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Personajes. "Cuando terminé la prepa quería ser guerrillera"

Nayeli Cortés| El Universal
Domingo 02 de febrero de 2014
<b>Personajes. </b>

OPINIÓN. "Me duele en el alma que ahora que tenemos más poder ganado con votos, estemos más separados que nunca". (Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL )

Mara Robles, secretaria de Educación del DF

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“¿Esto es un bebé?”, exclamaban sorprendidos quienes escuchaban a Mara Robles, de un año, leer cuanto letrero se le atravesaba. La culpa fue de sus padres, quienes luego de toparse con el libro ¿Cómo enseñar a leer a su bebé? decidieron probar el método con la menor de sus siete hijos.

“Era como fenómeno, porque al año ya leía. Iba por la calle repitiendo los letreros… La gente volteaba y decían `¿esto es un bebé?’, era un escándalo”, recuerda Robles Villaseñor, hoy secretaria de Educación del Distrito Federal.

Era flaquita y de trenzas, pero su coeficiente intelectual por arriba del promedio hizo que la admitieran en la escuela Laura Apodaca de su natal Guadalajara, con tan sólo cinco años.

“Era como la niña de la margarina: chiquita, pero cuando abría la boca ¡cha!”, dice mientras imita la imagen del famoso comercial.

Ello quedó demostrado cuando Flavio Romero de Velasco, candidato priista a la gubernatura de Jalisco visitó, en 1977, la primaria donde Mara estudiaba.

“Como era la niña de las declamaciones, fui la candidata natural para hablar cuando nos visitó y ándale, después de que le doy la bienvenida le digo: pues me da mucho gusto que haya venido el candidato del PRI; me pregunto si la siguiente semana podemos invitar a mi papá. Entonces me preguntaron `¿y por qué vamos a invitar a tu papá?’. Porque es Joel Robles Uribe, candidato a gobernador por el Partido Comunista Mexicano, respondí”, narra muerta risa.

Lo peor vendría cuando mandaron llamar a su mamá, quien confirmó los dichos de su pequeña.

“Se generó el rumor de que en la escuela había una comunista, justo en un momento en el que se decía que los comunistas se comían a los niños”, recuerda.

A partir de eso momento, nunca ganó un concurso de declamación, a pesar de sus habilidades: “Decían que todas mis poesías tenían contenido político. Una vez reclamé el triunfo con la poesía ‘Quieres destruir la vida Imperialismo’ de Sabino Hernández Téllez. Dijeron ‘no sabe lo que dice´”.

Y sí, era comunista y en su casa se hospedaba Valentín Campa. Mientras todos los niños se fotografiaban con Santa Clos o algún futbolista, la pequeña Mara Nadiezhda posaba en las piernas de quien fuera candidato presidencial en 1976.

Pese a su posición claramente de izquierda, no acepta la propuesta de quienes están a favor de regular el consumo de mariguana en el DF: “No es una posición conservadora, soy amiga de promotores de esta iniciativa como Fernando Belauzarán, van a pensar que soy de derecha, que me estoy haciendo viejita, pero me baso en la opinión de una científica muy respetable (Nora Volkow) que dice: cuidado, el bien a tutelar es la capacidad cognitiva de los niños”.

Lo que sí avala es que haya mecanismos de evaluación para los maestros: “La postura del gobierno capitalino fue no opinar, no ser protagonista del conflicto con la CNTE, (pero) yo me acojo a la postura de Sylvia Schmelkes y Gilberto Guevara Niebla (integrantes del Instituto Nacional de Evaluación Educativa), es decir, la reforma educativa debe permitir que haya mecanismos para el ingreso, promoción y permanencia (de los maestros en un plaza) con base en el mérito. Es una convicción a la que no puedo renunciar”.

Fidel y la casa de muñecas

Estamos en la Escuela de Administración Pública del Distrito Federal que ella fundó (de hecho, aprovecha para pedir al ingeniero Carlos Slim donar la casa adyacente para ampliarla). A nuestras espaldas, los palacios Postal y de Bellas Artes observan como las manos de quien es pareja de Salvador Martínez della Rocca, El Pino, reconstruyen sus historias.

Es en la azotea de este lugar donde instalamos el set para la entrevista. Mara es hiperactiva, tiene una memoria a prueba de apellidos raros y momentos históricos. Entre las anécdotas que lanza destaca cuando Fidel Castro, máximo líder cubano, le regaló una casa de muñecas.

