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Es tiempo de hacer la apuesta por una educación inclusiva

Cristina Pérez-Stadelmann| El Universal
Viernes 19 de noviembre de 2010
Es tiempo de hacer la apuesta por una educacin inclusiva

PRIORIDAD. Para Marchesi se debe insistir en un cambio profundo en el sistema educativo para la incorporación de niños con discapacidad y en la capacitación de los docentes para atender a estos alumnos. (Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL )

El fracaso escolar es una losa que pesa sobre muchos sistemas educativos y lo es todavía más ante los alumnos con discapacidad y “frente a ellos arrastramos injusticias históricas a las que debemos enfrentarnos ahora con valentía y decisión”

cristina.perez@correocpn.com.mx

La justicia no es tratar a todos por igual. Es tratar a todos por igual en función de lo que es cada uno. “Máxima igualdad, máxima injusticia”.

El fracaso escolar es una losa que pesa sobre muchos sistemas educativos y lo es todavía más ante los alumnos con discapacidad y “frente a ellos arrastramos injusticias históricas a las que debemos enfrentarnos ahora con valentía y decisión”.

“El rumbo está trazado, en México hay voluntad para que haya una educación inclusiva, pero es necesario un cambio profundo en el sistema educativo que facilite la incorporación de todas las personas a las escuelas y capacite a los docentes para que adquieran las competencias para atender a estos alumnos”, comenta en entrevista para KIOSCO, Álvaro Marchesi, secretario General de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OIE), durante la Cumbre de Líderes en Acción por la Educación 2010, que se llevó a cabo en la ciudad de México.

 

Uno de los objetivos de dicha Cumbre, que incluyó a más de 30 expertos mundiales en educación, ha sido compartir experiencias y buena práctica relacionadas con la atención a estudiantes con discapacidad; además de impulsar el compromiso social por la calidad en la educación, toda vez que se afirma “es hora de que México reinvente sus escuelas, que busque nuevos modelos pedagógicos y que considere la educación como una prioridad nacional”.

 

Para el catedrático en Psicología Evolutiva y de la Educación en la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid (España), en México suena un eco para que la igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad sea también una realidad en el ámbito escolar.

 

“Durante mucho tiempo, los problemas de las personas con discapacidades han sido agravados por una sociedad invalidante que se fija más en su discapacidad que en su potencial. Que todos los niños aprendan juntos debe ser el objetivo fundamental de la escuela inclusiva, comenta.

 

¿Qué caracteriza a una educación inclusiva?, ¿Cuál es el horizonte deseable al que es justo aspirar?

Supone un proceso en el que hay que enfrentarse a desafíos continuos, entre otros, crear oportunidades para que todos, en especial para que los grupos habitualmente excluidos se sientan reconocidos, capacitar a los profesores y cuidar sus condiciones de trabajo, así como también favorecer la participación familiar.

 

Por otra parte, el respeto a las diferencias se aprende desde pequeños, conviviendo y apreciando a aquellos que manifiestan mayores diferencias, la convivencia de todos los niños -con o sin discapacidad- aporta una experiencia enriquecedora y fomenta la comprensión y la solidaridad.

Los niños con necesidades educativas especiales deben escolarizarse en las escuelas ordinarias, favoreciendo así no sólo su proceso de aprendizaje, sino un cambio en las actitudes de las personas.

 

Nos hemos reunido ahora en México para valorar, entre otros rubros, las posibilidades que ofrecen las experiencias de educación a distancia como una forma especialmente adecuada de respuesta a las necesidades educativas a las personas con discapacidad en el entorno universitario. Para ello es necesario contar con un cuerpo docente apto y preparado para atender las disímiles necesidades de los alumnos.

Las escuelas inclusivas no deben olvidar que la sola presencia de los alumnos con necesidades educativas especiales no asegura, sin más, el éxito educativo en la tarea: existe el riesgo de que la deseada convivencia, empatía y solidaridad entre los alumnos con situaciones vitales diferentes no se produzca de manera satisfactoria. Hace falta atención y cuidado permanentes por parte de los profesores y de las familias de las instituciones educativas, para que las experiencias pedagógicas dentro y fuera de la escuela logren ser positivas.

 

Murallas infranqueables

A lo largo de sus años como catedrático y activo consejero educativo, Álvaro Marchesi ha llevado a cabo proyectos de distinta índole, entre otros, la educación incluyente para niños con discapacidad.

Para el también autor de una decena de libros sobre el tema, los estudiantes con necesidades educativas especiales ya plantean nuevas demandas educativas asociadas a su discapacidad, ya que no sólo se enfrentan a sus propias barreras de aprendizaje sino a otras relacionadas con la inadecuación de los espacios escolares; así como a la falta de adaptación de los planes de estudios, los métodos de enseñanza y la ausencia de apoyos específicos.

Además, sufren la discriminación en la entrada de las escuelas regulares, y existe una insuficiente capacitación de los docentes para ofrecer una respuesta educativa satisfactoria ante las dificultades de aprendizaje que puedan presentar.

 

Usted refiere que las escuelas inclusivas parten del supuesto que sostiene que los alumnos con capacidades distintas aprenden mejor juntos, interactuando entre ellos, con una actitud integradora en la que la intolerancia está descartada, y de ello debe encargarse el personal docente. ¿Qué competencias se esperan de los maestros a la hora de trabajar con alumnos con discapacidad?

