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“Contra el narco, vamos en la primera entrada”

MARTHA E. ORTIZ Y GEOVANA GAXIOLA •ENVIADA Y CORRESPONSAL | El Universal
Miércoles 06 de agosto de 2008
Aficionado al beisbol, el gobernador de Sinaloa, Jesús Aguilar Padilla, compara el combate al narcotráfico con el juego: “Será un cotejo largo. Vamos en la primera o segunda entrada y ya hemos dado muchas bases por bolas”

estados@eluniversal.com.mx

CULIACÁN, Sin.— “Como ser humano, no puedo estar exento del sentimiento de temor, claro que tengo miedo, temor como cualquiera”, expresa el gobernador Jesús Aguilar Padilla en torno al problema del narcotráfico que enfrenta Sinaloa.

Pero rechaza que con motivo del clima delincuencial que se desató tenga gastritis, insomnio o tome pastillas para dormir: “No, duermo bien. Tengo la templanza, el carácter para vivir esta circunstancia, me hubiera gustado vivir otra, y me siento apoyado por los sinaloenses y la federación”, y advierte: “Juego beisbol para estar en condiciones sicológicas para ponchar al narcotráfico”.

Sostiene que el país vive hoy un problema de seguridad nacional; “no sólo es de seguridad pública, sino de seguridad nacional, porque la delincuencia organizada se ha expresado con mucha intensidad en la mayoría de los estados. Y se tendrá que reducir esto, para dejar de ser un problema de seguridad nacional, como el que hoy vivimos”.

En entrevista con EL UNIVERSAL, en la Casa de Gobierno de Sinaloa, informó que unos 6 mil elementos, entre militares, federales y estatales, vigilan Sinaloa desde el recrudecimiento de la violencia hace tres semanas, cuyo principal ring es Navolato y Culiacán, sobre todo, este municipio. “Hubo que tomar la ciudad, en el buen sentido, territorialmente con el patrullaje conjunto y con acciones de inteligencia”.

Efectivamente, en carreteras, calles y cualquier rincón sinaloense, día y noche, estos patrullajes conjuntos semejan una zona de guerra, por lo menos para los fuereños.

Vamos en la primera o segunda entrada

—Tenemos la versión que empresarios le plantearán que requieren contar con guardias blancas.

—No hay necesidad, porque la entidad tiene instituciones que otorgan seguridad pública, preventiva, a nivel general, y a nivel específico, al empresariado mediante los Servicios de Protección Ciudadana, dependiente de la Secretaría de Seguridad Pública.

Si una empresa o persona que se dedique a actividades lícitas lo solicita y se allanan los requisitos de la Ley Federal de Armas y explosivos, se le asigna —con pago al estado— uno, dos, tres, cuatro policías.

—¿Los gobernadores venden la plaza al narco?

—-No, al menos en mi caso. Yo no he tenido nunca ninguna llamada, insinuación o mensaje, ni directa ni indirectamente, de ningún grupo del crimen organizado. Si lo hubiera tenido, lo hubiera rechazado. La función de un gobernador no es tratar con los delincuentes, sino combatirlos en la medida de la esfera de su competencia en coordinación con la Federación.

Asegura que tampoco ha sido víctima de amenazas.

Aficionado al beisbol desde niño —por “convivencia”, hoy juega en el Club Palmitas y es pitcher—, originario del municipio de Cosalá, compara la lucha contra el narcotráfico con el juego de pelota: “Es un juego largo de nueve entradas, vamos como en la primera o segunda entrada. Hemos dado muchas bases por bola, pero hay toda una estrategia, un equipo, una dirección”.

—¿Siente en ocasiones que está sentado en un bomba de tiempo?

—A veces, cuando hay expresiones extremas, como lo que pasó en Guamúchil, en Mazatlán en julio. Son erupciones volcánicas. Hemos tenido tres hechos casi ligados: jueves 10 (hubo 13 víctimas), sábado 12 (dos muertos más), y la madrugada del domingo 13 (otros nueve), serían los días más negros de Sinaloa en años, porque murió gente inocente, niñas, niños, eso no tiene parangón.

Destaca que esos tres hechos despertaron más sentimientos de temor, inseguridad y vulnerabilidad entre la población. Y esto motivó una revisión de la parte logística del Operativo Conjunto en el que desde hace meses participan Federación, estado y municipios.

En Sinaloa la lucha se ha dado más entre los grupos de delincuencia organizada y la acción del Estado muy encaminada a abatir el indicador, el número de homicidios. Mientras esto no se dé, todo lo que se haga “palidece” ante las crestas de los hechos del hampa, sobre todo homicidios dolosos y ejecuciones.

—¿Dice que 2008 puede ser la parte final de esta oleada de ejecuciones y a la vez principio?

—Esto ha costado y va a costar muchas vidas, va a durar tiempo, no se va a erradicar en dos meses, pero se tendrá que reducir. Veo 2008 como parte final e inicio, paradójicamente. Parte final, porque estoy seguro que los homicidios dolosos, el indicador, va a estabilizarse, reducirse. Y vendrán otras manifestaciones, es el inicio de otro tipo de actos de delincuencia, donde el Estado pueda ir ganando la batalla. El Estado y sus instituciones se van a imponer ante la delincuencia. Es antinatural, no podemos aceptar que el hampa se imponga.

—¿Qué fue lo que pasó hace tres semanas en Sinaloa, hubo una cresta. Ya bajó ésta?

—Sí, yo repito la frase (del presidente Calderón): Aunque no se crea, vamos ganando. Por qué? Porque realmente se han ido acotando los espacios. Si se analiza las casas, ranchos, aviones, carros blindados, armas, cartuchos y dólares asegurados, así como los detenidos, consignados y muertos entre ellos, se va acotado y reduciendo el espacio.

Y tampoco se puede decir que se va a erradicar, mientras haya consumo y demanda, va a haber tráfico de drogas. Lo que se hace es alinear toda la fuerza del Estado, para disuadir el fenómeno y llevarlo a niveles que no representen un problema de seguridad nacional.

—¿Sinaloa aporta su gran dosis a este problema de seguridad?

—Aporta su cuota junto con otros estados: Baja California, Chihuahua, Durango. Ha ido cambiando, porque empieza en Michoacán, Guerrero... y va migrando el fenómeno.



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