El mexicano que Sinatra admiró

ADMIRADO. Juan García Esquivel, el tamaulipeco que se adelantó a su tiempo. (Foto: CORTESÍA )
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Rey de la música de coctel de los años 50, exponente de culto del lounge de los 90, amigo de Frank Sinatra, colaborador de Walt Disney, exitoso director de orquesta en Las Vegas, musicalizador de decenas de series de televisión en Estados Unidos, compositor del programa Odisea Burbujas en México.
Todo eso y más fue Juan García Esquivel (Tampico, 1918 - Jiutepec, 2002); el tamaulipeco que se adelantó a su tiempo.
Para que no se olvide el legado de este artista, el 20 de marzo se presentará El inolvidable sonido de Esquivel, espectáculo en el que participarán integrantes de la estadounidense Mr. Ho’s Orchestrotica y de la Orquesta de Víctor Guzmán, para completar un combo de 22 músicos.
En plática con EL UNIVERSAL, el ex trompetista Víctor Guzmán (ahora dedicado sólo a la batuta) considera que Esquivel “era un músico absoluto que logró crear un estilo propio, con tesituras fuera de lo normal; desde el primer compás se sabe que es algo suyo”.
Hace cuatro décadas, Guzmán realizó una gira con la orquesta de Esquivel por todo el Pacífico mexicano, que incluyó la ciudad de Tijuana, “donde el público de Estados Unidos se quedaba pasmado con lo que oía”. Lo recuerda como un gran pianista y líder exigente.
Víctor Guzmán no sólo tocó con Esquivel, también con las orquestas de Paul Muriat (con la que dio seis vueltas alrededor del mundo), Pérez Prado, Luis Arcaraz, Leo Acosta y Chico O’Farrill, entre otras.
Soledad en llamas
En 1998 tuvimos la oportunidad de platicar con Esquivel en su casa de Jiutepec, Morelos. A punto de cumplir 80 años, era el retrato vivo de la soledad en llamas; tenía el anhelo de viajar a Londres para grabar su versión de la “Marcha nupcial” de Mendelssohn, pero su cuerpo no le respondía.
En 1993, una caída le provocó fractura de cadera y lesiones en la espina dorsal que lo postraron para siempre en cama y silla de ruedas.
En 1997 sufrió una embolia y tenía problemas para hablar en el momento de la charla.
Con gran esfuerzo se refirió a su estilo: “Le dicen música del espacio, pero cuando la escribí no pensaba hacer nada futurista. También le llaman easy listening (fácil de escuchar), pero no creo que sea fácil de escribir”.
Recordó sesiones de grabación en las que mandaba encortinar una mitad del estudio y la otra la llenaba con cristales para jugar con el sonido. “Alguna vez hasta mandé tirar una pared, para aprovechar el clima del exterior. Yo era mi propio ingeniero de sonido, pues estudié ingeniería electrónica en el Politécnico. Siempre me gustó experimentar con los instrumentos y los micrófonos”.
Cuando le pregunté acerca de su labor en cine, contestó: “Musicalicé ocho películas de Walt Disney. Trabajar con él fue muy interesante porque siempre me pedía mi opinión. En El desierto viviente hicimos buena mancuerna, ahí la música describía el comportamiento de los animales”.
A Frank Sinatra lo definió así: “Como amigo, maravilloso; como enemigo, peligrosísimo. Afortunadamente, siempre nos llevamos bien. Él llegaba a mis shows en Las Vegas acompañado de artistas como Yul Bryner, Sara Vaughn, Barbra Streisand, además de mujeres muy bellas que no eran famosas. Sinatra me presentó muchas damas hermosas”.
Esquivel vivía de sus regalías del exterior: “Cada tres meses recibo dinero de 46 países. Hace poco me mandaron un cheque por 93 mil dólares. De México, a veces me mandan un peso o 70 centavos”.
Lo hacía feliz que en los canales de tv retro se escucharan sus arreglos en programas como Los Picapiedra, Columbo, Kojac, Magnum, Miami Vice, Los Ángeles de Charlie, Alfred Hitchcock presenta y un largo etcétera.