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Operan en torno a CU bares disfrazados

Gerardo Suárez| El Universal
Lunes 28 de abril de 2014

NEGOCIO. Algunos giros, que al parecer servian comida, ya solo venden cerveza
Operan en torno a CU bares disfrazados

CLANDESTINO. Las chelerías son instaladas sin el permiso de las autoridades y, a veces, sin medidas de Protección de Civil. (Foto: ADRIÁN HERNÁNDEZ / EL UNIVERSAL )

A menos de 300 metros de Ciudad Universitaria, en la colonia Copilco, operan al menos 10 expendios de cerveza disfrazados de pizzerías, restaurantes o antojerías, así como tiendas de conveniencia que venden alcohol a estudiantes

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VIOLAN NORMATIVIDAD
Mapa

Del restaurante de comida corrida en la esquina de Arquitectura y Copilco, colonia Copilco Universidad, sólo quedó la fachada, pues no hay más que cerveza en las mesas ocupadas por jóvenes y oficinistas.

La primera pregunta del encargado es “qué le ofrezco de beber”. Los pizarrones de una pared que enlistan una serie de platillos casi no importan a los clientes.

El lugar llamado Tomoacalli, ubicado en el número 74 de la calle Arquitectura, a un par de calles de Ciudad Universitaria (CU), se convirtió en una especie de bar irregular que aprovecha la afluencia de jóvenes que buscan convivir y beber cerveza, lo mismo en lunes que en fin de semana.

El inmueble cuenta con un uso de suelo para funcionar como antojería, sin permiso para vender alcohol, según la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi).

Un litro de cerveza cuesta 50 pesos que se pagan al recibir la botella. Cumple con parte de las medidas de protección civil como tener señalamientos para no fumar y qué hacer en caso de emergencias.

De acuerdo con el artículo 26 de la Ley de Establecimientos Mercantiles los giros de impacto zonal son aquellos negocios cuya actividad principal es la venta o distribución de alcohol en envase abierto o copeo. Su ubicación queda prohibida “a menos de 300 metros de los centros educativos”, así como en zonas de uso habitacional.

Esto lo incumplen las chelerías de Copilco y de ello está consciente Carlos Fabián, estudiante de Ingeniería civil, quien asegura que la mayoría de antros de la zona son clausurados constantemente: “No son muy cómodos, no tienen la seguridad debida, pero pasamos por alto ese tema y nos vamos a relajar”.

Dice que en lugares como el Cenote Azul cuidan no rebasar el cupo en comparación con sitios como el Blow, cerrado en octubre pasado: “En algunos otros se excede la capacidad y sólo tienen una salida”.

Sin permisos

En la colonia Copilco Universidad y una franja de Copilco el Alto, se contabilizaron 10 negocios cuyo giro principal, en la práctica, es la venta de cerveza. La mayoría se ostentan como pizzerías o restaurantes con venta de cerveza pero en casos como el Bene, el Cenote Azul, el Wiikends y el Café 76, se puede pedir alcohol sin alimentos.

EL UNIVERSAL solicitó a la delegación Coyoacán una relación de permisos en la zona para vender alcohol, pero no hubo respuesta.

Sin embargo, la propia delegación puntualizó que ya que la colonia Copilco Universidad es primordialmente habitacional, “seguramente”, los lugares que operan como bares o chelerías operan de forma ilegal.

La demarcación y el Instituto de Verificación Administrativa del Distrito Federal (Invea) informaron que se han cerrado cerca de 18 establecimientos —entre finales de 2013 y lo que va del año—, tan sólo en la zona de Copilco.

El 21 de febrero, se verificaron 11 chelerías del mismo perímetro y se clausuraron o suspendieron ocho, según el jefe delegacional en Coyoacán, Mauricio Toledo.

A los establecimientos que venden alcohol habría que sumar cerca de cinco tiendas de conveniencia, una incluso frente a la entrada a la Facultad de Odontología, en la cual se observa la venta frecuente de alcohol a jóvenes universitarios.

