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Durante 2013, según cifras oficiales, 51.5 millones de mexicanos han experimentado “episodios de hambre” debido a la falta de ingresos suficientes para ingerir alimentos, aunque la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) se fijócomo meta para próximos cinco años reducir de 44% a 40% la población afectada por tal carencia vinculada con la pobreza.

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) define que hay episodios de hambre leve, severa o moderada en las personas que en los últimos tres meses dejaron de desayunar, comer o cenar por la falta de ingresos; también a aquellas que sintieron hambre pero no comieron, que tuvieron que ceder sus alimentos a otro miembro de la familia o que únicamente realizan una comida al día.

Se solicitó a la Sedesol una declaración sobre sus objetivos de avance para los próximos años, sin embargo, la dependencia no emitió respuesta alguna.

En el Programa Sectorial de Desarrollo Social de la Sedesol, publicado ayer, se definen metas en la reducción de los niveles de desnutrición infantil y esperan que, con las acciones de esta administración, el promedio nacional de 13.6% de niños con desnutrición crónica pase a 12.2% para 2018.

Para el caso de la anemia en niños —donde el país está arriba del promedio del continente africano— se prevé reducir 2 puntos porcentuales, lo que representa 200 mil niños menos con este padecimiento.

Una de las mayores metas es también reducir la pobreza entre los mayores de 60 años y se espera que pase de 20.8% a 15%.

Con este objetivo se busca “dotar de esquemas de seguridad social que protejan el bienestar socioeconómico de la población en situación de carencia o pobreza” consideradas como adultos mayores.

Afecta aumento en precios

El programa advierte que en el periodo reciente, entre los causantes principales de los elevados niveles de pobreza alimentaria de la población se encuentra el aumento de los precios de la comida que ha repercutido en el poder adquisitivo del ingreso de las familias.

Señala que “en la mayor parte del periodo 2005-2013, la tasa de crecimiento del valor de las canastas alimentarias fue mayor que la inflación promedio, lo cual se tradujo en un menor poder de compra de los alimentos y afectó particularmente a las familias de menores ingresos, las cuales destinan a la compra de alimentos una mayor proporción de su gasto total”.

El programa explica que las personas que se encuentran en pobreza extrema enfrentan mayores restricciones para ejercer el derecho a la alimentación.

Durante 2012, siete millones de personas presentaban carencia de acceso a la alimentación y pobreza extrema, de estos 3.1 millones residen en zonas rurales y 3.9 millones se encuentran en zonas urbanas; el 25.8% de ellas son población indígena y el 45% son niñas, niños y adolescentes menores de 18 años.

Acciones federales

Las líneas de acción para la reducción de la falta de alimentos se centran en las transferencias condicionadas, como a través del Programa de Apoyo Alimentario (PAL), además de servicios preventivos de salud, nutrición y becas educativas.

Se reconoce que “las transferencias monetarias a la población de bajos ingresos han permitido contener el avance de la pobreza; sin las transferencias, el tamaño de la población en pobreza multidimensional hubiera sido mayor en 2012”.

Advierte que para alcanzar los objetivos de reducir la pobreza y lograr “el acceso equitativo a los derechos sociales” es necesario reforzar la entrega de transferencias monetarias con otras estrategias que construya oportunidades productivas para la población.

Agrega que se buscará promover “entre las dependencias federales mecanismos e instrumentos para erradicar el hambre”.