“Martha Recasens y Arnoldo Martínez Verdugo fundaron la Unión Nacional Infantil, una especie de boy scouts pero con sentido social, éramos los pioneros del Partido Comunista Mexicano. Fuimos a los Campamentos Internacionales en Cuba, Fidel iba a inaugurarlo y nos regaló una casa de muñecas”, recuerda.

Y la imagen de esa niña se quedó en la memoria del líder revolucionario. Cuando vino a México y Mara era una diputada federal de 24 años, el cubano no dudó en decirle al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas: “¿Por qué en México se permite a los chamacos de secundaria ser diputados?”.

La formación ideológica del padre permeó en la niña que a los 12 años leía sobre la polémica entre el poder obrero democrático y la dictadura del proletariado y un año después, quería irse a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (la desaparecida URSS) a estudiar.

“Por todo eso, Marcos Rascón me hacía burla y me decía que yo no había jugado a las muñecas, sino a la mesa redonda”, asegura.

Además del comunismo, la joven Mara tenía gusto particular por la música, de hecho, quería ser pianista. “A los 9 años una maestra me rompió el corazón, porque me dijo que no tenía oído musical. `Tú dedícate a la política’”, indica.

Y sí, se dedicó a la política, pero de su formación extraescolar (tomó clases de teatro, canto, danza y música) extrajo la idea de implementar un sistema educativo híbrido en el que las autoridades federales se hagan cargo del control escolar y las locales de la “educación para la vida”.

Esa idea se vio materializada en Saludarte, el programa social mediante el que el gobierno capitalino brinda comida y educación artística a los estudiantes de 100 primarias del DF.

“Yo sé la diferencia entre un niño que sólo recibe educación tradicional y el que recibe clases de teatro, de instrumentos musicales y además come bien. Por eso, mi objetivo es que en 2018 se diga que en el periodo de Miguel Ángel Mancera se llevó educación para la vida a todas las primarias públicas del DF. A la mejor no todo tiene que ser gratuito, tal vez sólo en las 200 escuelas de más alta marginalidad sí”, explica.

"Quería ser guerrillera"

El Centro de la ciudad vive en la mente de Mara. Además de la escuela que ella ayudó a fundar, la zona era ruta obligada cuando sus padres y sus hermanos visitaban el DF.

Con su familia, la niña Mara también asistía al Teatro Blanquita a ver obras políticas y desayunaba en El Súper Leche.

“Cuando vino el temblor del 85 para nosotros fue dolorosísimo, porque todos los meseros eran nuestros amigos y murieron”, rememora.

Ya en la juventud, se le ocurrió ser guerrillera, pero su aspiración nunca se concretó. “Cuando terminé la prepa quería ser guerrillera, porque pensábamos que ser joven y no ser revolucionario era una contradicción hasta biológica, como dijo el ex presidente chileno Salvador Allende”, afirma la funcionaria capitalina.

Mara insistía en estudiar en la URSS para consolidar su formación comunista, pero Valentín Campa y Martínez Verdugo no estaban de acuerdo: “Decían que cuando viera el socialismo me iba a volver anticomunista”.

No se fue a la URSS, pero sí a Bulgaria, de donde volvió para encontrarse con un fenómeno político y social llamado Cuauhtémoc Cárdenas, quien luego de abandonar el PRI representaba una opción para la izquierda, en la carrera presidencial de 1988.

“Yo discutía, porque Cárdenas era del PRI, pero muchos de izquierda lo apoyaban”, recuerda.

Pese a su reticencia, Heberto Castillo (candidato presidencial por el Partido Socialista Mexicano y uno de los que declinó a favor de Cárdenas en 1988) la convenció de apoyar a Cuauhtémoc Cárdenas.

“Yo iba en su camión El Machete rumbo a Cocula (Jalisco). Había un sector que no quería que Heberto declinara, decía que eso era vendernos a los priistas. Heberto dijo que nosotros no estábamos para aparecer en la historia, sino para servir a los que siempre ha arrollado la historia y que habían en ese momento la coyuntura de ganar la presidencia de la Republica con el sector más progresista del PRI”, comenta.

Los argumentos la convencieron y apoyó a Cárdenas. Incluso consiguió que ganara el distrito 15 de Guadalajara: “¡Todavía tengo las actas!”.