Problema de seguridad

La proliferación de estos giros y antros clandestinos en Copilco se relacionó con la violencia e inseguridad en años pasados.

El robo a transeúnte es el delito más cometido en la zona, según la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF). Uno de los problemas, según los estudiantes, es que muy temprano no hay iluminación en la calle.

“El problema no es cerrar chelerías, sino lo que conlleva, la violencia, las adicciones, y por eso en ese tema vamos a mantener operativos”, indica el jefe delegacional en Coyoacán, Mauricio Toledo.

En agosto de 2009, dos jóvenes fueron asesinados en el acceso de la plaza Pabellón Copilco, sitio que llegó a concentrar casi 15 antros y chelerías.

En marzo de 2010 fue baleado un joven al interior de un establecimiento clandestino en el sótano de la plaza. Ahora no quedan de esos giros en el edificio.

El 2 de abril pasado, David “N” murió al ser arrollado por un tren en la estación del Metro Copilco. Al parecer, una riña con sus compañeros, todos en aparente estado de ebriedad, ocasionó el presunto un homicidio imprudencial del joven.

“Aquí vivió ‘El Tapatío’ Méndez”

Coyoacán tiene una población de 620 mil 416 personas: 52.9% mujeres y 47.1% hombres. La población flotante que llega diariamente a CU es de 300 mil personas entre alumnos, trabajadores y académicos.

“Ha bajado mucho la calidad de vida, se supone que era una colonia residencial”, afirma Lilliam Saucedo, quién llegó a vivir en 1983 a Copilco Universidad, en la calle Comercio y Administración, y ha visto la transformación de la colonia.

Según ella, se han multiplicado los establecimientos mercantiles y los comerciantes en vía pública (al menos hay 100 sobre el Paseo de las Facultades).

Agrega que los ambulantes y los locales colocan enseres en la vía pública y dificultan la movilidad.

Asegura que en las noches, el antro Bene genera mucho ruido.

Los vecinos recuerdan que en su calle vivían profesionistas, académicos de CU e incluso algún director del Banco de México en el sexenio de Adolfo López Mateos.

Coyoacán es una delegación con grado de marginación y rezago social muy bajo. Su promedio de escolaridad es de 11.66 años, superior al promedio del DF (10.54 años); además, 150 mil 523 de sus habitantes son profesionistas.

Los habitantes de la zona recuerdan a un vecino que habitaba en la calle de Comercio, Roberto, Tapatío, Méndez, entrenador de fútbol americano de los Pumas de la UNAM, quien se convirtió en leyenda al ganar nueve campeonatos de la Liga Mayor.

“El Tapatío vivió enfrente de mi casa y aquí también tuvo su casa otro entrenador Alonso García”, comenta Alfonso Cortés Obregón, vecino de la zona y quien fue contador en la construcción de CU.

“Busqué una casa en esta zona para estar más cerca de mi trabajo, aquí llegué hace 55 años y era muy tranquilo”, cuenta el octogenario.

Ahora, percibe lo contrario con el crecimiento de Ciudad Universitaria, los diversos giros mercantiles incluidas las chelerías.

Inicios de la colonia

La colonia Copilco Universidad nace casi a la par que CU en la década de 1950. La colonia formaba parte de terrenos propiedad de Tomás Valles, quien fraccionó (los terrenos) y su nieto Tomás Russell, quien participó en la urbanización de la zona, narra Gregorio Iturbe (83 años), vecino de la zona, quien trabajo al lado de Russell.

Lourdes Chehaibar, directora del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación de la UNAM, resalta que la construcción de CU transformó una zona rural en un polo de actividades científicas, culturales y esas condiciones trajeron consigo la urbanización.

“En los 70, la matrícula estudiantil de la UNAM pasó de 100 mil a 280 mil alumnos por la ampliación de CU, del CCH y las ENEP’s (campus universitarios), lo que implicó una matrícula de profesores mayor. Ellos llegaron a poblar la zona universitaria”, reseña la académica.

