LA HABANA (Notimex).- Elena Burke fue una mujer fuerte y sensible que vivió la vida como la sintió, en forma auténtica, recordaron los más íntimos amigos de la intérprete cubana fallecida el domingo.

"Lo lamento. Se pierde una gran voz, una gran cantante y mejor amiga, con un imperecedero trabajo de estrella", declaró Richard Egues al resumir la emoción de quienes conocieron a la que el público bautizó como La Señora Sentimiento .

Burke, calificada como "un clásico viviente" por el diario oficial Granma , murió a los 74 años en esta capital de complicaciones relacionadas con el sida que padecía y que la alejó en forma total de los foros.

El sepelio será hoy. A la funeraria donde es velado su cuerpo, en el distrito capitalino de El Vedado, acuden cientos de artistas e intelectuales a rendirle postrer tributo.

Burke, cuyo verdadero nombre era Romana Elena Burguez González, nació el 28 de enero de 1928, debutó en 1941 en un programa de aficionados y ya en 1943 su voz de contralto se comenzó a escuchar por la emisora Mil Diez.

"Inició tan temprano que sólo tenía unos 15 años" cuando cobró auge el movimiento trovadoresco cubano denominado feeling , en la década de los años 40, recordó el guitarrista y cantante Ángel Díaz.

La intérprete de "Mis 22 años" y "De mis recuerdos" integró importantes agrupaciones vocales como el cuarteto de Facundo Rivera, el de Orlando de la Rosa y las D Aida, en este último junto con las también emblemáticas Omara Portuondo y Moraima Secada. Se relacionó con Isolina Carrillo (Dos Gardenias) y estudió con los maestros Roberto Valdés Arnau, Enrique González Mantici y Adolfo Guzmán. Integró el trío Las Mulatas de Fuego.

Burke alternó en su larga vida como intérprete con figuras de la talla de Josephine Baker, Nat King Cole, Libertad Lamarque, Pedro Vargas, Sarah Vaughan, Edith Piaff, Benny Moré y Bola de Nieve. Con su intimista manera de cantar se colocó en la preferencia de un público diverso al que pertenecen tanto amantes de géneros populares como los de música más elitista.

En 1958 se convirtió en solista, su timbre singular, una voz vigorosa y un profesional sentido del ritmo interno y la afinación la catapultaron al estrellato en las principales radioemisoras y cabarets de la isla.

Los amantes de la canción dicha con sentimiento y creatividad también apreciaron su arte en México, Estados Unidos, España, Venezuela, Puerto Rico y Francia, países a los que viajó en gira artística.

La cantante era imprescindible en los escenarios a media luz de clubes como El Pico Blanco del hotel Saint Johns, el Club 21 o el bar Escambray, del Hotel Jagua, en la provincia surcentral de Cienfuegos.

La afamada vocalista, quien popularizó entre otros temas "Gracias a la vida", se retiró del mundo artístico en forma oficial en 1998, al cumplir 70 años, ya herida de muerte por el sida, aunque en ocasiones acudía al club nocturno El Gato Tuerto.

"Era una mujer muy sensible, de un temperamento muy fuerte, que la ayudó a sobrellevar innumerables dificultades", acotó Omara Portuondo, su compañera en el inolvidable cuarteto de las D Aida y en los inicios de las Mulatas de Fuego.

"Elena estrenó una buena parte de mis más importantes canciones", expresó la compositora Marta Valdés, sin apenas poder contener su dolor.

En febrero de 1999, en los jardines de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), donde se le rindió un sentido homenaje, declaró desde una silla de ruedas: "He estado bastante mal pero voy por el camino de ponerme bien".