Berlín.— La estrella de ayer en la alfombra roja del Festival de Cine de Berlín fue la actriz hollywoodense Natalie Portman, quien compite por el premio Oso de Plata con Laia Costa y Nicole Kidman.

Sin embargo, para México la noticia fue la presentación de la ópera prima de Gabriel Ripstein, hijo del cineasta Arturo Ripstein. Se llama 600 millas y trata sobre el millonario negocio de tráfico ilegal de armas entre Estados Unidos y México.

“En los últimos años México ha vivido una ola de violencia asociada al crimen organizado, en el cual ese crimen organizado tiene el armamento de un ejército y ese armamento viene de Estados Unidos. Esa es la semilla de la que parto”, explica el cineasta.

Como hijo de Arturo Ripstein y Paz Alicia Garciadiego, el cineasta sabe el peso que conlleva su apellido, pero pensó que iba a ser más grande.

“Desde que tengo memoria quería ser director de cine, pero al final hice otra cosa, pero las tripas llaman, la sangre es pesada y el código genético está ahí”, indica.

Ripstein se siente un afortunado por poder dedicarse a su gran pasión, algo que su padre se encargó de dejar siempre claro. “Me lo ha dicho numerosas veces: estar en un set de cine es un lujo. No hay que tomarlo a la ligera. Rigor y amor al proceso es lo que he visto desde que tengo memoria y no lo tomo a la ligera”, comenta sobre su padre, del que ha aprendido sobre todo la necedad. “Es un viejo necio, terco que siempre ha hecho las cosas a su manera y yo eso lo respeto muchísimo”, agrega. Agencias