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Enseñan a sobrevivir a menores en “La Granja”

Xóchitl Rangel / Corresponsal| El Universal
Domingo 30 de septiembre de 2012

En "La Granja", como se le conoce popularmente al tutelar de Puebla, los menores infractores han convertido su circunstancia en una lección positiva: además de estudiar, trabajar en la maquila o lavar, ahora generan sus propios alimentos mediante la siembra, la cría de conejos y la piscicultura. Víctor Hugo Rojas / EL UNIVERSAL

En las viejas instalaciones del Centro de Internamiento Especializado Para Adolescentes (CIEPA) en Puebla, impera un ánimo de superación entre los menores que se han incorporado a los programas de reciente creación sobre piscicultura, cunicultura, avicultura, ovinocultura y agricultura. Víctor Hugo Rojas / EL UNIVERSAL

Mónica Ruiz Sierra, directora general del Centro de Internamiento Especializado Para Adolescentes (CIEPA), comenta que en el tutelar actualmente hay una población de 111 personas -cinco de ellas mujeres- y del total 44 son de origen rural. Víctor Hugo Rojas / EL UNIVERSAL

El ingeniero en acuacultura Sergio Vázquez imparte desde febrero el curso de piscicultura, producción y engorda de carpa a los internos del Ciepa, con el propósito de enseñar alguna alternativa de subsistencia cuando los infractores concluyan su sentencia y abandonen este lugar. Víctor Hugo Rojas / EL UNIVERSAL

El ingeniero muestra los dos estanques que ha creado con sus alumnos, uno de ellos natural en un hueco en la tierra y el otro hechizo con costales de arena y una lona, en conjunto pueden producir dos toneladas mensuales de carpa. Víctor Hugo Rojas / EL UNIVERSAL

El 90 por ciento de los menores infractores incurrió en robo u otros delitos del fuero común, sólo hay tres casos de delitos del fuero federal, entre ellos portación de arma de grueso calibre y robo de cable a la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Víctor Hugo Rojas / EL UNIVERSAL

La ley local condena a los infractores que aún no cumplen la mayoría de edad o están próximos a esta situación para que consumen una condena mínima de tres meses o máxima de siete años, dependiendo de la determinación del juez según el ilícito cometido. Víctor Hugo Rojas / EL UNIVERSAL

Los reportes oficiales indican que mensualmente se registran dos nuevos ingresos de jóvenes que tras su condena borrarán de sus documentación oficial su paso por el encierro en el tutelar. Víctor Hugo Rojas / EL UNIVERSAL

En tanto, siguen con sus actividades, que "son muy sanas para los muchachos, los mantenemos estudiando, activos, están aprendiendo cómo sobrevivir, saliendo de acá pueden hacer sus presas en sus comunidades y dedicarse a la venta de pescado o aunque sea a rentar lonas porque también ya aprendieron a vulcanizar", comenta el ingeniero. Víctor Hugo Rojas / EL UNIVERSAL

Ense�an a sobrevivir a menores en �La Granja�

OPORTUNIDAD. Además de estudiar y prepararse para alimentar animales y sembrar verduras, los menores realizan actividades deportivas para reformarse. (Foto: VÍCTOR HUGO ROJAS )

Especialistas dan clases sobre cría de animales y siembra de verduras a jóvenes infractores

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PUEBLA.- ‘‘Antes de convivir con ellos, me resultaba difícil comprender que merecían una segunda oportunidad”, comenta Sergio Vázquez, ingeniero en Acuacultura, en referencia a los jóvenes infractores. “Tratándolos conoce uno sus historias, pasaron por cosas difíciles y los comprendes mejor, la mayoría tiene una actitud positiva, con ganas de superar sus errores y ser personas de bien”.

Y es que, las viejas instalaciones del Centro de Internamiento Especializado Para Adolescentes (CIEPA) en Puebla denotan, a simple vista, olvido y segregación, como en cualquier prisión. Aquí se escuchan las historias más desoladoras que la imaginación es capaz de concebir; aquí purgan su castigo una centena de adolescentes que incurrieron en delitos graves, los cuales van desde robo hasta el homicidio calificado.

