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Viene desde Perote, Veracruz, a una colonia de la delegación Álvaro Obregón. Le llevó 10 años crecer dos metros. Fue en agosto cuando lo sacaron del bosque con todo y raíces para ponerlo en una maceta. Los últimos cuatro meses se ha adaptado al clima de la Ciudad de México y ha sobrevivido con agua y nutrientes que le preparó un equipo de especialistas.

Este diciembre será el primer árbol de Navidad vivo de la familia Rodríguez, lo tendrán por seis semanas en casa, lo adornarán con luces LED, esferas ligeras, dormirá en la sala, junto a los regalos de Navidad y saldrá en todas las fotos con la familia durante la época, tal vez le pongan nombre, aún no lo saben, pero los Rodríguez son parte de las cinco mil familias capitalinas que esta Navidad rentarán un árbol vivo.

Por cuatro años, la empresa Siempre Verde ha rentado árboles vivos de Navidad por seis semanas, después los recoge y reforesta en Puebla. Comenzaron en 2010 con 2 mil árboles y el éxito ha sido tal que este año tienen 5 mil árboles vivos en renta solamente para el DF.

“Desde el 15 de noviembre que abrimos nuestras ventas por internet y por teléfono no han parado los pedidos, creemos que se agotarán la primera semana de diciembre, porque la idea ha sido muy exitosa entre los capitalinos, mucha gente que ve un árbol vivo en la casa de algún familiar o amigo, al año siguiente, se vuelve cliente y salva un árbol en vez de comprar uno muerto”, dice Juan Carlos Cortina, director de Siempre Verde.

Pilar Hernández ha motivado por lo menos a 20 personas para que dejen de comprar árboles talados y mejor salven uno. “Este es mi cuarto año de rentar un árbol vivo y siempre que mi familia o amigos han visitado mi casa y lo ven se enganchan con la idea, ya mis abuelos, tíos, primos y por lo menos 15 amigos cercanos han tenido árboles vivos en casa”, dice.

Juan Carlos Cortina explica que la idea de Siempre Verde surgió cuando se enteró de que en México se cortaban 2 millones de pinos para venderlos en la época navideña y que el país ocupa el séptimo lugar a nivel mundial en deforestación.

“Aproximadamente, 1 millón de estos árboles son cultivados en México y el resto son importados de Estados Unidos, Canadá y recientemente China. Estos árboles de entre 8-12 años de edad capturan 12 kilo toneladas de CO2”, dice.

“Estos pinos crecen hasta 100 metros y no les damos la oportunidad de crecer por talarlos cuando apenas llegan a los dos metros. Los árboles de Siempre Verde se ocupan solamente una vez en su vida y después se regresan y reforestan en un área protegida para que sigan con su crecimiento”, explica.

Tanto a Pilar como a la familia Rodríguez les era tedioso sacar el árbol muerto el 7 de enero con todas las ramas secas. “Recuerdo que una vez tuvimos que caminar con él y arrastrarlo por toda la calle hasta que encontramos donde tirarlo porque los camiones de basura no se los llevan, hay una gran diferencia entre tirar a la basura o dejar en la calle a un árbol muerto que regresar un árbol vivo que por unas semanas fue parte de la familia y que seguirá creciendo en un bosque”, dice Claudia Rodríguez.

Este año los árboles de 1.90 a 2.10 cuestan 999 pesos y los de 2.10 metros a 2.40 cuestan 1149 pesos. Se pueden escoger y recoger en el huerto Roma en Jalapa 234 o bien entregar a domicilio del 15 de noviembre al 15 de diciembre por 199 pesos y la recolección y reforestación cuesta 249 pesos. Se entregan con instructivo de cuidados, nutrientes y cubre maceta con bajo plato.

Un árbol talado en mercados y tiendas comerciales cuesta entre 400 y mil 500 pesos. Los artificiales desde 200 hasta los cinco mil o seis mil pesos si traen luces o giran, depende del tamaño.

La reforestación de un árbol talado es imposible. En Siempre Verde existe la opción de reforestarlo ya sea en casa o en Puebla, en el mes de febrero, cuando el equipo de la empresa los regresa al bosque.

“Invitamos a la gente a que nos acompañe a la reforestación y sigan el rastro del árbol que por unas semanas alegró y llenó de olor a pino sus hogares”, dice Juan Carlos.

Si la gente lo desea, dice, pueden quedarse con el árbol siempre y cuando tengan un sitio ideal para reforestarlo ellos mismos, pues el clima y la altura del DF son ideales para que un pino Douglas, como estos sobreviva. 10% de los clientes deciden reforestar ellos mismos el árbol y la empresa les da seguimiento.

“Podemos mandar a uno de nuestros biólogos para apoyar a quien decide adoptar el árbol y decirles si les hace falta fósforo, nitrógeno u otro nutriente”.

Labor previa

“Somos 10 personas las que seleccionamos los cinco mil árboles, una vez elegidos los desprendemos con todo y raíces, se tiene que hacer con mucho cuidado para no dañarlo, ese proceso de llama banqueo, una vez que lo sacamos, lo metemos a una maceta y lo observamos durante cuatro meses, lo nutrimos y preparamos para la temporada”.

Mientras están en renta hay que regarlos, mantenerlos con ventilación y cuidar que les dé el sol. Se recomienda ponerle luces LED que no dañan el follaje sino además ayuda a que se regenere.

“Reforestarlos es todo un proceso, primero se revisa en qué estado los regresan, un 90% vienen muy cuidados, el otro 10%, lo cuidaron tanto que tienen exceso de agua, entonces les damos tratamiento para dejarlos en óptimas condiciones para su reforestación”, dice.

El trabajo de los productores es mucho mayor cuando protegen la vida del árbol, porque en México se acostumbra a llegar con el machete y cortar por miles y no es lo mismo que extraerlo.

“El productor al que nosotros compramos surte 70 mil árboles muertos al DF y sólo cinco mil vivos por el trabajo que implica desprenderlos de la tierra con vida y después regresarlos”, dice.

La producción de árboles sin vida sigue siendo el fuerte de los productores, pero mientras exista Pilar Hernández con sus tres rumies y más capitalinos dispuestos a salvar a un árbol mexicano, la tendencia crecerá y el sueño de Juan Carlos de salvar dos millones de pinos por año, algún día se hará realidad.