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Manuel Espino afirma que el posible triunfo del PRI con Enrique Peña Nieto o de la izquierda con Andrés Manuel López Obrador, no necesariamente significa una “regresión”, como vaticina el gobierno federal y el Partido Acción Nacional.

La alternancia es una práctica saludable y no se debe prejuzgar el regreso del PRI o la llegada del PRD como negativas, a menos que reinstalen prácticas del pasado, comenta.

En entrevista con EL UNIVERSAL, afirma que hay decepción por el gobierno del presidente Felipe Calderón, del que esperaba un mejor trabajo y asegura que fue mejor la administración de Vicente Fox.

A Fox le podemos reclamar que permitió el estancamiento de la transición, pero a Calderón le reclamamos que arrancó un proceso “de regresión”.

Pone en duda la filiación panista de Josefina Vázquez Mota. Tiene buena opinión de ella “como persona”, pero “muchas dudas como política”.

Sobre el proceso electoral, tiene preocupación, pues no ve ni en partidos ni en instituciones “la ruta de la consolidación democrática”. Esperaba que el PAN la culminara, pero acabó desempolvando las viejas prácticas. “Quien más contribuyó para que se frenara la transición, fue el gobierno”.

Dice no sentirse traicionado por él, sino “decepcionado”, pues siendo presidente no tuvo “la generosidad consigo mismo y con el país de controlar sus fobias, sus pasiones políticas, para ponerse a la altura de un estadista, se quedó en el nivel del político a secas”.

“Usa la justicia para perseguir políticamente a sus adversarios”, coincide con el PRI, y se pone como ejemplo.

De las declaraciones a Julio Scherer sobre conversaciones con Calderón, rechaza ser desleal y dice que lo hizo “por lealtad a los mexicanos”. El Presidente les ha mentido. “Tenemos derecho a conocer al presidente tal cual es y no como él dice que es”.

Afirma que el gobierno deja un saldo “muy negativo” en seguridad, por no modificar la estrategia, pero destaca la estabilidad económica, no obstante el entorno mundial y reclama que la reforma educativa no se concretó por la alianza con Elba Esther Gordillo.

Confirma que su movimiento “Volver a empezar” se reunió con el senador Dante Delgado, representante de López Obrador, y con el priísta Eduardo Sánchez, vocero del PRI, y aunque invitó a Vázquez Mota, nadie acudió.

Buscará reunirse con los tres precandidatos para conocer sus propuestas y votarán para decidir a quién brindar su apoyo, que —asegura— se traduce en 700 mil votos posibles.

Rechaza incongruencia por un posible apoyo a López Obrador, a quien criticó en 2006, pues tenía que defender a Calderón. Hoy dice que no es “un peligro para México”, como nadie lo es. Esa estrategia fue un error.

Del presidente del PAN, Gustavo Madero, considera que es “buena persona”, pero “con poca experiencia, con poco oficio político”. Le critica que evada debatir. Calla ante el reclamo de militantes “y eso no ayuda al partido”.

A pesar de haber sido expulsado, se dice fiel a sus principios. Lo único que queda intacto del PAN de 1939 —remata— son sus siglas, pues no hay ni entrega ni servicio.

Ahora que acabe el calderonismo ¿podrá regresar al partido, acabará su veto?

No hay nada de qué me perdonen, no he hecho nada contra el partido ni contra sus principios, en todo caso, yo tendría que perdonar a los que me persiguen... eso no sería problema.

Espino asegura percibir que Vázquez Mota “entró al PAN más por un interés político, que por una auténtica identificación con los principios”.

Le pide que si no se identifica con el PAN ,que haga las cosas bien como candidata y luego como presidenta.