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Da visibilidad a ciegos en la web

Cristina Pérez Stadelmann| El Universal
Viernes 17 de abril de 2009

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La diabetes, y cuatro operaciones fallidas en sus ojos originaron que Carlos Arreola perdiera la vista a los 35 años. En ese momento trabajaba en un banco como ingeniero de sistemas. La ceguera lo llevó a replantearse el futuro, lo cual ocurrió en principio con su rehabilitación en el Comité Internacional Prociegos. Carlos estaba recién casado

pcd.eluniversal@gmail.com

 

La diabetes, y cuatro operaciones fallidas en sus ojos originaron que Carlos Arreola perdiera la vista a los 35 años. En ese momento trabajaba en un banco como ingeniero de sistemas. La ceguera lo llevó a replantearse el futuro, lo cual ocurrió en principio con su rehabilitación en el Comité Internacional Prociegos. Carlos estaba recién casado.

En el comité se enfrentó a un mundo nuevo. Primero aprendió braille, después ábaco y enseguida a usar la máquina de escribir, así como orientación y movilidad: a guiarse con el bastón blanco.

 

Este proceso le tomó tres meses; al cuarto supo que existían becas en IBM de México para dominar un lector de pantalla llamado Screen Reader/2, el cual le permitió comunicarse con la computadora y retomar las actividades de programación.

 

Una vez concluida la beca, buscó trabajo y se enfrentó al rechazo de las empresas que no confiaban en su capacidad, a pesar de un extenso currriculum donde consta incluso que fue director de informática y sistemas en un banco. “Pero ante la discapacidad visual todo fue discriminación”, comenta este hombre cuidadoso en su forma de hablar, vestir y relacionarse.

 

Ante la falta de oportunidades, Carlos optó por dar clases de computación a personas con discapacidad, lo que, asegura, no corresponde a su nivel de estudios y experiencia laboral.

 

A los seis meses lo invitaron a participar en otra beca financiada por el gobierno del Distrito Federal, con la cual aprendió Windows eyes (lector de pantalla para invidentes).

Y de nuevo a buscar empleo...

Después lo llamaría para trabajar en la Sedesol durante un año, en el área de informática y sistemas, en un programa para apoyar a personas con distintas capacidades, es decir: auditiva, visual, motriz y neurológica. Carlos debía mantener a su familia, y aceptó el trabajo como profesor.

Pero no estaba conforme: siguió entregando su curriculum en instituciones gubernamentales con la firme determinación de integrarse al INEGI, por ser un instituto vinculado directamente con la informática.

Finalmente, en 2000, se incorporó al INEGI como subjefe del departamento de política informática; después pasó a profesional ejecutivo de servicios especializados.

 

Entonces, ya con un trabajo mejor remunerado decidió cumplir con una asignatura pendiente desde que era normovisual o tenía vista: titularse como ingeniero en Comunicaciones y Electrónica con especialidad en computación en el Instituto Politécnico Nacional; fue el único alumno invidente.

 

Luego decidió continuar con la maestría en Ciencias en Ingeniería de Sistemas, también fue el único alumno invidente de la generación 2003-2006 en el IPN.

 

Obtuvo el grado con el proyecto “Innovación tecnológica para acceder a expresiones matemáticas digitales”, lo cual ha favorecido a muchos estudiantes discapacitados visuales para poder acceder a las formulas matemáticas que aparecen en la web.

 

Actualmente cursa el doctorado en Ciencias en la misma área y continúa trabajando en el INEGI con el proyecto para accesibilizar el sitio web del mismo. Es decir: páginas que antes contenían sólo texto se llenaron, debido a la labor de Carlos Arreola, en representaciones gráficas de la información, lo cual en el INEGI es significativo pues se manejan infinidad de gráficas.

 

“Internet empezó siendo un sistema basado en texto. Posteriormente ha evolucionado hacia otros medios, incluyendo gráficos, multimedia e interactividad”, explica.

 

El acceso a la web implica básicamente asegurar que todos los gráficos tengan un texto alternativo, que toda la información audible tenga una transcripción (preferiblemente sincronizada en el tiempo), y que todas las películas tengan descripciones de la información visual en audio (y texto) y traducciones a texto de toda la información audible.

 

“Es decir, toda la información audible o visual debe ofrecerse de manera que pueda ser percibida por personas que no ven o que no oyen”, asegura.

 

Este proyecto consta de la evaluación de la accesibilidad de la página para detectar las posibles fallas de programación a las que se enfrentaría un invidente como son imágenes sin texto alternativo, marcos, (frames), interfase inadecuada, y campos de edición no identificados, entre otros.

Posteriormente se deberán llevar la corrección de dichas faltas, utilizando herramientas ya existentes en la web, y muchas otras manualmente, (es decir línea por línea del código fuente). Este proceso le ha tomado al grupo de trabajo un año.

Carlos se desplaza por dos horas en metro y autobús para llegar a su trabajo; ahora tiene el apoyo del INEGI para hacer el doctorado.

 

 

 

 

Accesibilidad física y accesibilidad lógica

Entre sus planes está concluir el doctorado y sus deseos incluyen que exista un trasporte más adecuado para personas con discapacidad visual, que se apliquen las normas de accesibilidad física y la accesibilidad lógica en el área metropolitana.

Accesibilidad física, explica, se refiere a que haya rampas adecuadas, elevadores parlantes, indicadores en braille, por ejemplo nombres de las calles en braille, baños accesibles, indicadores audibles para atravesar avenidas, que no existan obstáculos a la altura de la cabeza. “Los invidentes podemos evitar los objetos a la altura del suelo utilizando el bastón blanco, pero continuamente nos golpeamos la cabeza en la calle debido a los puestos ambulantes”, expresa.

Ahora bien, la accesibilidad lógica es otro tema en el cual Carlos trabaja, éste consiste en implementar la Línea 21 en la televisión en México para colocar textos del audio.

Por ejemplo, si una persona invidente oye la televisión y el locutor dice: “consulte el teléfono en pantalla”, la persona nunca podrá saber cuál es ese número telefónico, lo cual implica un problema de accesibilidad”.

 

Barreras reales y construidas en la web

Carlos explica, en entrevista para PCD, que los problemas de acceso a la tecnología para las personas con discapacidad se clasifican en: barreras reales, referentes al acceso a la información que resulta del hecho de que la propia información, en su forma original, es algo a lo que la persona con discapacidad no puede acceder debido a sus limitaciones físicas o sensoriales.

Por su parte, las barreras construidas se refieren a las creadas por los programadores no invidentes que presentan la información en formatos no accesibles para los invidentes cuando si podrían hacerlo. La información podría ser presentada en un formato accesible, no sólo en una forma particular incompatible con las capacidades físicas y sensoriales de una persona con discapacidad.

 

 

 

 



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