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Una pluma que aún exporta melodramas a todo el mundo

Álex Madrigal| El Universal
Jueves 10 de septiembre de 2009
María Zarattini Danni, sin temor a equivocarnos es una de las máximas escritoras de melodramas en la historia actual de las telenovelas quien sigue vigente en televisión con proyectos de la productora de Carla Estrada

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María Zarattini Danni, sin temor a equivocarnos es una de las máximas escritoras de melodramas en la historia actual de las telenovelas quien sigue vigente en televisión con proyectos de la productora de Carla Estrada.

Zarattini comparte un lugar importante con escritores como Liliana Abud (Amor en silencio, 1988) y el venezolano Carlos Romero (Rosa salvaje) quienes han ayudado a que se sigan exportando melodramas al mundo.

El origen de la escritora es en Padua, Italia, años después radicó en México para comenzar su carrera como dramaturga. Sin embargo, constantemente se dice que es la mejor adaptadora de Caridad Bravo Adams, la creadora de Corazón salvaje, telenovela que se ha realizado en tres ocasiones: 1966, 1977 y 1993 y una más para la pantalla grande. La más exitosa, fue en 1993 y se produjo con la adaptación de María Zarattini.

Se inició en el negocio del entretenimiento con las fotonovelas, proyecto italiano que popularizó en México en la época de los 70, llamado Rutas de pasión. Su primera telenovela como adaptadora fue de la cubana Inés Rodena y con la que cobró en la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM) en 1979, fue Lágrimas negras, protagonizada por Irma Lozano y Gastón Tuset. Se cree que en 1977 escribió una especial para Silvia Pinal. Obtuvo reconocimiento con la adaptación de la obra de Inés Rodena, Los ricos también lloran, que consagró a Verónica Castro y Rogelio Guerra.

La historia de esta telenovela es curiosa porque Emilio Azcárraga Milmo, dueño de Televisa, le propuso a su productor de cabecera, Valentín Pimstein, producir una telenovela en Miami y le encomendó buscar a Inés Rodena; sin embargo, los planes cambiaron y decidieron traerla a México y se le pidió a los escritores María Zarattini y Carlos Romero hacer una adaptación y ponerle nombre a Los ricos también lloran, distinta a Perdí mi baby, como se llamó en Miami a la misma historia, y que se ha doblado a más de 25 idiomas.

La edad de Zarattini se desconoce; ella conserva intacta la vanidad de la mujer. Pero lo que la describe mejor es que suele entregar los libretos desde el primer capítulo, hasta los que le pidan ni más ni menos. Incluso, desde el inicio de las producciones deja en claro que si la telenovela es exitosa, no prolongará capítulos, porque, dice, es cuando se pierde la calidad y se entra en terrenos de la mediocridad.

También ha innovado con historias como Amor real y Alborada, esta última del género de época y que sólo se atrevían a contar Ernesto Alonso y su director Raúl Araiza.

También tiene adaptaciones que llamaron la atención como Si Dios me quita la vida (1995), otra historia de época y en donde se aprecia a una Daniela Romo como actriz con trayectoria.

“Estas producciones son caras, espero que no se tarden en hacer otra. Tuvimos un éxito que fue Corazón salvaje, pero pasaron varios años, ahora deseo que confíen en lo que escribo y no me dejen cinco años sentada”, dijo sobre las historias de época.

 

Entre sus adaptaciones más exitosas están Los ricos también lloran (1979), Bodas de odio (1983) y Corazón salvaje (1993), esta última al principio con bajos niveles de audiencia, pero que después levantó como la espuma. Su esposo, en ese entonces, José Rendón, director de escena y productor de Televisa, le decía a Zarattini: “Paciencia. Un escritor y productor tienen que aprender a tener paciencia”; ella sólo contestaba que la telenovela estaba bien hecha y bien escrita y que el público la castigaba.

Para Zarattini, las historias con un amor maduro u otoñal, como ella los llama, “no funcionan”; asegura que a la gente se le debe ofrecer sangre nueva, una trama lógica, mucha sensualidad y eliminar la paja.

“Para este tipo de entretenimiento la pareja principal tiene que ser de una edad vigente; los amores otoñales son muy padres, pero son para personajes secundarios”, afirmó Zarattini, cuando estaba el éxito de Mirada de mujer (1997).

También es creadora de fenómenos como Tú o nadie (1985) con Lucía Méndez y Andrés García y que actualmente tiene una nueva versión con Jacqueline Bracamontes y William Levy en Sortilegio; De pura sangre (1986) con Christian Bach y Humberto Zurita y Balada por un amor (1990) con Daniela Romo y Alfredo Adame.

La escritora cree que una segunda parte se debe hacer luego de seis meses y no después de años.

 

 



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