AMOR A PRIMERA VISTA. Los antiguos griegos y romanos creían que el "flechazo" lo daba Cupido, el dios del amor. En la actualidad, los biólogos han descubierto que las responsables son las feromonas (compuestos volátiles captados por la nariz).

Según estudios de laboratorio con humanos, los órganos genitales externos de la mujer producen, sobre todo durante la ovulación, una secreción de ácidos grasos que, al ser percibidos por un varón, tienen la virtud de atraer como un imán al sexo opuesto.

Todo apunta para asegurar que la versión masculina de esta feromona podría ser la androstenona, molécula que se halla en la orina y el sudor de los varones.

AMOR FATUO O AL VAPOR. La pasión cristaliza de inmediato en una unión sexual, sin dar tiempo para que la intimidad surja, ni mucho menos para que se establezca un real compromiso.

AMOR ROMÁNTICO. Se da cuando la atracción es tanto física como emocional; pero ese sentimiento de unión y compenetración va acompañado de compromiso.

BESO. Entre sus diferentes manifestaciones, se considera al beso de boca a boca como una de las fases esenciales del proceso de intimidad. CELOS. Sentimientos de desconfianza y de sospecha en las relaciones con la persona amada. En el proceso de cortejo, pueden ser utilizados deliberadamente como una "táctica de caza" para atraer y convencer al indiferente o al que duda en establecer una relación.

Sin embargo, hay que cuidar que no se conviertan en un grave trastorno neurótico.

CARICIAS. Consisten en rozar, generalmente con la mano, alguna parte del cuerpo de otra persona, en especial la cara, el cabello, el cuello. Se acaricia para calmar, consolar, implorar, expresar y provocar recíprocamente amor.

COMPROMISO. Decisión de una persona en querer a otra sin importar las consecuencias. Crece despacio al principio, más lento incluso que la intimidad. Se estabiliza cuando la balanza de los "costos-beneficios" del amor se equilibra o se inclina más hacia los segundos.

CORTEJO, LIGUE. Es un conjunto de movimientos, acciones y hechos (conscientes e inconscientes) que incluyen el lenguaje corporal y las palabras, para atraer la atención y despertar el amor de una persona.

Por lo general, parte de un encuentro visual en el que las miradas posteriores señalan la disponibilidad o el rechazo mutuos. Si hay "química", viene luego el diálogo, la sonrisa, el alisamiento del cabello, el frotamiento de las propias manos y otros ademanes que proclaman "me gustas".

A partir del primer encuentro, se abre el camino para la pasión y el compromiso.

Ocurre algo curioso en el cerebro de los enamorados: en un singular proceso bioquímico, éste es bañado por unas 250 sustancias diferentes, entre ellas, la dopamina, que provoca la excitación y la euforia propios de ese que se denomina "estado de gracia".

Y, como toda droga, crean adicción. También se produce una secreción de endorfinas, que transmiten a la pareja esa gratísima sensación de paz y tranquilidad.

FIDELIDAD. Una rareza en estos tiempos, que consiste en observar lealtad hacia la pareja.

INTIMIDAD. Es el sentimiento de cercanía, unión y afecto hacia el otro. Se desarrolla en forma gradual conforme avanza la relación.

Hay también una intimidad sexual y según el famoso investigador estadounidense Desmond Morris (autor de El Mono Desnudo y Comportamiento Íntimo ), aquélla sigue esta secuencia: la mano en la mano, el brazo en el hombro, el brazo en la cintura, la boca en la boca, la mano en la cabeza, la mano en el cuerpo, la boca en el pecho y la mano en el sexo. Llegados a este punto, sólo resta un último peldaño.

PASIÓN. Estado de excitación mental y física. En su punto más alto, se torna en obsesión por la persona amada.

Es muy intensa al principio y crece de manera vertiginosa, pero suele caer de la misma forma conforme la relación avanza. Lo bueno es que se estabiliza con la intimidad.

REGALOS. Según sea el grado del valor subjetivo, concedido por quien lo recibe, el regalo cumple o no su intención de halagar y conquistar la voluntad y el amor.

Por lo general, cuando es aceptado, el regalo se convierte en un especie de fetiche o ícono que representa a la persona que lo da.