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Malgastan en las garitas días de vida

Laura Sánchez / corresponsal| El Universal
Lunes 30 de septiembre de 2013
Malgastan en las garitas das de vida

RUTINA. Alrededor de 70 mil mexicanos viajan todos los días de Tijuana a San Diego, California, para trabajar o estudiar. (Foto: LAURA SÁNCHEZ / CORRESPONSAL )

Tijuana, una ciudad dormitorio; mexicanos que laboran en EU pierden horas formados para cruzar la frontera

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TIJUANA

Dicen que el color de la piel no los delata. Ni siquiera su inglés a medio pronunciar. A un mexicano que trabaja en Estados Unidos lo identificas por la chamarra bultosa que carga al hombro al mediodía, cuando encandila más duro el sol.

Se les ve adormilados en los mostradores de fastuosos centros comerciales, restaurantes, contestando teléfonos en los call centers y hasta en las oficinas de gobierno de Estados Unidos; en otros reconoces que es un trabajador mexicano ese hombre de ojos chiquitos que va cabeceando en el troley, recargado en su mochila y titiritando de frío.

Para los “trabajadores transfronterizos” —que laboran en EU, pero viven en ciudades fronterizas de México— el día empieza temprano. Es la factura que pagan por trabajar en el primer mundo.

La angustia laboral comienza desde un día antes:

“Son las 12 de la noche y sabes que tienes que levantarte entre las tres y cuatro de la mañana. Duérmete, duérmete tienes tres horas de sueño. Son las dos de la mañana y no lograste conciliar el sueño. Me queda una, sí la armo.

“Imposible abrir los ojos sin despertador; te paras adormilada, pero no puedes darte el lujo de quedarte en la cama. Sabes que 10 minutos harán la diferencia: llegar tarde incrementará tu tiempo de espera para cruzar la garita de San Ysidro, con rumbo a San Diego, California.

“Si llegas a las cinco de la mañana podrías cruzar en una hora, pero si llegas a las cinco con diez, harás dos horas. No te arreglas; te levantas despeinada. No hay tiempo que perder, tienes que agarrar el taxi y correr a la línea si no te descuentan cada minuto de retraso”, cuenta Mónica Ibarra, trabajadora transfronteriza desde hace 10 años.

“Ya en la línea para cruzar a EU, la brisa congela tus movimientos. Los inviernos tijuanenses descienden hasta los ocho grados centígrados. Nada te tapa del viento, por eso la chamarra se convierte en tu único aliado, la misma que te delatará horas más tarde”.

“¿Vienes de Tijuana, verdad?”, es obvia la pregunta. “Nadie que vive en EU usa chamarrota al mediodía”, dice Mónica, quien trabaja en un banco desde hace tres años en San Diego. “Ese elemento tan sencillo te delata como mexicana, otro más trabajando en su país”.

La mujer de 27 años trabaja y estudia en San Diego, California, desde los 15 años. Recuerda que los primeros años cruzaba con un tío en carro, sin embargo, llegaba al vecino país muy temprano. Se refugiaba del frío en uno de los toboganes de su escuela. Adentro “echa bolita” dormía un par de horas hasta que salía el sol. Sabe que así será el resto de su vida…

Se incrementan trabajadores

Según el Colegio de la Frontera Norte (Colef) calcula que en los últimos años se ha incrementado el número de trabajadores transfronterizos; es decir, aquellos mexicanos con residencia legal o hijos de mexicanos nacidos en Estados Unidos, pero que no ganan salarios tan altos para vivir en ese país.

Aunque es difícil obtener un dato preciso, calculan que oscila entre 50 y 70 mil personas sólo en Baja California. Cruzan diariamente la frontera a pie en o en carro para llegar a su trabajo del otro lado. Utilizan a Tijuana como “ciudad dormitorio”.

Antonio Meneses, investigador del Colef, explicó que este fenómeno comenzó a registrarse desde mediados de los años 60 cuando se otorgaron mayores facilidades para que los mexicanos pudieran tener a sus hijos en California.

“Aunque es gente de todas las edades, últimamente son los jóvenes los que trabajan en centros comerciales. Podemos encontrar mexicanos que a diario recorren más de 40 kilómetros para llegar a sus empleos. Algunos, en ocasiones, son señores que llevan hasta 30 años cruzando la frontera”, dice.

Expone que un trabajador en un mal día tarda en cruzar hasta tres horas, fenómeno que se registra desde que se suscitó el ataque a las torres gemelas en 2001 y los protocolos de seguridad recrudecieron.

“Se incrementaron por el narcotráfico, el tráfico de indocumentados y a eso se unió la amenaza del terrorismo. Cuando Estados Unidos ha querido castigar se incrementan los protocolos de revisión; se alargan de cuatro a cinco minutos por carro. Es una tragedia”, asegura Meneses.

José de Jesús Sánchez trabaja desde 1990 en San Diego en un campo de golf, localizado en Chula Vista. Al principio se levantaba a trabajar a las cinco de la mañana, pero desde 2001 todo cambió. Gran parte su vida se convirtió en pasar 24 horas, en promedio, semanal haciendo línea.

“Me tengo que dormir como a las siete de la noche, casi en cuanto salgo del trabajo, porque tengo que estar saliendo de mi casa a las 12 y media de la noche, para que a la una deba estar en la línea, que cruzo como a las tres o cuatro y me duermo en el estacionamiento del trabajo; no me puedo arriesgar”, atestigua.

Tercera garita, en puerta

Al ser Tijuana la frontera más transitada del mundo, por donde se cruzan 100 mil carros diariamente, se planea la construcción de una tercera garita que se hará con recursos del gobierno federal de México y el Departamento de Transito de California, así como la Asociación de gobiernos de San Diego.

Con una inversión superior a los 700 millones de dólares se tiene estimado que comience a operar a principios del año 2017.

Mario Orso, director de planeación del Departamento de Transportes de California, dice que se están realizando estudios para saber qué tipo de garita se abrirá, pero en principio se estima será para vehículos, transporte pesado y peatones.

El proyecto denominado Garita Mesa de Otay ll surgió en 2006 y está programado que inicié operaciones en 2017, a finales de 2015 se espera empiecen a construir la garita en ambas fronteras.

La planeación como la infraestructura en Baja California estará a cargo de la Secretaria de Comunicaciones y Transportes, mientras que quienes llevarán la construcción será el gobierno estatal. “Sí va a desahogar el trafico, pero más que eso lo que se planea es manejar mejor el tráfico”, detalla Mario Orso.



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