25 años de Hubble: Hasta el infinito y más allá
Los datos e imágenes enviados por el Hubble son fuente inagotable de conocimiento y de nuevos enigmas, que han ensanchado las fronteras del saber humano. (Foto: NASA )
La idea de llevar un telescopio fuera de la atmósfera terrestre es mucho más antigua de lo que se pudiera pensar, pues se remonta a 1923, cuando el científico especialista en cohetería Hermann Oberth publicó un artículo en ese sentido, aunque hubo que esperar muchas décadas para contar con la tecnología necesaria para crearlo y ponerlo en órbita, gracias a la colaboración entre la NASA (EU) y la ESA (Agencia Espacial Europea).
La construcción del telescopio comenzó por su espejo principal, de 2,4 metros, en 1979, pero no estaría listo hasta 1985 y no fue hasta el 24 de abril de 1990 cuando el transbordador Discovery puso en órbita, a 543 kilómetros de la Tierra, este ingenio de 13,2 metros de longitud y 4,2 de diámetro -más dos paneles solares- que completa un giro a nuestro planeta cada 96 minutos.
Desde entonces, los datos e imágenes enviados por el telescopio a la Tierra han sido una fuente inagotable de conocimientos y nuevos enigmas, que han ensanchado las fronteras del saber humano, y su datos ayudaron a ganar un Premio Nobel del Física en 2011 a los astrónomos Saul Perlmutter, Adam Riess y Brian Schmidt, por descubrir que el Universo se expande a un ritmo cada vez mayor. Solo el tiempo dirá si esa lista de galardones se engrosa.
Una de las razones principales para construir el Hubble fue determinar el tamaño del Universo y datar con mayor precisión su edad, unos 13 mil 700 millones de años. Tras ocho años de observar las cefeidas, además se pudo saber que su ritmo de expansión -conocido como la constante de Hubble- es de 70 kilómetros por segundo por cada 3,26 millones de años luz de distancia.
Este ingenio también se ha convertido, de alguna manera, en una especie de máquina del tiempo pues gracias a él "vemos cosas más y más viejas. Es casi mágico. El Hubble tiene gran estabilidad y puede estar días y días fijo, lo que permite ver objetos que se formaron solo unos cientos de millones de años después del Bing Bang", explicó el astrofísico francés Roger-Maurice Bonnet, director del programa científico de la Agencia Espacial Europea (ESA) entre 1983 y 2001.
El segundo hito del Hubble, según Bonnet, fue fotografiar "toda una secuencia de la formación de estrellas y planetas que pueden conducir a la aparición de objetos similares a los que estamos acostubrados, es decir, una Tierra alrededor de un Sol".
"Vemos que es un fenómeno prácticamente universal en miles y miles de casos, así que parece bastante improbable que solo la Tierra esté habitada", añade el experto.
Otras de sus grandes contribuciones ha sido el estudio de los agujeros negros supermasivos, que son objetos muy densos y con tanta masa que ni siquiera la luz puede escapar de su gravedad. Por eso, hasta que el Hubble empezó a funcionar era imposible observarlos directamente y los astrónomos no tenían manera de probar sus teorías, sin embargo, la alta resolución del telescopio hizo posible ver los efectos de la atracción gravitatoria de algunos de estos objetos en su entorno.
Pero aún quedan enigmas por descubrir como el de la materia oscura, que los científicos creen que compone tres cuartas partes de la materia del cosmos, aunque las observaciones del Hubble están proporcionando información para seguir trabajando en ese ámbito.
LOS OJOS DE LA HUMANIDAD
Concebido como un viaje hacia los confines del cosmos, "Expanding Universe" agrupa las imágenes por su cercanía a la Tierra, desde las del Sistema Solar, con fotografías de Júpiter o Neptuno, a las espectaculares columnas de gas, cuna de nuevas estrellas, en la Vía Láctea, o la Galaxia Molinillo de Viento del Sur, ubicada a 15 millones de años luz.
kal