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Ahora, un largo regreso a casa tras la homilía

Fernando Martínez| El Universal
Sábado 13 de diciembre de 2008
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Video: Crnica: Visitan millones la Baslica de Guadalupe.

Jorge no podía más pero llegó. Al borde de las lágrimas y de rodillas, entró desde la explanada hasta el atrio de la Basílica, donde se perdió de vista entre el tumulto, en el que no era posible mantenerse inmóvil y de pie, pero que increíblemente le abrió espacio y sin pisarlo, le permitió cumplir su manda

fernando.martinez@eluniversal.com.mx

Jorge no podía más pero llegó. Al borde de las lágrimas y de rodillas, entró desde la explanada hasta el atrio de la Basílica, donde se perdió de vista entre el tumulto, en el que no era posible mantenerse inmóvil y de pie, pero que increíblemente le abrió espacio y sin pisarlo, le permitió cumplir su manda.

No venía de muy lejos, de Nezahualcóyotl, en el oriente del estado de México, para pedirle a la Virgen de Guadalupe por la salud de su mamá. “Está enferma desde hace un año del estómago... ya usa pañales”, dice el agotado hombre de 33 años, quien promete entrar a la Basílica de rodillas, todos los años, si su mamá se recupera.

Al fondo, el altavoz del Centro de Atención de Personas Extraviadas y Ausentes (Capea) no dejó de sonar todo el tiempo: “a la niña Mayra Cardozo de siete años le esperan sus familiares en este módulo... al señor Samuel Ramírez Sánchez de San Martín Texmelucan lo esperan en este lugar”.

Los extraviados se reportaban a cada minuto. Las camillas iban y venían con personas que se desvanecían por los apretujones. Era tal la cantidad de peregrinos que querían entrar al templo mariano que más de 800 boy scouts se esforzaban por mantener un espacio de 10 metros entre la multitud y las entradas principales del recinto con la intención de dejarlos pasar por bloques. “Si los dejamos pasar a todos, todos se me aplastan en las puertas...lo hacemos desde hace 30 años”, explica Karla Venta una de las coordinadores de los voluntarios de la Asociación de Boyscouts de México.

Poco antes de las 12 de la noche, de entre el oleaje de peregrinos que intentaba llegar y que tenía que esperar turno, un nuevo fiel sale y avanza de rodillas, se llama Eduardo, viene de Iztapalapa, es acompañado por su esposa Guadalupe y su pequeña hija en carreola.

Está pagando en agradecimiento porque su mamá recuperó la memoria, luego de un caída que la mantuvo con amnesia por casi un año. Ni el frío ni el cansancio fueron impedimento. En punto de la medianoche, aún sin poder entrar a la Basílica, cientos de fieles, los más cercanos a las puertas se unieron a coro y entonaron las mañanitas en honor a la virgen morena.

La homilía duró una hora y luego otro largo peregrinar, de vuelta.

—¿Ya de regreso?

—Sí, ya cumplimos, responde Adolfo quien llegó en peregrinación desde Tulancingo, en el estado de Hidalgo.

—¿Cómo se regresan?

—Caminando, así llegamos, comenta, luego de mostrar orgulloso la imagen de la Virgen de Guadalupe. “Mira, ahí se ve la marca”, expresa.

Para Ángel, su regreso a San Andrés Calpan en Puebla será más fácil aunque no menos fatigoso. Ni un minuto de descanso, al acabar la ceremonia directo a la bicicleta y de ahí a su casa, sin parar.

Algunas familias prefieren dormir en las inmediaciones de la Basílica y esperar el amanecer. Maricela Marco Mateos acude a esta festividad desde hace 10 años, esta vez trajo a sus cuatro y dos nietos, con cobijas percnotará en el lugar y por la mañana buscará como regresar a pie o en camión.

 



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