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¿Es necesario tratar la adicción con químicos?

Cinthya Sánchez| El Universal
Miércoles 13 de enero de 2010
“Peor el remedio que la enfermedad”. Los nuevos tratamientos que tratan drogas con drogas, ¿se ajustan al dicho?

cinthya.sanchez@eluniversal.com.mx

Los siete cigarrillos de marihuana diarios se suplieron con cuatro pastillas de diferente color y tamaño. “No podría dejar de drogarme sin ellas, me controlan la ansiedad, sustituyen la necesidad que siento por fumar marihuana todos los días y a cada momento”, dice Félix, un joven con 26 años y un mes de internamiento en el Centro de Integración Juvenil de Iztapalapa. Ahora sabe que su problema real no es la adicción sino la depresión que esconde en cada bocanada.

La magia de la pastilla está en disminuir las ganas de consumir lo que sea. Lo mismo sufre el que está dejando de fumar tabaco que el que lleva un día sin inyectarse heroína. A ambos el tratamiento farmacológico simplemente los tumba, en una cama, en un sillón, en una casa de rehabilitación, pero es necesario en el 80% de los casos, de lo contrario los síndromes de abstinencia que ocurren en los pacientes con algún tipo de adicción serían simplemente sufribles.

 

“ Todos los medicamentos tienen consecuencias y efectos secundarios, pero son necesarios en el tratamiento contra las adicciones, además nada será peor que el consumo desmedido de una sustancia”, dice Néstor Soto, director de tratamiento en el Centro de Integración Juvenil de Benito Juárez.

 

“El miedo más grande de los consumidores de drogas legales e ilegales es volverse dependientes ahora al medicamento, cambiar su adicción por otra, pero éste es un gran mito porque el tratamiento se les da bajo una supervisión médica, además está dosificado y es un traje a la medida para cada paciente”, explica el especialista en adicciones.

Trastorno mental

Dice que la dependencia de sustancias está considerada por la Organización Mundial de la Salud y la Asociación Americana de Psiquiatría como un trastorno mental y por ello deben tratarse con medicamentos, pues producen alteraciones a nivel cerebral.

Aunque no hay una pastilla que curen la adicción, aclara. “Los medicamentos revierten o disminuyen las ganas de consumir, no existe una pastilla mágica contra las adicciones, lo único que logramos es trabajar con los síntomas de abstinencia y revertir los daños que haya provocado el consumo de drogas”.

Comenta que los consumidores de sustancias esconden con su adicción trastornos mentales que tienen que ver con ansiedad, depresión y estrés. El tratamiento farmacológico dependerá de cada caso, pues las sustancias están clasificadas bioquímicamente en grupos; hay sustancias depresoras, alucinógenas y estimulantes y es necesario recetar un medicamento adecuado para cada nivel de consumo.

Por ejemplo, las metanfetaminas, dice, pertenecen al grupo de los estimulantes, tienen un efecto sobre el sistema central nervioso y producen alucinaciones que pueden tener un efecto prolongado y dañar partes del cerebro, en ese caso, los medicamentos tendrán la función de intentar corregir el efecto alucinatorio, de primer instancia, aunque ahí no estamos corrigiendo la dependencia, es por ello que debemos trabajar con el paciente, pues hay que combatir el trastorno mental que sufría antes de que iniciará con la adicción a una sustancia.

 

Félix toma alrededor de cuatro diferentes medicamentos diarios. Lleva 10 años consumiendo cocaína, alcohol y los dos últimos años marihuana todos los días. Es diseñador gráfico aunque la adicción lo llevo a perder el trabajo, a su novia y a sus amigos. Estará internado durante tres meses y después recibirá terapia tres veces por semana. En su caso los medicamentos lo mantienen tranquilo, le bajan la ansiedad aunque dice sentirse a veces muy cansado, pero “es preferible mantenerme tranquilo a sentir esa sudoración en las manos, palpitación extrema y sensación de que no cabes en ningún lado, aquí en el Centro de Integración, con la atención de los médicos y las pastillas por lo menos siento paz”, dice.

