Brasil, rey de AL
FESTEJO. El presidente de Brasil, cuando el país amazónico ganó la sede para los Juegos Olímpicos de 2016. (Foto: Archivo EL UNIVERSAL )
manuel.lombera@eluniversal.com.mx
Las economías emergentes son protagonistas de la transformación que se
pretende impulsar en el Fondo Monetario Internacional y el Banco
Mundial tras la contracción económica.
El banco de inversiones Goldman Sachs bautizó a estas naciones como
las BRIC, por las iniciales de los países catalogados. Se trata de tres
naciones asiáticas: Rusia, India y China, y sólo una de América Latina:
Brasil.
El lugar que ocupa en los ojos del mundo no es gratuito. Ganó su
lugar tras años de transformaciones que lo ubican en el primer sitio de
América Latina.
Los números bastan para reflejar esta realidad. Por encima de
cualquier otro país, Brasil es la décima economía mundial con un PIB de
2 billones de dólares, indicador que creció de forma sostenida en los
últimos tres años, según el CIA World Fact Book. Se estima que en 2006
el PIB brasileño se incrementó 4%; en 2007 aumentó 5.7% y para 2008 fue
de 5.1%. El éxito del comportamiento de este mercado resultó de una
serie de reformas profundas en las políticas públicas a partir de 1998,
según Jonathan Heath, jefe economista para América Latina de HSBC.
Ese año, el presidente de aquel entonces, Fernando Henrique Cardoso
consolidó la reestructura de la deuda externa, lo que permitió que hoy
Brasil goce 10 años de superávit primario en sus finanzas públicas. “A
principios de 2008 Brasil ya tenía en dólares más activos que pasivos”,
lo que tuvo como consecuencia el fortalecimiento del mercado interno,
afirmó Heath. Contrario a lo que se temía con la entrada de Luiz Inácio
Lula da Silva, el rumbo de la política económica no cambió.
Política de estabilidad
“Lula reconoció la importancia de mantener una política de
estabilidad económica”, destacó William Cline, especialista en mercados
emergentes del Peterson Institute for International Economics. El
momento clave se dio antes de la primera elección del actual
presidente, cuando asumió que continuaría con las políticas de ajuste.
“El principal temor era que Lula era una amenaza y que desestabilizaría
el mercado con más déficit público”, dijo Cline.
Cuando Lula asumió el poder en 2003, Brasil sufría de inflación y
una tasa de interés de 27.5%, la más alta del mundo. Pero la
renegociación de la deuda externa redujo presión sobre este indicador y
generó la posibilidad de crecimiento para la economía brasileña,
explicó el jefe economista para América Latina de HSBC.
Hoy Brasil tiene las tasas de interés más bajas en 30 años, dijo.
Entre 2003 y 2007 Brasil generó el mayor superávit comercial de su
historia y registró su primer superávit de cuenta corriente desde 1992,
destaca el CIA World Fact Book.
“Lula da Silva reafirmó su compromiso con la responsabilidad fiscal
al mantener el superávit primario del país en la elección de 2006”,
subraya la publicación. Además, el presidente brasileño atinó al
anunciar reformas económicas para reducir impuestos y elevar inversión
en infraestructura tras asumir su segundo mandato. La continuidad de
las políticas económicas a pesar de los cambios de partidos en el poder
permiten que hoy Brasil se consolide como una economía de mercado,
calificó el especialista del Peterson Institute. La nación sudamericana
se beneficia de la demanda de las primeras potencias económicas del
mundo. “Brasil aprovecha el boom de los commodities de los últimos seis
años para equilibrar su balanza de pagos”, dijo Heath.
Petrobras también se convierte en un factor preponderante para la
economía brasileña. “Desde su fundación fue constituida como empresa
del sector privado y fue cotizada en bolsa de valores, lo que le da
exposición pública. En su principio no era muy importante porque Brasil
no tenía petróleo, cuando lo descubren se vuelve importante”, detalló.
“Los brasileños siempre tuvieron como fin encontrar en sus 10 mil
kilómetros de litoral petróleo profundo”, afirmó José Luis Reyna,
investigador del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de
México (Colmex).
Petrobras y el gobierno brasileño siempre buscaron coinversiones,
dijo Reyna, lo que generó que China hoy inyecte capital público para
explotar yacimientos en aguas profundas.
El éxito de Petrobras, acotó, fue compartir con inversionistas la “aventura” de que en Brasil había petróleo.
La apuesta tiene éxito en puerta. Reyna proyecta que en 2013 Brasil será el octavo exportador de crudo del mundo.
Proyecto permanente
“No creo que Petrobras ni el petróleo sean los puntos esenciales de un proyecto (de nación)”, dijo Reyna.
El proyecto nacional del país sudamericano abarca todas las esferas
de la vida pública. Pero en desarrollo económico los cariocas atienden
el combate a la pobreza. En 2007 Lula da Silva expone una política
económica “fundamental” al reducir el Impuesto Sobre la Renta que
benefició el poder de compra de la clase media estimada en 170 millones
de habitantes. Con ello, el consumo familiar creció 3% el trimestre
pasado, señaló el investigador del Centro de Estudios Sociológicos.
El equilibrio en el destino de las exportaciones brasileñas es un
distintivo más del proyecto de nación en Brasil, ya que le facilita
aplicar una política de no depender de un solo mercado para su
expansión comercial. “En la diversificación tengo un amparo”, afirmó el
investigador del Colmex. Esta política evitó que la crisis económica en
Estados Unidos tuviera un duro golpe sobre la economía carioca. El
trimestre pasado Brasil creció 5% del PIB, dijo.
Los talones de Aquiles
Si bien Brasil experimenta logros económicos importantes enfrenta
también dos graves problemas que son sus talones de Aquiles: la pobreza
que, aunque fue a la baja en los últimos años, aún sigue condicionando
su liderazgo, y su matriz energética. La misma que a pesar de sus
descubrimientos petroleros y sus represas repletas por las cuantiosas
lluvias de los últimos años, volvió a jugarle una mala pasada al país,
que por segunda vez en un poco más de una década quedó a oscuras por
varias horas.
Adriano Pires, era director del Centro Brasileño de Infraestructura
cuando en 2007, en medio del descubrimiento del yacimiento Tupí,
vaticinó que “entre 2009 y 2010 Brasil enfrentaría una crisis
energética, por culpa de la falta de planificación e inversión en el
sector. Por eso hasta 2010 tenemos que rezar para que llueva”, a
sabiendas que 85 % de la generación de luz en el país proviene de
fuentes hidroeléctricas. El pasado 10 de noviembre, como había ocurrido
el 11 de marzo de 1999, el país se quedó a oscuras. El gobierno dijo
que fue una falla por un rayo, pero los especialistas aseguran que el
problema es de infraestructura.
(Con información de José Vale, corresponsal)