Ese fue el camino para que Mara se convirtiera en fundadora del PRD, partido que abandonó (luego de ser integrante de su Comité Ejecutivo Nacional y diputada bajo sus siglas) en 2000 para convertirse en candidata del PT a la alcaldía de Guadalajara.

La historia de quien fuera coordinadora juvenil de las campañas de Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador al gobierno capitalino también ha tenido pasajes rudos, como cuando en la UdeG entraron “unos tipejos en botas y mezclilla” de la Federación de Estudiantes de Guadalajara.

“Yo les pregunté por qué interrumpían la clase. Al terminar, muchos de la Facultad de Economía esperaban afuera del salón para escoltarme. Me dijeron ‘te tenemos que escoltar porque te acabas de enfrentar a un grupo muy poderoso´. Cuando llegué a mi coche (un Atlantic) lo encontré rayado”, cuenta.

Encuentro con "El Pino"

Salvador Martínez della Rocca estuvo en el radar de Robles desde hace mucho. A él lo incluyeron en la Comisión de Educación en la 56 Legislatura de la Cámara de Diputados y a ella la dejaron fuera.

“Lo conocí en el Sanborns de Perisur, donde él hacía su Club de Toby. Ahí se juntaba con Imanol Ordorika, con Carlos Ímaz, todos los del movimiento universitario de la UNAM”, recuerda.

Para Mara, El Pino, quien le lleva 24 años de edad, no representaba más que un liderazgo del Movimiento del 68. En su relación no hubo citas ni cortejo: “Un día me dijo: ‘tú y yo debemos ser pareja y desde ese momento lo somos’”.

Contra regular la mariguana

Desde el año pasado, diputados perredistas como Fernando Belauzarán (en la Cámara de Diputados) y Vidal Llerenas (en la Asamblea Legislativa del DF) han insistido en la necesidad de regular el uso de la mariguana.

Mara defiende su posición de izquierda a favor de derechos vigentes en la capital como la Interrupción Legal del Embarazo (ILE) o el matrimonio entre personas del mismo sexo, pero con la mariguana, puntualiza, la historia es otra.

Recuerda que fue el siquiatra Jorge González Olvera quien comenzó a influir su posición sobre el tema: “Nos dijo hay personas que pueden consumir drogas y su entorno no les va a permitir perderse en ellas; hay otras que tienen el gen de la adicción y probarla puede desatar una enfermedad. Probarlas es como jugar a la ruleta rusa”.

Una reunión con Nora Volkow, nieta de León Trosky y directora del laboratorio de drogas más importante de Estados Unidos afianzó su posición de rechazo.

“Nos dijo que el alcohol y el tabaco generan altas tasas de mortalidad y legalizar otra droga significaría que personas que antes no tenían acceso a ella, como los niños, ahora lo hicieran y en la medida que se fuma a menor edad menguan las capacidades cognitivas; (agregó) yo les propongo estar en contra, porque el bien a tutelar es el cerebro de los niños”, afirma.

Añade que en un país como México, no hay garantía de que los menores no puedan acceder a la mariguana.

No a la unidad a toda costa

La licenciada en Economía por la Universidad de Guadalajara está determinada a no regresar al PRD ni a buscar candidatura alguna bajo sus siglas. Aclara que gana 71 mil pesos en el gobierno capitalino y agrega que puede vivir de su trabajo como investigadora en su alma máter o en los medios. “Mi vida económica no depende de un puesto público, todos los políticos deberían tener un año sabático, sin choferes, sin secretaria, volver a leer los periódicos con calma”.

También aclara que la unidad de la izquierda es necesaria, pero “no a toda costa”.

“Me duele en el alma que ahora que tenemos más poder ganado con votos democráticos, estemos más separados que nunca, por supuesto que me duele. No soy de la idea de unidad a toda costa, la unidad sólo podría darse si todos estamos dispuestos a ser demócratas, a renunciar al corporativismo, a lucrar con la pobreza de la gente para obtener beneficios, si rechazamos cualquier forma de violencia y si estamos comprometidos con que nuestros gobiernos cambien la realidad de la gente.

“Si hay diferencias en torno a eso, creo que es correcto no estar del lado de quien tenga prácticas que desnaturalizan a la izquierda, tiene sentido mejor tener distancia”, concluye.



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