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Aunque de manera oficial los diputados concluyen actividades el 31 de agosto, desde el mes pasado las actividades se redujeron al mínimo e incluso muchos legisladores desalojaron ya sus oficinas.

Los pasillos del palacio legislativo de San Lázaro lucen semivacíos y el restaurante del recinto labora a menos de 50% de su capacidad.

El trabajo en comisiones prácticamente ya no existe, a pesar de que por reglamento están obligadas a sesionar por lo menos una vez al mes. Mayo y junio reportaron muy poca actividad.

Entre los temas prioritarios que quedaron sin resolver se encuentran la revisión a las cuentas públicas del sexenio de Vicente Fox y la ley secundaria para regular los salarios máximos de todos los servidores públicos.

Sin importar sus ausencias o el trabajo rezagado, los 500 diputados seguirán cobrando los 152 mil pesos de dieta, más prestaciones, que van desde las tarjetas de peaje gratuito, hasta sus casi 3 mil pesos por vales de despensa, seguros médicos y gastos menores.

Para finales de agosto cada uno recibirá también más de un millón de pesos por concepto de retiro y pago proporcional de aguinaldo.

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