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Del Boicot en EU a las "tecnotribus"

J. JAIME HERNÁNDEZ| El Universal
Domingo 02 de abril de 2006
Los métodos de organización para defender las libertades civiles han tenido un cambio sustantivo con la aparición de internet. Resurge la lucha civil de carácter polifacético y una prueba es la megamarcha en Los Ángeles en favor de una reforma migratoria justa

LOS ÁNGELES .- He aquí una propuesta de reconstrucción imaginaria de la historia: ¿Qué habría ocurrido si los líderes del Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos, como Rosa Parks, César Chávez o Martin Luther King, hubieran contado con medios como internet, teléfonos celulares, la radio digital y la CNN?

¿El boicot de autobuses de Montgomery, contra la segregación racial, habría durado los 382 días que fueron necesarios en 1961 para terminar con esta práctica que se cebó en las carnes de Rosa Parks? ¿La causa pacifista del reverendo Luther King habría sido mejor conocida y entendida y su asesinato, por tanto, podría haber sido evitado aquel fatídico 4 de abril del 68?

¿Los cinco años que César Chávez (1965-1970) tuvo que invertir en boicots y marchas, para derrotar a los barones de la uva y conseguir mejores condiciones para los trabajadores inmigrantes, se habrían reducido considerablemente?

¿El movimiento estudiantil de 1968 contra la guerra de Vietnam habría sido capaz de acortar una guerra que duró 11 años y que, al final, se saldó con la caída de Saigón en manos de los comunistas (1977) y dejó entre dos y tres millones de muertos?

Más allá de la especulación, algo es seguro. Las cosas no habrían sido como lo son hoy y el devenir de la Historia habría ido por otros derroteros.

Pero, como la historia no puede ser modificada en sentido inverso, lo único que nos queda es la posibilidad de especular con el pasado desde el presente, para recrear lo que los filósofos e historiadores han bautizado bajo el nombre de ucronías, es decir, el ejercicio de la utopía aplicada a la historia.

Nos alcanzó el futuro

Desde que el Congreso de Estados Unidos aprobó, en 1791, la Declaración de los Derechos Civiles, para consagrar la libertad de expresión y el derecho de su pueblo a manifestarse, los métodos de organización para defender las libertades civiles que consagra la primera enmienda de la Constitución, han experimentado un cambio sustantivo.

Desde entonces, el derecho a la igualdad ha supuesto una lucha sin intermisión y una cruenta colección de mártires, líderes carismáticos y héroes anónimos, sobre todo entre sus minorías hispana y afroamericana, para hacer valer su Constitución.

Desde las primeras campañas de "acción directa" que contemplaban boicots, movilización de masas, tomas de edificios públicos, los llamados freedom rides (viajes en autobús por grupos multirraciales de jóvenes para poner a prueba la segregación a comienzos de los 60), hasta la resistencia no violenta, la desobediencia civil y la objeción de conciencia, la lucha por los derechos civiles ha experimentado un continuo proceso de transformación de los métodos y de las estrategias de lucha.

Cambios que han revolucionado y evolucionado hacia terrenos insospechados desde la irrupción de internet, el teléfono celular, la radio digital, los periódicos online y los telenoticiarios a escala planetaria.

"En muchos sentidos se han cumplido muchos de los augurios que habíamos hecho desde 1995, cuando ya anticipábamos que el boom de internet supondría la expansión de movimientos de tecnotribus online, donde grupos de personas separados por miles de kilómetros y unidos por intereses comunes e ideas afines, marcarían la diferencia en los movimientos de lucha social en defensa de los derechos humanos", aseguró a EL UNIVERSAL Gerald Celente, fundador del Trends Research Institute de Rhinebeck, Nueva York, una de las voces más autorizadas y respetadas en lo que a tendencias se refiere.

Para Celente, el futuro no sólo nos ha alcanzado, sino que está a punto de rebasarnos desde que "la apremiante realidad de cambios y mutaciones", parece haber acorralado el análisis de futurólogos y analistas de tendencias al punto que sus propuestas son revisadas cada vez con mayor frecuencia para poder actualizar sus fechas de caducidad.

Gerald Celente, un hombre que se define a sí mismo como un "ateo político", que ha vaticinado que California, Nuevo México y Texas volverán a ser demográficamente mexicanas, opina que, lo más preocupante de esta situación, es "la miopía y arrogancia anglosajona" con que el gobierno de Estados Unidos ha seguido afrontando la reformulación de sus políticas internas y su relación con el mundo entero.

"Estados Unidos parece que no ha sabido interpretar los signos de un futuro cambiante. O no lo hace por el terrible miedo que tiene a mirarse en el espejo y descubrir que, su arrogancia y la defensa a ultranza de sus intereses corporativos, sólo ha aumentado la brecha que separa hoy a ricos de pobres en este país y ha acentuado el sentimiento antiestadounidense en todo el planeta.

"Las recientes protestas de jóvenes, que llevan años reagrupándose en torno a redes de blogs para protestar contra los recortes en los presupuestos de educación, van a seguir aumentando en la medida en que la rabia y la frustración que han experimentado (sus padres como inmigrantes indocumentados y ellos mismos), se siga acumulando ante la falta de soluciones.

"Estamos hablando del resurgimiento de un movimiento de lucha civil de carácter polifacético, sin jerarquías definidas, ni liderazgos marcados que unirá las voces y la lucha de aquellas minorías que han sido olvidadas. Todo el mundo cree, por ejemplo, que lo que pasó en Nueva Orleáns tras el paso de Katrina, es cosa del pasado. Pero la comunidad afroestadounidense no está dispuesta a olvidarlo, lo mismo que los jóvenes hijos de inmigrantes latinos que seguirán tomando las calles"

Un primer atisbo de esta nueva etapa podría ser la megamarcha de los más de 500 mil manifestantes que, el pasado sábado 25 de marzo, se echaron a las calles de Los Ángeles para exigir una reforma migratoria justa, humanitaria y comprensiva.

La marcha, una demostración de fuerza sin precedentes en la historia de las luchas de los derechos sociales en Estados Unidos, dejó entrever el poder y la fuerza de un movimiento que respalda la causa de 12 millones de indocumentados en ese país

Un movimiento que ha revelado su carácter polifacético y su actuación al margen de los liderazgos históricos de los dirigentes chicanos y de los líderes religiosos y comunitarios.

Un movimiento que parece haber llegado para quedarse y que podría marcar una nueva era en la larga y tumultuosa historia de los derechos civiles en Estados Unidos.



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