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Radio mexicana busca sintonía con la audiencia

Abida Ventura| El Universal
Lunes 26 de septiembre de 2011
Radio mexicana busca sinton�a con la audiencia

DESE 1930. La XEW, “La Voz de la América Latina desde México”, con sus grandes producciones y su prestigiada nómina de celebridades, dejó una gran influencia en la cultura nacional y presencia en el extranjero . (Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL )

Tras ser la más innovadora en América Latina y una industria mágica que cambió la cultura nacional y lanzó grandes figuras, en la era de Internet redefine sus objetivos y públicos

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Por sus grandes producciones que permitieron nuevas formas de narrativa popular, por ser un medio difusor de la música mexicana y por ser una especie de plataforma de lanzamiento de algunas de las grandes figuras que integran nuestro imaginario social y cultural, la radio mexicana fue durante la primera mitad del siglo pasado la más importante e innovadora en Latinoamérica.

De esta industria mágica, que desde su aparición en los años 20 y hasta los 50 atrapó a las audiencias gracias a sus grandes producciones y a su servicio como medio de información junto con la prensa escrita, hoy quedan grandes anécdotas y recuerdos en la memoria de aquellos que tuvieron la fortuna de vivir aquella época.

La anhelada época dorada de la radio, en la que era común transmitir la buena música, recitar poemas y dramatizar los grandes clásicos literarios, fue sustancial para la formación cultural de la sociedad mexicana. Basta con revisar los antecedentes de este medio en México para advertir el interés con el que se comenzó a gestar como un medio de difusión cultural.

La intención de difundir la cultura a través de este medio se remonta a los años 20, cuando José Vasconcelos creó en 1924 la primera estación cultural de tiempo completo, antecedente de Radio Educación, una de las pocas emisoras culturales que sobreviven.

Incluso Constantino de Tárnava, considerado el fundador de la radio mexicana (en Monterrey, en 1919), buscó desde los comienzos de este medio difundir la buena música.

Con sus programas “Velada Clásica: Joyas Musicales de la Relojería Suiza” y “Teatro Sinfónico”, el ingeniero regiomontano deleitó por muchos años el oído de los mexicanos.

Más allá de México

Para el año de 1937 fue cuando apareció la que podemos considerar la segunda emisora de corte cultural: Radio Universidad. Pero la difusión de la buena música no sólo se queda en las radios públicas, la iniciativa privada comenzó también a apostar por la cultura. En 1940 empezó la XELA, dedicada primero a la música popular instrumental y después convertida en la Estación de la Buena Música, considerada la primera estación cultural de tiempo completo de la iniciativa privada. Luego hubo otras como fue el caso de la XEN, que también dejó la música popular y se convirtió en la Radio Mundial de la Ópera por casi siete años.

Pero sin duda fue el 18 de septiembre de 1930 cuando nació una de las grandes emisoras de México, cuyo alcance la convirtió en una industria radiofónica líder en nuestro país y Latinoamérica. Se trata de la XEW, “La Voz de la América Latina desde México”, que con sus grandes producciones y su prestigiada nómina de celebridades dejó una gran influencia en la cultura nacional y presencia en el extranjero.

En cuanto a música la XEW, la emisora que marcó una nueva etapa en la industria por su programación, alcance y potencia, ofreció destacables programas musicales como “La Hora Clásica de H. Steele y Compañía”.

Jorge Zúñiga Campos, locutor mexicano y pionero de la radiodifusión en la XEW, afirma que la radio tuvo su época dorada en los años 50, a través de programas que promovían las artes populares, así como los valores de la música culta y popular.

“En los 40 comienza a destacar la época romántica de la ciudad de México, con la aparición de los grandes compositores, entre ellos Agustín Lara. Pero es en los 50 cuando se consolida la época dorada de la radio, porque había una serie de programas que promovían en gran medida las artes populares, sobre todo en la XEW, donde surgen los grandes valores de la canción popular, los grandes compositores y los grandes intérpretes del género ranchero”, comenta el locutor en entrevista.

Entre los programas con contenido cultural, el cronista y locutor radiofónico que fue la voz oficial del “Noticiero Continental”, que era transmitido en las salas cinematográficas de la capital durante los intermedios, menciona a “Los catedráticos Forhans” (1940-1950) , programa en el que el auditorio participaba enviando preguntas para que las voces del programa respondieran. “Con el alcance que tenía la radio, sin querer o no el público se empapaba de todos los datos culturales que se decían en el programa”. Este programa habría de dar paso, años después, al programa infantil “Los Niños Catedráticos”.