 

En principio deberá ser una persona que de acogida, valore y respete a todas las personas de la comunidad educativa con la firme convicción que todos los alumnos pueden tener éxito en el aprendizaje con las ayudas necesarias; un docente capaz de organizar el aula para que todos los alumnos aprendan, y ser sensible a las diferencias de los alumnos. Nuestra profesión como profesores supone la atención a grupos diferenciados, y es necesario desarrollar competencias que hagan posible que el aula esté gestionada de manera que todos los alumnos vayan progresando en función de sus posibilidades.

 

En el ensayo “Valores y Competencias del educador” usted hace referencia a la necesidad de fortalecer la formación emocional de los docentes, y también al necesario trabajo con las familias.

La familia es fundamental en el progreso educativo de un país; la escuela debe trabajar con esa comunidad, eso exige preparación, cooperar con la familia, entender sus dificultades. La docencia es una profesión cargada de emociones, en especial con los alumnos, y frente a ello debemos cuidar nuestro equilibrio emocional y el de los otros maestros, de lo contrario podemos sentirnos desbordados, hartos e irascibles en la carrera y en la forma de relacionarnos con los alumnos.

 

¿Cómo cuidar ese equilibro?,¿ Cómo lograrlo?

Se requieren maestros que mantengan la ilusión desarrollando algún proyecto, algo innovador que les permita actualizar lo que hacen; docentes que se preocupen por aprender más, por actualizarse, personas capaces de crear un entorno de apoyo mutuo, profesores que mantengan el afecto de sus alumnos, docentes que de vez en cuando reflexionen sobre el sentido de la educación, que se pregunten ¿por qué y para qué educar?, ¿por qué estamos en esto? y ¿para qué estamos en esto de educar? Educar supone una acción ética y moral con las nuevas generaciones y con el desarrollo de un país.

 

Frente al compromiso moral, usted ha hablado de la justicia, la compasión y la responsabilidad como virtudes realmente importantes para la profesión docente. ¿ Por qué menciona estas virtudes como realmente importantes para la profesión docente?

Debemos ejercer la justicia en nuestra acción y con nuestros alumnos, con nuestros compañeros; no querer a unos alumnos más que a otros; la justicia en la evaluación. Ser justo a la hora de evaluar; la justicia a la hora de incorporar a los alumnos que van mal, que tienen problemas, y tratarlos por igual. No olvidemos que el alumno percibe al minuto con cuáles nos entendemos y con cuáles no, en la forma de mirar, de tratarlo, la forma de aproximarse, de preguntar.

 

¿Y qué hay de la compasión, de la responsabilidad?

La compasión es el elemento de la virtud que equilibra la justicia, la justicia no es tratar a todos por igual sino es tratar a los demás en función de lo que es cada uno. Máxima igualdad, máxima injusticia.

La justicia es ser compasivo frente a aquel que tiene un problema familiar a la hora de evaluar. No es ser compasivo frente al que maltrata, porque hacia ese debe haber una regulación, pero con firmeza. Debemos ser responsables ante nosotros como profesionales, y nuestros alumnos. Nosotros como docentes somos responsables en la tarea de cuidar a nuestros alumnos porque son ellos quienes van a reconocer a aquella persona que les ayudó, les acompañó, les asesoró , les resolvió, les exigió.

 

Y sin embargo la docencia es una profesión en muchos casos mal pagada, es mal tratada...

Es cierto, a pesar de que constituye el eje vertebral de la sociedad del futuro; es por ello que debemos ser y estar orgullosos de nuestra profesión, porque a pesar de las dificultades, es enormemente digna, y tiene una importante relación con las posibilidades de cambio de la sociedad y con la posibilidad de conseguir una sociedad más justa y equilibrada.

 

Usted ha comentado que las desigualdades condicionan los rendimientos educativos ¿Cómo describe a México en este sentido?

México es un país con desigualdades sociales y esto sin duda condiciona los rendimientos educativos; sin embargo, también es un país líder en la región que ha marcado pautas importantes frente al Congreso Iberoamericano de Educación, Metas Educativas 2021, en el que llevamos trabajando ya dos años, y ante la Cumbre de los Líderes en Acción por la Educación 2010.

Se han regulado aspectos esenciales de accesibilidad física en el aula, así como ajustes y adaptaciones en los procesos de educación. El objetivo es lograr, a lo largo de la próxima década, una educación que dé respuesta satisfactoria a las demandas sociales inaplazables, lograr que más alumnos estudien, durante más tiempo, con una oferta de calidad reconocida, equitativa e inclusiva.

 

Para Marchesi “la educación iberoamericana debe recuperar el atraso acumulado en el siglo XX para responder a los retos futuros”, entre otros, dice: universalizar la educación infantil, primaria y secundaria; llegar a toda la población sin exclusiones, especialmente a las minorías étnicas; mejorar la calidad educativa y el rendimiento académico de los alumnos; fortalecer la educación técnico profesional, y reducir de forma radical la insuficiente información de gran parte de la población joven y adulta.

 

“A ninguno se nos olvida que vivimos grandes carencias en la región, somos países profundamente desiguales en los que convivimos con 30 millones de personas que no saben leer ni escribir, y en los que 100 millones de ciudadanos, muchos de ellos nuestros vecinos, familiares y amigos, no han terminado la educación primaria. Arrastramos injusticias históricas a las que debemos enfrentarnos con valentía y decisión”, concluye Álvaro Marchesi.

 



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