores del Valle de México.
Pero la alerta sísmica, cuyos equipos cuesta 50 mil dólares, también ha enfrentado dificultades. Fue suspendida un año en 1989, justamente porque se activó de forma falsa y eso provocó que el gobierno federal ordenara su revisión.
Espinoza Aranda minimiza las fallas y asegura que ha mejorado, incluso afirma que es necesaria su expansión como es el proyecto en curso de colocar 50 mil alarmas sísmicas en planteles escolares del DF.