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Brasil, rey de AL

Manuel Lombera Martínez| El Universal
Jueves 19 de noviembre de 2009
Brasil, rey de AL

FESTEJO. El presidente de Brasil, cuando el país amazónico ganó la sede para los Juegos Olímpicos de 2016. (Foto: Archivo EL UNIVERSAL )

A partir de que renegoció su deuda externa, la nación carioca generó la posibilidad de crecimiento económico

manuel.lombera@eluniversal.com.mx

Las economías emergentes son protagonistas de la transformación que se pretende impulsar en el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial tras la contracción económica.

El banco de inversiones Goldman Sachs bautizó a estas naciones como las BRIC, por las iniciales de los países catalogados. Se trata de tres naciones asiáticas: Rusia, India y China, y sólo una de América Latina: Brasil.

El lugar que ocupa en los ojos del mundo no es gratuito. Ganó su lugar tras años de transformaciones que lo ubican en el primer sitio de América Latina.

Los números bastan para reflejar esta realidad. Por encima de cualquier otro país, Brasil es la décima economía mundial con un PIB de 2 billones de dólares, indicador que creció de forma sostenida en los últimos tres años, según el CIA World Fact Book. Se estima que en 2006 el PIB brasileño se incrementó 4%; en 2007 aumentó 5.7% y para 2008 fue de 5.1%. El éxito del comportamiento de este mercado resultó de una serie de reformas profundas en las políticas públicas a partir de 1998, según Jonathan Heath, jefe economista para América Latina de HSBC.

Ese año, el presidente de aquel entonces, Fernando Henrique Cardoso consolidó la reestructura de la deuda externa, lo que permitió que hoy Brasil goce 10 años de superávit primario en sus finanzas públicas. “A principios de 2008 Brasil ya tenía en dólares más activos que pasivos”, lo que tuvo como consecuencia el fortalecimiento del mercado interno, afirmó Heath. Contrario a lo que se temía con la entrada de Luiz Inácio Lula da Silva, el rumbo de la política económica no cambió.

Política de estabilidad

“Lula reconoció la importancia de mantener una política de estabilidad económica”, destacó William Cline, especialista en mercados emergentes del Peterson Institute for International Economics. El momento clave se dio antes de la primera elección del actual presidente, cuando asumió que continuaría con las políticas de ajuste. “El principal temor era que Lula era una amenaza y que desestabilizaría el mercado con más déficit público”, dijo Cline.

Cuando Lula asumió el poder en 2003, Brasil sufría de inflación y una tasa de interés de 27.5%, la más alta del mundo. Pero la renegociación de la deuda externa redujo presión sobre este indicador y generó la posibilidad de crecimiento para la economía brasileña, explicó el jefe economista para América Latina de HSBC.

Hoy Brasil tiene las tasas de interés más bajas en 30 años, dijo.

Entre 2003 y 2007 Brasil generó el mayor superávit comercial de su historia y registró su primer superávit de cuenta corriente desde 1992, destaca el CIA World Fact Book.

“Lula da Silva reafirmó su compromiso con la responsabilidad fiscal al mantener el superávit primario del país en la elección de 2006”, subraya la publicación. Además, el presidente brasileño atinó al anunciar reformas económicas para reducir impuestos y elevar inversión en infraestructura tras asumir su segundo mandato. La continuidad de las políticas económicas a pesar de los cambios de partidos en el poder permiten que hoy Brasil se consolide como una economía de mercado, calificó el especialista del Peterson Institute. La nación sudamericana se beneficia de la demanda de las primeras potencias económicas del mundo. “Brasil aprovecha el boom de los commodities de los últimos seis años para equilibrar su balanza de pagos”, dijo Heath.

Petrobras también se convierte en un factor preponderante para la economía brasileña. “Desde su fundación fue constituida como empresa del sector privado y fue cotizada en bolsa de valores, lo que le da exposición pública. En su principio no era muy importante porque Brasil no tenía petróleo, cuando lo descubren se vuelve importante”, detalló.

“Los brasileños siempre tuvieron como fin encontrar en sus 10 mil kilómetros de litoral petróleo profundo”, afirmó José Luis Reyna, investigador del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México (Colmex).

Petrobras y el gobierno brasileño siempre buscaron coinversiones, dijo Reyna, lo que generó que China hoy inyecte capital público para explotar yacimientos en aguas profundas.

El éxito de Petrobras, acotó, fue compartir con inversionistas la “aventura” de que en Brasil había petróleo.

La apuesta tiene éxito en puerta. Reyna proyecta que en 2013 Brasil será el octavo exportador de crudo del mundo.

 

Proyecto permanente

“No creo que Petrobras ni el petróleo sean los puntos esenciales de un proyecto (de nación)”, dijo Reyna.

El proyecto nacional del país sudamericano abarca todas las esferas de la vida pública. Pero en desarrollo económico los cariocas atienden el combate a la pobreza. En 2007 Lula da Silva expone una política económica “fundamental” al reducir el Impuesto Sobre la Renta que benefició el poder de compra de la clase media estimada en 170 millones de habitantes. Con ello, el consumo familiar creció 3% el trimestre pasado, señaló el investigador del Centro de Estudios Sociológicos.

El equilibrio en el destino de las exportaciones brasileñas es un distintivo más del proyecto de nación en Brasil, ya que le facilita aplicar una política de no depender de un solo mercado para su expansión comercial. “En la diversificación tengo un amparo”, afirmó el investigador del Colmex. Esta política evitó que la crisis económica en Estados Unidos tuviera un duro golpe sobre la economía carioca. El trimestre pasado Brasil creció 5% del PIB, dijo.

Los talones de Aquiles

Si bien Brasil experimenta logros económicos importantes enfrenta también dos graves problemas que son sus talones de Aquiles: la pobreza que, aunque fue a la baja en los últimos años, aún sigue condicionando su liderazgo, y su matriz energética. La misma que a pesar de sus descubrimientos petroleros y sus represas repletas por las cuantiosas lluvias de los últimos años, volvió a jugarle una mala pasada al país, que por segunda vez en un poco más de una década quedó a oscuras por varias horas.

Adriano Pires, era director del Centro Brasileño de Infraestructura cuando en 2007, en medio del descubrimiento del yacimiento Tupí, vaticinó que “entre 2009 y 2010 Brasil enfrentaría una crisis energética, por culpa de la falta de planificación e inversión en el sector. Por eso hasta 2010 tenemos que rezar para que llueva”, a sabiendas que 85 % de la generación de luz en el país proviene de fuentes hidroeléctricas. El pasado 10 de noviembre, como había ocurrido el 11 de marzo de 1999, el país se quedó a oscuras. El gobierno dijo que fue una falla por un rayo, pero los especialistas aseguran que el problema es de infraestructura.

(Con información de José Vale, corresponsal)



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