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María no acepta que sea su hijo. Exige ver el cuerpo de Alan Omar, de 27 años.

“Es mi derecho ver el cuerpo sin vida de mi hijo; si es que es él. No confío en las autoridades de la Procuraduría. Necesito tener la certeza de que es mi hijo, y mientras no lo vea, no estaré tranquila”.

María Victoria está molesta. Más que molesta. No se explica como fue que el Procurador no le informó primero a las madres del Heaven antes que a los medios de comunicación del hallazgo del cuerpo de los sus hijos.

“Habíamos quedado en que seríamos las primeras en enterarnos y no fue así. Yo además necesito ver el cuerpo de mi hijo, que tal si me entregan un cuerpo que no es y yo ya lo enterré. Mi hijo tenía tatuajes. Quiero ver esos tatuajes.

“Las autoridades no hicieron nada, les tuvimos confianza en un momento, siempre vivimos engañadas. Yo me enteré estando en la calle, en el Metro, si el Procurador sabía que era mi hijo porque no tuvo la decencia de enterarme primero a mí, como madre.

“Incertidumbre siempre fue la palabra, y aún sigue siendo. Después de enterarme de la muerte de mi hijo, le hablé a mi hijo Juanito, que siempre me ha acompañado, pero no le dije nada por teléfono. Quise protegerlo de este horror que estamos ahora viviendo con la noticia de la muerte de su hermano. Me salí de la conferencia con el procurador porque no quise escuchar cómo los encontraron, ni las condiciones de los cuerpos.

“¿Porqué mi hijo? ¿ Qué les hizo? ¿Quiero saber porqué? pero primero necesito comprobar si es mi Alan Omar o no”, concluye María Victoria, aun con la fuerza y la entereza para abogar por el verdadero cuerpo de su hijo.

Le toca hacer esto que nunca pensó, identificar los restos de aquel a quien le diera vida.