Basta traspasar la reja y observar unos momentos a los jóvenes para que la primera percepción se olvide: en el interior impera un ánimo de superación entre los menores, quienes se han incorporado a los programas de reciente creación sobre piscicultura, cunicultura, avicultura, ovinocultura y agricultura.

Los frutos de estas acciones sirven para complementar la alimentación de los internos y para la engorda de los animales. Se espera que a través de este proyecto a largo plazo también sea posible abastecer al Centro de Reinserción Social (Cereso) de San Miguel.

Aprendizaje en “La Granja”

Hugo, de 20 años de edad, y José Miguel, de 22, llegaron hace cuatro años al CIEPA y hace tres meses que la médico veterinario Clarita Espinoza los instruye sobre la crianza de conejos, los periodos de gestación, la identificación del sexo del animal y los periodos de engorda.

La timidez de ambos les hace soltar risas nerviosas y escasas palabras mientras alimentan con alfalfa a decenas de conejos en medio del olor de orina que mantiene impregnadas las arcaicas instalaciones de “La Granja”, como se le conoce popularmente al tutelar de Puebla.

Clarita otorgó datos técnicos a sus alumnos, pero se ha concentrado más en las sesiones prácticas y actualmente cuentan con 32 cabezas de ovinos, 68 gallinas y más de 80 conejos, todos habrán de transformarse en alimentos para el consumo de los internos de “La Granja”.

Con la nueva administración en la entidad, algunos mecanismos cambiaron al interior de este centro de reinserción para menores, ya que la población está involucrada directamente en la obtención de sus alimentos mediante el cuidado de gallinas para obtener huevos, la siembra de jitomates, tomates, lechugas, cilantro y el alfalfa (éste último para la alimentación de los conejos).

Llegan a los mercados

El ingeniero en acuacultura Sergio Vázquez imparte desde febrero el curso de piscicultura, producción y engorda de carpa a los internos del Ciepa, con el propósito de enseñar alternativas de subsistencia cuando los infractores concluyan su sentencia y abandonen este lugar.

En un recorrido, muestra los dos estanques que ha creado con sus alumnos, uno de ellos natural en un hueco en la tierra y el otro hechizo con costales de arena y una lona, en conjunto pueden producir dos toneladas mensuales de carpa.

Sergio Vázquez comenta que la producción de carpa va sumamente avanzada que el secretario de Seguridad, Ardelio Vargas Fosado, valora la posibilidad de abastecer el Centro de Reinserción Social (Cereso) de San Miguel —localizado en la capital— con algunos productos entre ellos los peces y las lechugas.

“Estas actividades son muy sanas para los muchachos, los mantenemos estudiando, activos, están aprendiendo cómo sobrevivir, saliendo de acá pueden hacer sus presas en sus comunidades y dedicarse a la venta de pescado o aunque sea a rentar lonas, porque también ya aprendieron a vulcanizar”, comenta entusiasta el ingeniero en acuacultura.

La correccional en cifras

Mónica Ruiz Sierra, directora general del Centro de Internamiento Especializado Para Adolescentes (CIEPA), da a conocer que en el tutelar actualmente hay una población de 111 personas —cinco de ellas mujeres— y del total 44 son de origen rural.

El 90% de los menores infractores incurrió en robo u otros delitos del fuero común, sólo hay tres casos de delitos del fuero federal, entre ellos portación de arma de grueso calibre y robo de cable a la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

La funcionaria señala que el caso de Puebla no puede equipararse con el de otras entidades donde los menores infractores están vinculados a ilícitos graves como tráfico de sustancias, aquí la mayoría comete robo en sus comunidades, donde generalmente hay índices de pobreza y marginación.

La ley local condena a los infractores que aún no cumplen la mayoría de edad o están próximos a esta situación para que consumen una condena mínima de tres meses o máxima de siete años, dependiendo de la determinación del juez según el ilícito cometido.

El rango de edad de la población interna está entre los 14 y 18 años, los adultos (18 años cumplidos) representan el grueso de internos con 70%, posteriormente se ubica el nivel entre 15 y 17 años, con un 25%, y un 5% más de adolescentes de 14 años de edad.

Los reportes oficiales indican que mensualmente se registran dos nuevos ingresos de jóvenes, que tras su condena borrarán de sus documentación oficial su paso por el encierro en el tutelar.



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