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La actividad en las calles volvió tarde. El desvelo por la cena de Navidad y el frío intenso en el resto del día provocaron que, en las zonas altas del Distrito Federal, la constante fueran negocios cerrados y la mayoría de los habitantes permanecieran dentro de sus casas para evitar el viento helado, la bruma y la llovizna del exterior.

En la parte más alta del pueblo de San Bernabé, una zona montañosa de la delegación Magdalena Contreras, algunas columnas de humo —provenientes de anafres o fogatas encendidas durante la madrugada del 25 de diciembre— delataron a quienes calentaron de nuevo la comida de la noche anterior.

En el exterior de su casa de madera, el fogón de leña de Gabina Martínez, de 68 años de edad, se convirtió por la mañana en un punto de reunión para toda la familia que llegó al “recalentado” del caldo de camarón, pasta y pavo que fue el menú de Nochebuena.

“En la noche el frío se sintió más fuerte que en otros años (...), estaba insoportable”, dijo Gabina abrigada por la mañana con chamarra y suéter, pero que en la noche tuvo que usar dos suéteres más.

Enclavados en el monte, bajo una lluvia leve y a pesar del frío, siete de sus ocho hijos e hijas así como las parejas de ellos y los nietos de Gabina llegaron de visita, se sentaron en una mesa afuera de la pequeña vivienda junto al fogón y almorzaron cerca de las 10:30, hora en que muchas familias alrededor seguían dormidas.

Con el ponche y el caldo de camarón —platillo con el que recordó Gabina a su esposo José, quien falleció hace un año— hicieron frente al frío que entumecía las manos.

“Se la pasa uno bien con toda la familia, contentos", es la fórmula para olvidarse del frío”, dijo.

Ayer, la temperatura varió entre 8 y 10 grados según reportes delegacionales, pero el viento aumentaba la sensación helada.

En otra vivienda, Norma salió un momento de su casa donde comían el tradicional “recalentado” del pavo, lomo de cerdo y sopa. “Apenas me dormí a las seis de la mañana, aquí estuvimos bailando, botaneando y platicando”, expresó al referirse a una fogata afuera de la casa, que seguía prendida y los niños aún acercaban las manos para calentarlas.

“Con el sereno de la noche hasta las chamarras se sentían húmedas, pero estuvimos contentos”, añadió Norma, quien le bajó el volumen al estéreo que tocaba música de banda y se había quedado afuera encendido toda la madrugada.

A pesar del frío, que se prevé sea más intenso hoy, la delegación Magdalena Contreras no tuvo reportes de hipotermia en población de calle o habitantes de la demarcación hasta el cierre de la edición.