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Historia. Cortar cuerpos, lo que más le gusta

Allan López| El Universal
Domingo 08 de diciembre de 2013
<b>Historia.</b> Cortar cuerpos, lo que ms le gusta

LABOR. Sergio Arreola se encarga de manipular los restos durante los estudios practicados a cadáveres. (Foto: ALLAN LÓPEZ / EL UNIVERSAL )


allan.lopez@eluniversal.com.mx

Para Sergio, cargar y cortar cuerpos sin vida no ha sido un trabajo pesado o difícil, por el contrario, le apasiona. Cada que secciona un cadáver aprende de la anatomía humana y su funcionamiento.

Él es técnico en necropsias, encargado de manipular los restos durante los estudios que se les practican a los cadáveres en el Instituto de Ciencias Forenses del Distrito Federal.

Sergio Adrián Arreola Velázquez, de 48 años, explica que su carrera se basa principalmente en el estudio de la anatomía, pues su labor consiste en hacer las disecciones a los cadáveres para hacer cavidades y que el médico forense tenga acceso a los órganos.

Aunque sí le hubiera gustado estudiar la carrera universitaria, a él le apasiona más su trabajo. “Mi labor empieza desde que se inicia a medir el cadáver, nosotros siempre ayudamos al médico en la descripción”, dice.

“Somos quien lo voltea para un lado, para otro; luego nos encargamos de abrir las cortaduras de hueso, piel en cráneo, en tórax y abdomen”, comenta.

Él explica que no se le ha hecho un trabajo difícil, ya que es algo que le gusta. Lo considera más interesante que complicado, pues a diario aprende algo nuevo.

Una de las cosas que más le atraen es el estudio de las lesiones por arma de fuego, pues siempre se debe seguir la trayectoria de una bala para determinar cuáles fueron los órganos dañados para que se provocara la muerte.

A pesar de ello, un cuerpo baleado no ha sido lo que más le ha impresionado en sus más de 29 años de carrera. “Un día llegó un albañil que se cayó de una gran altura y se enterró en varias varillas. Como no se las pudieron sacar, tuvieron que cortarlas y traerlas hasta acá”, recuerda.

Al llegar, los médicos y él tuvieron que remover cada barra. “Se sintió feo porque con el metal extraíamos tejido de la víctima y lo desgarrábamos más”, explica.

Sergio dice que la cercanía que tenía con un familiar lo orilló a dedicarse a esto, algo de lo que no se arrepiente porque ha sido la actividad que más le ha permitido aprender como profesional.



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