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“No es fácil, pero el tratamiento me ayudó”

El Universal
Viernes 26 de julio de 2013
No es fcil, pero el tratamiento me ayud

CONTRASTE. En prisión nunca pudo tomar algún curso, comenta Manuel. (Foto: )


En la cárcel, los reos salen esposados, no hay cercanía entre ellos y los vigilantes, nadie les llama por su nombre. Son un número y dentro de la celda el trato no es tan diferente, relata Manuel, quien pasó los últimos cinco años (tiene 25) entre el Reclusorio Oriente y el de Santa Marta Acatitla.

Los recuerdos de la cárcel hacen que contraste su vida actual con los días en el reclusorio, donde no pudo tomar ningún curso hasta que le dieron “permiso” los “más fuertes”.

“Debes de tomar en cuenta todas las personas que tienes en la celda, hay una jerarquía en la cárcel que se maneja por años y por el poder del más fuerte, tienes que ganar”, narra.

El robo calificado en pandilla lo pagó con desconfianza, actitud que conservó a su llegada a La Casa del Medio Camino.

Su actitud cambió al sentir las diferencias en el trato. Su familia agradeció particularmente que dejó de ser un número y recuperó su nombre.

Antes de ingresar a este espacio, Manuel no conocía los museos ni se había acostado en el pasto con sus consanguíneos. Ahora, agradece disfrutar aun de un baño caliente.



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