Así, este medio, que irrumpió en la vida íntima de los mexicanos y que puso fin a la soledad de los hogares, se encargó de difundir buena música. Destacan en esa época las grandes producciones de programas musicales en vivo, en los que participaban orquestas sinfónicas, como la del compositor de origen ucraniano Elías Breeskin y su orquesta conformada por célebres cantantes como Pedro Vargas, Toña la Negra, Chucho Martínez Gil y Agustín Lara.

“Las grandes voces de la ópera nacional tomaban parte de las horas estelares. A través de esas emisiones se conocía la producción de la alta escuela musical de aquellas épocas; incluso los grandes cantantes italianos, provenientes de la Scala de Milán llegaron a cantar ante los micrófonos de XEW”, recuerda Zúñiga.

En donde también surgen programas culturales muy importantes fue en la Hora Nacional, asegura el locutor del programa “Lo que el viento no se llevó”, que cada semana se transmite por XEB la B grande de México.

El programa que se transmitió por primera vez el 25 de julio de 1937 y que fue concebido como un medio para fortalecer la integración nacional a través de la cultura, las tradiciones y la creación artística, se convirtió con el paso del tiempo en una hora de silencio nacional, considera Zúñiga.

“Se fue perdiendo la mística del programa. A la hora en que se transmite ya todo mundo duerme, pero en su época fue muy importante, se promovía la cultura con la participación de grandes orquestas y cantantes, con las pláticas culturales y representaciones radiofónicas de, por ejemplo, El Quijote de la Mancha, de los Héroes Nacionales y episodios sobre la historia de México”, comenta.

La industria radiofónica, cuya experiencia influyó en el desarrollo de la televisión, fue también una plataforma de lanzamiento de grandes personalidades de la música y del cine, entre otros Agustín Lara, Arturo de Córdova y Pedro Infante.

Esa fue época dorada de la radio mexicana. Pero las grandes producciones radiofónicas, los momentos de buena música desaparecieron.

Para Bernardo Laris, director de la cadena radiodifusora Rasa, de Yucatán y colaborador del programa “La Radio Mexicana”, producido por Clío TV, la radio en nuestro país pasó de ser una industria mágica que atrapó a las audiencias a partir de los años 20 y hasta la década de los 50, ofreciendo grandes producciones y sirviendo como el medio de información junto con la prensa escrita, a convertirse durante los 60, 70 y 80 “en una gran rocola, que permitió a las disqueras lanzar los grandes éxitos musicales.

La concepción de la radio como creadora de productos culturales se va desvirtuando a partir de los 70. Zúñiga Campos considera que esta época comienza a decaer porque la sociedad mexicana comienza a ser receptora de otras culturas, por lo que la música de ópera y la canción popular mexicana es reemplazada por los grandes éxitos musicales del momento, con el boom de los nuevos géneros musicales.

“A partir del temblor de 1985, la radio surge como alternativa ante la televisión, por decir cosas que en la TV no se veían”, opina al respecto Laris.

“El paraíso quedó atrás. Si alguien dejó marcadas las frecuencias en su aparato, y oprime, uno tras otro, los botones, difícilmente escuchará buena música, sino radio hablada”, comenta en un artículo sobre el auge y decadencia de esta industria el escritor Gabriel Zaid.

Ahora, la oferta de las producciones radiofónicas de corte cultural son escasas, todo se resume a unas cuantas emisoras y uno que otro programa aislado que intenta producir programas culturales. Sobre esta situación, Bernardo Laris afirma que es evidente que México requiere de más producciones de corte cultural, pero advierte que el reto a vencer de estas producciones es la capacidad de mantener un importante nivel de audiencia.

“Estas producciones necesitan de canales de distribución. Es decir, se requieren emisoras culturales en la medida que su rating sea competitivo y permitan la distribución de contenidos culturales interesantes para las audiencias en todo el territorio nacional”, dice Bernardo Laris.

Hoy, las pocas estaciones culturales se han ganado la etiqueta de emisoras aburridas y anticuadas ante la vasta oferta de aquellas que transmiten los grandes “hits” del momento.



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