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La palabra “pirata” no cabe en este lugar donde hay cientos de objetos resguardados en cuatro vitrinas iluminadas en tono rojo: acetatos, guitarras, paquetes de lunetas, el bajo en forma de hacha de Gene Simmons, zapatos de plataforma, ropa, muñecos de peluche y plástico, pósters, prendas íntimas, el famoso ataúd-hielera de Kiss, igual al sarcófago —propiedad de Simmons— en el que fue enterrado el guitarrista de Pantera, Dimebag Darrell, gran admirador del cuarteto neoyorquino.

Son más de 5 mil objetos originales los que forman esta colección que se exhibe en Kiss Lounge, el primer bar-museo en el mundo dedicado a Kiss, la banda a la que el mexicano Federico Kiko Riojas (dueño del lugar) admira desde los ocho años.

Este santuario, ubicado en el kilómetro 45.5 de la carretera México-Toluca (a un costado del Club de Golf Los Encinos) es producto de 35 años de devoción de Riojas, quien puede presumir no sólo de ser el mayor coleccionista de memorabilia de Kiss a nivel mundial, sino también de ser allegado al cuarteto que actuará de nuevo en México el 30 de septiembre, en el Palacio de los Deportes, como parte de su gira “The hottest show on Earth”.

Antes de llegar al Distrito Federal, Kiss ofrecerá un concierto en Monterrey (el 28 de septiembre) en el Auditorio Banamex, y posteriormente llegará a Guadalajara, el 2 de octubre, para actuar en la Arena VFG.

Su fidelidad al conjunto musical le ha valido, por ejemplo, que en octubre de 2005 The Recording Industry Association of America (RIAA), otorgara a su bar-museo todos los Discos de Oro y Platino que el grupo ha ganado en su historia.

Una devoción de varios años

La historia de Riojas con Kiss comenzó en 1975, cuando su tío, Jesús Grovas, lo llevó a un concierto en San Francisco. Fue el primer encuentro con sus ídolos.

Emocionado, Kiko recuerda que el primero con el que habló esa noche, detrás del escenario, fue Gene Simmons.

“Gene estaba vestido con toda la parafernalia, así que me causó un gran impacto. Vino hacia mí, me levantó, sosteniéndome de las axilas, y en inglés me preguntó cómo me llamaba y de dónde era. Le respondí: ‘Me llamo Federico y vengo de México’. En un tono serio me dijo: ‘Nunca olvides esto, eres el primer mexicano que conozco’. Es un momento inolvidable”, narra Riojas.

El segundo encuentro fue 20 años después, en 1995, cuando la banda actualmente formada por Gene Simmons, Paul Stanley, Eric Singer y Tommy Thayer grabó su MTV Unplugged en Nueva York.

“Pasaron muchos años, los vi en algunos conciertos en Estados Unidos pero fue hasta 1995 que volví a hablar con ellos. Su mánager, Harold Doc McGhee, es amigo mío desde hace varios años y gracias a él pude estar ahí y convivir de nuevo con la banda”, cuenta el empresario.

Riojas señala que antes de la grabación del show de Kiss pudo platicar con el bajista Gene Simmons y recordarle la anécdota ocurrida en San Francisco dos décadas antes. “Él (Gene) no daba crédito de que yo era aquel niño mexicano que conoció cuando tenía 26 años. Actualmente tiene 61 años y, a pesar de esa personalidad egocentrista que lo caracteriza, es una maravillosa persona. Orgullosamente puedo asegurar que somos amigos”, dice .

Si bien el impactó que la música de Kiss provocó en Federico Riojas fue determinante para la devoción que desde entonces le guarda al cuarteto, la imagen representó el factor decisivo para que se convirtiera en un kissmaniaco.

“La imagen de Kiss ha sido decisiva para que su música haya trascendido a muchas generaciones. Sus conciertos están llenos de niños y chavos que no corresponden a su época, pero todos son fans y eso es un fenómeno muy interesante de ver. Así son las leyendas”, explica.