Era una época distinta. Había al menos dos temporadas de ópera en el Palacio de Bellas Artes: la nacional y la internacional.

Y en los programas se veían los nombres de figuras de talla mundial como María Callas, Giuseppe di Stefano y Leonard Warren, quienes alternaban con cantantes mexicanos que representaban dignamente al bel canto nacional.

Era una época en que un cantante podía tener 20 representaciones al año, con papeles distintos y el público abarrotaba el Palacio de Bellas Artes o el Teatro de la Ciudad.

Era una etapa dorada que ahora sólo es memoria y mito, evocación compartida para quienes la vivieron y la construyeron, para los cantantes mexicanos que llenaban con su presencia y sus dotes vocales los escenarios.

Durante los tres miércoles pasados fueron recordados varios de estos intérpretes en el Auditorio Blas Galindo del Cenart, en el ciclo "Voces de México 1960-1970: Homenaje en cuatro tiempos".

El mismo foro albergará hoy, a partir de las 19 horas, una Gala con la que cierra el ciclo, que contará con la presencia de más de 50 figuras de la ópera nacional.

Maritza Alemán, Librado Alexander, Rosario Andrade, Alberto Arzaba, Beatriz Aznar, Roberto Bañuelas, Flavio Becerra, Luis María Bilbao, Alicia Cascante, Hortensia Cervantes y Ricardo Gálvez, son algunos de los convocados por Amelia Sierra, organizadora del evento.

La propia Sierra, en compañía de cantantes como Silvia Rizo, María Luisa Tamez, Belem Reyes, Héctor Sosa, Leonardo Villeda y Edgardo Nieto, se encargarán del canto.

Del medio centenar de convocados, hemos charlado con cinco: el barítono Roberto Bañuelas, la soprano Hortensia Cervantes, la contralto Osvelia Hernández, y los tenores Flavio Becerra e Ignacio Clapés.

Levantan la voz los que la tienen, afinada y potente a pesar de los años, presta para invocar a la memoria dorada desde el pálido presente.