Accidente `echó abajo` al segundo astronauta nacional
En los seis meses previos al lanzamiento del primer astronauta mexicano, ocurrido el 26 de noviembre de 1985, el gobierno mexicano inició la preparación de un segundo astronauta en caso de que por alguna circunstancia Rodolfo Neri Vela no pudiera viajar al espacio.
Muy pronto México se quedó sin el plan B, sin la alternativa de un suplente, como consecuencia de un accidente aéreo que sufrió la persona que recibía capacitación.
Ricardo Peralta y Fabi, ingeniero y académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se desplomó en un aeroplano ligero que compró con parte de los 40 mil dólares que se le habían destinado para su entrenamiento, relata Javier Jiménez Spriú, entonces subsecretario de Comunicaciones y Transportes.
Se trataba de los preparativos para capacitar al astronauta mexicano suplente que formaría parte de la misión 61-B del transbordador Atlantis, y que entre otras tareas tenía como objetivo colocar, en el espacio, el satélite Morelos 2.
Entre los recuerdos que saltan de los preparativos de esa "aventura mexicana" en aquel año de 1985, Jiménez Spriú dice que el astronauta sustituto fue enviado a la Universidad de Indiana para que allá realizara estudios de seguimiento a varias de las prácticas que también llevaría Neri Vela a bordo del Atlantis.
De los experimentos encargados a Rodolfo Neri Vela, recuerda en el libro Vuelta al Mundo en Noventa Minutos que mientras él inyectaba sustancias químicas a las diez plantas de frijol en el espacio, y tomaba fotografías, realizaba lectura de los tiempos de absorción, seleccionaba los tallos y los numeraba en tubos de ensayo, uno de sus compañeros se concentraba en el aparato de electroforesis.
Éste servía para hacer pruebas en la microgravedad sobre la separación de sustancias orgánicas mediante campos eléctricos, que podrían conducir a la fabricación de medicamentos en el espacio para el tratamiento y control de la diabetes y la anemia.
El ingeniero Ricardo Peralta y Fabi ya no pudo continuar sus estudios en la Universidad de Indiana, por la gravedad del accidente ocurrido. México se quedaba sin una segunda opción de astronauta.
Hace 20 años, el domingo denominado "Día Mexicano", Rodolfo Neri Vela fue protagonista de uno de los sucesos de registro en la nave de la NASA, una conversación con el entonces presidente de la República, Miguel de la Madrid Hurtado. Sus voces viajaron más de cuatro millones 604 mil kilómetros.
En el enlace de unos minutos, relató al mandatario mexicano parte de su trabajo durante el despegue del Centro Espacial Kennedy, ubicado en la Florida.
El ahora investigador de la Facultad de Ingeniería de la UNAM tomó fotografías del territorio mexicano desde una de las ventanillas de la nave. Esas imágenes fueron entregadas a la Comisión Federal de Electricidad y al Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática para la planificación de urbanización, búsqueda de yacimientos minerales, análisis de riesgos geológicos, construcción de hidroeléctricas, determinación de erosiones y contaminación.
Hace dos décadas, México hizo una selección de entre 400 aspirantes para viajar al espacio: cinco fueron los finalistas y dos recibieron capacitación. El suplente cayó a tierra antes de terminar sus estudios en Estados Unidos.