 

Néstor Soto atiende a cientos de jóvenes como Félix, los medica y vigila las dosis con cuidado. Dice que la intervención farmacológica tiene efectos no deseables en los pacientes “ hay medicamentos que provocan una disminución de la ansiedad por consumir, pero originan sueño extremo, hay otros que tratan la depresión, pero generan problemas gastrointestinales, aunque los especialistas en adicciones tenemos que hacer un balance entre el riesgo y el beneficio”.

El objetivo del tratamiento, explica, es que el sujeto se incorpore a la sociedad y es importante resaltar que del tratamiento no se abusa como lo hacían con las sustancias que consumían. “No estamos sustituyendo una adicción por otra porque la adicciones son abusivas, carecen de un propósito médico y el tratamiento para desintoxicar tiene un proceso que vigila la duración y el efecto”.

Está comprobado que el tratamiento farmacológico acompañado de terapia psicológica es exitoso en un 70% de los casos, si los pacientes no abandonan el proceso de desintoxicación que puede ir de tres meses a un año o dos.

 

No todos necesitan medicamentos

Fernando Valdez es psiquiatra del Centro de Integración Juvenil, unidad Aragón y dice que el manejo de adicciones depende de dos cosas personales: el temperamento y el carácter. “En un 80% de los casos los pacientes no tienen las herramientas necesarias para dejar de consumir por si sólos y necesitan de un tratamiento farmacológico que los acompañe en su proceso de desintoxicación”.

Explica que el temperamento depende de la estructura biológica con la que cada quien nace y el carácter se va formando con las experiencias acumuladas en la vida, es por ello que ante un mismo evento habrá quienes sepan controlar sus impulsos y otros que simplemente pierdan el control.

 

En las adicciones, dice, el proceso de desintoxicación tiene que ver con procesar positivamente el síndrome de abstinencia y esto dependerá del grado de tolerancia que el individuo tenga ante la frustración.

 

La abstinencia de drogas genera un estado de alteración de los neurotransmisores y el manejo de síntomas dependerá de que tanto la gente es tolerante. Además, dice, la desintoxicación implica la fuerza de voluntad para dejar de frecuentar personas, trabajos, situaciones o lugares que detonan la adicción.

 

Explica que las adicciones se registran en el cerebro como una situación de costumbre, por ejemplo, si se aprende a tocar un instrumento, cada vez que se ensaya el cerebro guarda la información, hasta que lo hace de manera automática, creando una habilidad que se genera por la repetición de una misma acción.

 

Mucha gente sufre las adicciones porque las relaciona con situaciones o personas y esto es más fuerte que su carácter. “ Cuando la gente tiene un propósito voluntario de no drogarse, pero se encuentra con situaciones con las que relaciona su consumo, sólo se zafará si su carácter es más fuerte que los estímulos visuales o sensitivos que su memoria relaciona con la sustancia”.

 

Asegura que las personas tenemos una farmacia biológica por dentro, pues el cerebro es capaz de generar analgésicos biológicos que aminoran el dolor físico. “Es por ello que alguien puede soportar sin morir una quemadura o la ruptura de algún hueso. Las drogas muchas veces tienen efectos similares a los que nuestro cerebro genera para afrontar situaciones de dolor”, dice.

 

Dice que salir de una adicción será la suma de muchos factores. “Un compromiso personal por reincorporarse a la sociedad de una forma distinta, un buen manejo farmacológico y médico y de las herramientas personales con las que cada individuo maneja su vida”.

 

En los Centros de Integración Juvenil, dice, tenemos nuestros milagritos. “Hemos sido testigos de la recuperación de jóvenes que difícilmente podría creerse que lograrían salir de sus adicciones”.

 

Hoy los CIJ logran alejar de las adicciones definitivamente a base de un tratamiento que implica medicamento y terapia a más del 60% de sus pacientes.

 

 

 



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