Como alumna de la UNAM, Chehaibar recuerda que se construyeron varias unidades habitacionales ubicadas en lo que ahora se conoce como la colonia Romero de Terreros, junto a Copilco Universidad: “Eran de puros profesores universitarios”.

Copilco requiere atención especial

El coordinador del área urbano-ambiental en la Facultad de Arquitectura de la UNAM, Juan Felipe Ordoñez, considera que el mercado ha ganado espacio a la zonificación habitacional que inicialmente tenía Copilco Universidad.

Ello, porque tiene una “ubicación privilegiada” para ofertar servicios que necesitan a diario miles de universitarios y que representa una presión que ha modificado la zona.

Dice que la colonia contigua a CU requiere de un estudio especial para su reordenamiento, pero aun así, hay usos “incompatibles”, como la venta de alcohol, que por norma está prohibido cerca de escuelas.

Considera que estos establecimientos cerca de universidades deben regularse como en otros países para no generar molestia a vecinos, pues ir a beber una cerveza es parte del esparcimiento, “una actividad ligada a la juventud”.

Raúl Flores, ex delegado de Coyoacán, recuerda que con las facultades de Economía y Arquitectura se hizo, en 2011, un diagnóstico de la colonia Copilco Universidad para la creación de un barrio universitario, cuya finalidad era reordenar los usos de suelo, generar plantas bajas con comercio para la vida estudiantil (librerías y establecimientos regulados para beber cerveza), además de coordinar con la UNAM, la construcción de edificios para que estudiantes los alquilaran.

Sin embargo, agrega, el proyecto no fue considerado “prioridad” por la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi).

“Sigo creyendo que se tiene que encontrar otra vocación del suelo para esta parte de la ciudad... reconocer su vocación de paso de estudiantes y de lugar de convivencia de académicos y estudiantes”, añade.

También en Copilco El Alto

El fenómeno de las chelerías también prolifera en la colonia Copilco El Alto, junto a CU. En la calle Alfonso Pruneda hay dos establecimientos con venta de cerveza: el Cenote Azul (en el número 24) y el Wiikends (a un costado, en el 26), que atraen a decenas de jóvenes a consumir alcohol, sobre todo los fines de semana.

También está el Café 76, en Andrés Osuna, una casa habitación acondicionada como chelería.

“Ya en la tarde tienen acceso y después de unas horas se van en muy mal estado. En la calle y en los autos ves bastantes desfiguros, siguen bebiendo en la banqueta, se pelean”, relata un vecino que pidió el anonimato.

Añade que negocios como La Taza de los Sueños, una cafetería con actividades culturales, se han tornado problemáticos, pues realizan conciertos de rock dos veces a la quincena y venden cerveza cuando se realizan esos eventos.

Por ello, este vecino presentó una queja ante la Procuraduría Ambiental y de Ordenamiento Territorial (PAOT). Hasta ahora, ésta es la única denuncia contra antros de Copilco, según la propia autoridad.

En el sistema ciudad.mx de la Seduvi, el establecimiento Cenote Azul sólo tiene un certificado de uso de suelo para comercio en planta baja, es decir, para funcionar como restaurante en una superficie de 158 metros cuadrados.

En el caso del Wiikends (que según los vecinos comenzó como un pequeño bar que se fusionó con otros establecimientos), sólo tiene un certificado de uso de suelo para cafetería en una superficie de 28 metros cuadrados y el sistema muestra una solicitud (de este año) para obtener un certificado de zonificación.

Desoyen normas

El artículo 10 apartado A, fracción I de la ley de Establecimientos Mercantiles, establece que los giros de bajo impacto, vecinal y zonal tienen entre sus obligaciones “destinar el local exclusivamente para el giro manifestado en el aviso o permiso, según sea el caso”, lo que no ocurre en los comercios visitados.

La fracción V señala que deberán cumplir con los horarios que tienen y no dejar clientes adentro después del horario permitido, pero en casos como el del Tomoacalli, a pesar de indicar en un pizarrón que su cierre es a las 22:00 horas, se observó que la gente seguía adentro después de ese horario.



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